Me dice Rubén que no es el primero, que tiene un montón y los guarda en…
“Dale hacé la foto que nos estamos empapando los dos”
Tony Valdez conoció a Diego Maradona cuando El Diez jugaba en los Cebollitas, en las inferiores de Argentinos Juniors. Años después lo fotografió en diferentes etapas futbolísticas de su vida. Valdez se especializa en fotografía periodística y documental, es editor y curador independiente.

Dos de las fotografías que más recuerda Tony se las hizo a Maradona una tarde lluviosa, en el predio de Ezeiza, en 1994. “La selección estaba entrenando para el mundial de Estados Unidos. En la cancha estaban los jugadores y habían puesto esos cartelitos que ponen en los entrenamientos para que troten. Había uno que tenía el número diez. Estaba esperando que Diego pasara justo por ese cartel para sacarle una foto y se largó a llover. Se fueron todos, hasta los otros fotógrafos. Pero Diego se quedó en la cancha haciendo jueguito. Entonces yo también me quedé, porque él estaba ahí. De repente Diego me ve y me dice: ‘Bueno, dale. Hacé la foto que nos estamos empapando los dos’. Esa es la actitud de alguien que no se cree dios a pesar de que todos pensamos que lo era”.
Aunque Valdez no se especializa en fotoperiodismo deportivo, cuando trabajaba en agencias de noticias europeas lo único que le pedían eran fotos de Diego: “Él era el eje de la nota. Lo que pasa es que El Diego fue El Diego desde que empezó”. Y justamente esa afirmación debe haber sido la que selló la relación entre las fotos y El Diez.

“Yo estaba trabajando y había veces que me encontraba con un tipo adelante que te decía ‘no quiero hacer fotos’, porque estaba harto. Y había otras veces que era genial y re buena onda”, comenta Tony y agrega: “La relación con él y las fotos fue como era El Diego: un poco contradictoria”.
Valdez destaca que la enseñanza, lo rescatable, de Diego Maradona es que siempre fue un tipo de barrio. “Se junta todo, y por eso la gente lo quiere tanto. Era un genio jugando al fútbol y también era una persona coherente, porque ser coherente también implica tener contradicciones, en las que podemos estar de acuerdo o no con muchas de ellas”, explica Tony.

“Él siempre fue igual, cuando vivió en Barrio Parque siguió siendo el pibe que salió de Villa Fiorito, me tocó verlo en esa situación y seguía siendo el de los inicios. Y eso, también acarrea todas las contradicciones que podíamos ver en él como en cualquier otra persona”, reflexiona.

Para Tony Valdez, la noticia de la muerte de Maradona fue “otro suceso triste en un año horrible”, aunque admite que no le sorprendió tanto la noticia porque se esperaba que algo pudiera suceder, “aunque no esto”, afirma. Desde el inicio de la pandemia Valdez se encuentra en Córdoba por lo que no tuvo oportunidad de ir a la despedida masiva que le hicieron a Maradona en Casa Rosada. Aún así admite: “Lo de la gente no me sorprende, pero me sigue emocionando porque aparte sé que era un tipo merecedor de todo esto”.

Dejando de lado por un momento su profesión, Valdez admite que “verlo al Diego fue volver a divertirme viendo jugar al fútbol”, y por último agrega: “Mi respeto para con él y su contradicción, es que era una persona que nunca abandonó la clase a la que pertenecía, y eso, en un mundo plagado de éxitos y meritocracia, es lo más respetable (más allá de que daba placer verlo jugar al fútbol)”.
