El genocidio sionista contra el pueblo palestino no es un hecho aislado ni un “conflicto reciente”:…
Alicia Benítez, un pincel para narrar las injusticias
La artista, que hace poco fue reconocida por el Concejo Deliberante por su trayectoria y su trabajo, recibió a Zorzal Diario en su casa de Villa Lynch. Para llegar a su atelier hay que atravesar toda la vivienda, que incluye la antigua casa de su madre, que parece un museo, con toda su obra exhibida en las paredes y hasta en las cortinas. Toda la casa respira su arte: desde grabados de los años ’60 hasta electrografías de la crisis del 2001: “El arte no es para elegidos, sino que es parte de un trabajo”.

Alicia nació en 1941 en Buenos Aires. Su padre era de Paraguay pero se consideraba Argentino, era periodista de cine así que siempre tuvo un estímulo hacia el arte de su parte. Su madre le dejó el amor por el trabajo y la organización, cosas que la siguen alimentando hasta hoy.
“Trabajé de docente en primaria y secundaria, y me jubile en 2007. Hice intervenciones en la Escuela de Bellas Artes y fui capacitadora docente, porque siempre me interesó el arte y la didáctica del arte: como hablar con el otro, como darle a conocer sus posibilidades creativas, partiendo de la premisa de que el arte no es para elegidos, sino que es parte de un trabajo” afirma Alicia Benítez.

¿Qué es el arte para vos ?
Un lenguaje, que cuando lo cultivas resume cada minuto de tu vida, y para estar en el arte también tenes que estar con una idea hacia la persona que sos y queres construir. Es también cuando enseñas como despertar el sentido de la vida y de la creación en el otro. Lo que decimos los maestros de primaria cuando los chicos te dicen no me sale: “vos podes, sos capaz”, esa es la idea.
¿ Cómo llegaste al arte y cómo te definís como artista ?
A través de mi papá siempre me llegó el arte de distintas maneras, entonces cuando tenía que entrar al secundario no sabía si estudiar escenografía o bellas artes, y había una necesidad de armar cosas en mi vida, no solo de leer y saber, poder conectar el saber con el hacer. Estudiar arte te permite aprender y responder desde vos a eso que aprendes. En el ’55, que fue el golpe de estado, viví todas esas situaciones en la escuela. Ahi fue que La Fede, la juventud comunista, me daba un camino para pensar la vida, y me metí en la federación juvenil hasta la adolescencia. El partido tenía una fuerza política importante, que se fue deshilachando.
¿ Y cómo atravesaron tu proceso como artista las distintas etapas sociales del país ?
No poder volver a dormir a mi casa cuando fue el golpe contra Perón a mi me sumerge en una realidad donde mi cuerpo participa del campo social, entonces para mi el campo social y popular eran los vehículos para conocer el mundo. En ese momento me surge la pregunta que nos hacemos todos los artistas: ¿para quien trabajamos y que decimos con nuestra imagen? Yo sentí que el alimento era el campo popular y las luchas obreras, las luchas sociales. Hoy con 81 años me sigue interesando el campo popular, que nos sigue dando elementos para decir: ¿que quiero hacer con mi obra?, ¿a quien estoy dirigiendo mi mensaje?

¿ Como viviste esa época ?
Estuve dos veces presa, pero era un momento donde estar presa por temas estudiantiles era un juego, no era como en el proceso que estabas presa y no sabías si volvías. La primera vez fue en el ’56 o ’57, que nos pusimos frente al consejo de educación pintando: “fuera Delia Isola”, que era la interventora de la Escuela Nacional de Artes Visuales. Nos metieron a todas en un camión, éramos jovencitas y mi papá me tuvo que ir a sacar. La segunda ya en la Pueyrredón, tomamos la escuela y fuimos todos caminando a la seccional que está sobre la calle Las Heras, cerca de Callao, ahí estuvimos toda una noche y me fue a buscar mi esposo porque ya estaba casada, era una joven señora embarazada y entonces estuve presa en la peluquería de la seccional, me dieron el sillón de cortarse el pelo. Estar presa en un momento donde el proceso no estaba entre nosotros era un juego, después durante la dictadura del ’76 era jugarse la vida.
¿ Qué o quiénes te inspiran ?
Mis compañeros, los que caminan junto a mi y también los que están enfrente. Me inspira la derecha, que está dominando el mundo y me da más argumentos para luchar por la distribución equitativa de la riqueza. Me inspiran las desigualdades y ese es mi mensaje, por eso todavía tengo cosas para decir con el arte, porque las desigualdades crecen en una medida desmesurada.

Hace poco tuviste un reconocimiento en el Consejo Deliberante ¿que sentiste al recibirlo ?
El reconocimiento a mi trabajo empiezó cuando participé de las actividades que hizo RAF (Rojo al Frente) en San Martín. Actividades que son absolutamente nuevas e interesantes, donde el encuentro con artistas de todo tipo era mensual. En ese intercambio de experiencias, RAF me reconoce como una artista antigua, por llegar a los 80 años con vitalidad y ganas de hacer. Me proponen hacer una muestra y un libro para mi cumpleaños, y salió. Los reconocimientos empiezan por ahí. Después, el Concejo Deliberante llega porque la parte de cultura del municipio también estaba en conexión conmigo y con mis actividades, y se hizo un apoyo unánime que terminó en este reconocimiento.

También sos reconocida en España, ¿ como llegas a exponer allá ?
Estuve en 2017 en la Bienal de Venecia con una invitación de Cultura. Solo tuve que pagar el viaje, y el seguro de salud es tan caro para una docente jubilada que ya que lo tenía, aproveche y me fui a España, ya que hablamos el mismo idioma. Luz Darriba que vive en Lugo se enteró y me fue a buscar. Fuimos a la fiesta de los revolucionarios españoles y pasamos por “O Vello Carcere”, un centro cultural que fue una cárcel durante la época de Franco. Entonces yo digo, acá tienen que estar mis obras, y quedó ese compromiso que sucedió este año porque en 2019 hubo elecciones en España y después la pandemia. Este verano pasado me llegó la propuesta si seguía y dije que sí. Tenía una obra que tiene que ver con el hombre que lucha, sufre y tiene ideales, que trata de dar imágenes para un mundo mejor. Fue una experiencia muy interesante y conmovedora, estaba expuesta en cinco celdas. Colgar la obra en cada una fue sentir el murmullo de los que habían estado ahí, hermanándome con ese momento de lucha, del hombre que quiere un mundo mejor, como los artistas.
¿ Algo que no hayas podido pintar ?
Seguramente muchas cosas, pero por ahora con mi diario hacer estoy satisfecha. Seguro hay muchas cosas que me falta decir y pintar, y no las hago sola, las hago con el grupo El Paraíso, que nos damos unos permisos maravillosos. El trabajo en grupo, estar con otro en el momento de tener la pintura en tus manos y las ideas en comunión, es fundamental.

¿Queres decirnos algo que haya quedado fuera de esta entrevista ?
Pude llegar a una vida maravillosa, que es la de ser madre. Desde chica, además de que me gustara el arte, mi ilusión era tener hijos, tuve dos, que crecieron y son hermosos: Paula y Camilo. Son docentes y muy creativos, aunque ninguno hizo pintura. El papá de Camilo, Miguel, era director de teatro, creativo y divertido, se fue muy joven de gira, lo extraño, pero otros amores como el arte, la amistad y la vida me completan.