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Abrió sus puertas “La Casa del Tilo”, un multiespacio autogestivo en Martín Coronado

La pandemia del Covid 19 nos metió ̈puertas adentro y muchos espacios tuvieron que cerrar sus puertas. Poco a poco comienzan a ver la luz y abren lugares nuevos para intercambiar momentos con amigos y vecinos. Este es el caso de La Casa del Tilo, creado por Natalia Gencarelli. El lugar cuenta con un gran espacio verde y varios cuartos que funcionan como salas de ensayo y lugares de recreación. 

La Casa del Tilo es espaciosa y colorida. Esta ubicada frente a las vías del ferrocarril Urquiza, entre la estación de Villa Bosch y Martin Coronado. Tiene un gran terreno verde donde se realizan los eventos. Al fondo, un viejo árbol de nísperos, del que cuelga una hamaca paraguaya, da una apacible sombra sobre una parrilla. La Casa presta la locación y los servicios según la demanda. Lo que se brinda es un espacio para quienes necesiten desarrollar una actividad, ya sean talleres, clases, charlas, o encuentros. También funciona como sala de ensayo y se hacen ciclos de ensayos abiertos de bandas de la zona.

Fotos: Andrés Cardozo

Natalia Gencarelli inauguró hace algunas semanas el espacio de “intercambio cultural y laboral. La idea de la Casa “es que puedas vivir de tu virtud. Está apuntado al laburo comunitario”, explica Natalia. La Casa cuenta con una cocina donde se preparan las comidaspara los eventos y un cuarto de recreación para niños. “La idea es crear una economía comunitaria, en donde se puedan ofrecer las actividades propias”, continua Natalia. Sobre todo la casa apunta a las actividades artísticas, en donde los artistas puedan vivir de lo que aman hacer.

Desde la entrada se nota que es un lugar especial, con una energía muy alegre: cuadros de artistas amigos de la casa ambientan el espacio, las paredes muestran murales coloridos, móviles de latitas recicladas cuelgan por distintos lados, rayuelas y otros juegos pintados en el piso, hamacas para niños y una importante huerta con más de veinte hierbas aromáticas y hortalizas. El nombre de la casa proviene del árbol de tilo que hay en la puerta, es por eso que se ofrecen infusiones de tilo sin costo para los que participen de las actividades de la casa.

Fotos: Andrés Cardozo

La creadora del espacio explica que este proyecto es “un destello” de su forma de vida. Afirma que lo venía pensando desde hacia tiempo y que la pandemia ayudó a materializar su idea: “Me sentí siempre atraída en crear una economía comunitaria y en mi vida siempre fui independiente, anarquista y antisistema. Me pareció atractivo dentro de la ciudad gris poder crear un portal, una dimensión y poder ir mechando el arte y la vida, para mi es un estilo de vida”.

Y continúa: ̈”La Casa del Tilo me da la oportunidad de unir el ser con la materia, todo mi laburo de herboristería, curandera y sanadora, se mezcla con el afuera, a través del arte. Es un lugar sagrado, para el despertar mas que nada. Es importante para mi que sea autogestivo, autónomo y poder llegar a producir lo más posible desde la casa, desde nosotros mismos. Se trata de volver a lo artesanal, a las raíces. Esa siempre fue mi misión. Haber encontrado esta casa me dio la oportunidad de materializar esto que prácticamente lo vengo trabajando desde que nací, esta forma de vivir¨.

Fotos: Andrés Cardozo

La gestora del espacio comenta que su idea personal es, en estos eventos y encuentros, poder trasladar todos sus conocimientos de medicina alternativa, como por ejemplo a través de infusiones, licores terapéuticos y lúdicos, tinturas madre y hechizos: ¨Veo muy atractivo que el mundo de la herboristería sea protagonista, eso es algo que amo, acá entra el aquelarre¨.

La idea que propone Natalia Gencarellies es “que toda la materia prima, todo lo que se pueda producir, sea parte del laburo comunitario, y con el buffet la casa pueda proveer toda la materia. Si toca una banda, para presentar un disco, por ejemplo, que en esa fecha se cubra todo: la prensa, la fotografía, la dirección en general. Entonces ahí entran en juego las actividades que pueden ofrecer todas las personas de la comunidad: desde el que ofrece comida hasta el que saca las fotos, y así se arma la economía comunitaria. El lugar funciona a través del intercambio”.

Fotos: Andrés Cardozo

En cuanto a los artistas, esta pensado especialmente para los músicos, para que no solo dependan de pasar una gorra o cobrar una entrada, sino para que puedan abrir un abanico de posibilidades y así generar un rueda de economía para todos. ¨Somos una generación de micro emprendedores y el espacio está pensado para nosotros. Quiero despertar el ser y que vivas de tu virtud¨, remarca Natalia.

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