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Assange: Temor, control y crímenes de guerra

El fundador de WikiLeaks fue sometido a un cacheo estando desnudo y luego trasladado a una celda mínima, el mismo día en que el Ministerio del Interior británico firmó su extradición a Estados Unidos, según denunció Stella, esposa del periodista. El periodista es intensamente reclamado por la Justicia estadounidense, por la publicación de más de 700.000 documentos clasificados sobre las actividades militares y diplomáticas de Estados Unidos, especialmente en Irak y Afganistán. Se enfrenta a 175 años de prisión.

Stella Assange relató que le dijeron a su marido que «para su propia protección» lo trasladarían a una celda vacía en la prisión londinense de alta seguridad de Belmarsh, donde está recluido desde 2019. Informó, además, que no recibió visitas durante el fin de semana posterior a la firma sobre su extradición. “Imagínese cómo es para él tener que procesar esto solo”, lamentó. El Gobierno británico confirmó el 17 de junio la extradición de Assange a Estados Unidos, país que lo acusa de espionaje en virtud de una ley votada en 1917 para impedir la divulgación de informaciones confidenciales en tiempo de guerra.

John Rees, uno de los principales miembros de la campaña para la liberación de Assange, consideró que «esto es simplemente un castigo extrajudicial», destaca Télam. «Tenemos que redoblar nuestros esfuerzos para detener la extradición, por el bien de Assange y por la defensa de una prensa libre», expresó.

La Justicia estadounidense ataca en la figura de Assange a toda la prensa, castigandólo para dar el ejemplo, para atemorizar a quiénes pudieran publicar investigaciones que ilustren sobre los crímenes de guerra de la gran potencia. Entre los más de 700.000 documentos clasificados que ventiló WikiLeaks, sobre las actividades militares y diplomáticas de Estados Unidos, especialmente en Irak y Afganistán, figuraba un video que mostraba a civiles, incluidos dos periodistas de la agencia de noticias Reuters, que murieron por disparos de un helicóptero de combate estadounidense en Irak en julio de 2007.

Si el periodista es extraditado, se enfrenta a una condena de 175 años de prisión, en un caso que las organizaciones de defensa de los derechos humanos denuncian como un peligroso ataque a la libertad de prensa. En enero de 2021, la justicia británica decidió a su favor cuando la jueza Vanessa Baraitser rechazó la extradición por considerar que el australiano, de frágil salud física y psicológica, corría el riesgo de suicidarse en el sistema penitenciario estadounidense.

Pedidos de libertad

Pero en diciembre de 2021, Washington logró que la Alta Corte de Londres anulara esa decisión, asegurando que no sería encarcelado en la prisión de alta seguridad ADX de Florence, en Colorado, donde están detenidos miembros de la organización yihadista Al Qaeda. Y «garantizaron» que recibiría la atención clínica y psicológica necesaria, mencionando incluso la posibilidad de permitir que cumpliera su condena en su Australia natal.

Organizaciones de defensa de la libertad de prensa, como Reporteros sin Fronteras (RSF) y Amnistía Internacional se oponen a esta extradición porque temen que Assange sea sometido a condiciones de aislamiento en prisión que agravarían el riesgo de un suicidio.

La Federación Internacional de Periodistas (FIP) junto con una docena de sindicatos de prensa instaron hoy a las autoridades británicas a «liberar inmediatamente y sin condiciones» al fundador de Wikileaks, Julian Assange, después de que la semana pasada Londres firmara su extradición a Estados Unidos.

«Pedimos que Julian Assange sea liberado, rehabilitado (y) entregado a su familia, que pueda al fin vivir normalmente», dijo en una conferencia de prensa en Ginebra Dominique Pradalié, presidente de la FIP, que representa a 600.000 profesionales de medios de comunicación de más de 180 sindicatos y federaciones de 140 países.

«Si Julian Assange es liberado, se le habrán robado diez años de su vida», hizo notar Pradalié.

«Esto sienta un precedente muy peligroso para la libertad de prensa», agregó Mika Beuster, copresidente de la Asociación de Periodistas Alemanes, que cuenta con 30.000 miembros. 

“Al extraditar a Assange, estamos tomando como rehén a la democracia”, proclamó, por su parte, Pierre Ruetschi, director del Club de la Prensa suizo.

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