El genocidio sionista contra el pueblo palestino no es un hecho aislado ni un “conflicto reciente”:…
“Amenazó con prenderme fuego”
Patricio Valentino Giuri es una persona trans no binarie con capacidad de gestar. Hace tiempo denuncia que sufre violaciones sexuales, torturas físicas y psicológicas por parte de su ex pareja, con quien tiene un niño de 2 años y medio que -según su testimonio- también fue abusado por el violento. La víctima es del barrio San Andrés, pero por cuestiones de seguridad permanece en otro partido.

Durante el dialogo que mantuvo con Zorzal Diario reveló la terrible pesadilla que vive. Giuri exhibe diez presentaciones judiciales, que realizó en la Fiscalía N ° 4 de Lomas de Zamora, en otros juzgados y hasta en comisarías de Capital Federal. Ahora mientras cumple con el aislamiento obligatorio por la pandemia recibe amenazas del victimario en las que le dice: “enferma, te mato y después te prendo fuego”.
El caso se hizo público un día antes del “ruidazo” que se realizó el lunes 30 de marzo desde balcones y ventanas de todo el país. Las mujeres, lesbianas, travestís, trans y no binares repudiaron la violencia machista y denunciaron un incremento desmesurado en las cifras de femicidios en lo que va de la cuarentena.
“Cuatro años atrás conocí a un varón heterosexual. Desde el principio aceptó mí identidad de trans no binarie. Me junté con él, me embaracé y tuve a mi hije (sic). Desde ese momento la relación fue una locura, nos separamos muchas veces, me encontraba solo con un bebé y no tenia a donde ir”, cuenta a Zorzal Diario, Patricio Giuri, de 24 años.
Y continúa relatando desde su dolor: “Desorientado y con miedo empecé a ver que estaba con un psicópata. Siempre me obligaba a tener relaciones sexuales con él por la fuerza. Pedí ayuda en la Oficina de Género de Lanús y le pusieron una perimetral. También me dieron un botón antipánico y me llevaron a la casa del violento. Lo hicieron con el fundamento de que era viernes y no encontraban lugar para que estemos con mí hije (sic)”.
“Me fui de su casa pero volví. Durante meses me golpeó y me amenazó durante meses. Estaba cansado de la situación y no sabía qué hacer. El violento se encargaba de que sienta que él me violaba por mi culpa. Yo estaba cansado de trabajar todo el día y después atenderlo porque era mi marido. Durante mucho tiempo intenté salir de esa situación pero no encontraba la forma. Cada vez que me violaba perdía un pedazo de mí alma. Yo tenía miedo que él le haga daño a mi hije (sic)”, agrega Giuri.
“Cuando logré escapar una persona me dio lugar en su casa. Recuerdo que pasé días enteros entre llantos pidiéndole perdón a mi hije (sic) por lo que había pasado. Pero esta persona que me había hospedado me echó, fue un viernes a las 12 de la noche”, recuerda muy angustiado.
Mientras tanto, el violento insistía por mensajes para que vuelva a la casa, relata la victima y afirma que su ex pareja se había puesto muy obsesivo por las redes sociales. “Desamparados pasamos una noche en un hospital, muertos de frío, nadie nos ayudó. No sabía qué hacer y llamé al perverso. Le pedí que por favor nos fuera a buscar, él me pidió perdón. A los 15 días de estar ahí volvió a ser el mismo de siempre: a darme violaciones correctivas y trompadas. Su fundamento era ‘no tenés pito, no sos un hombre, estás enferma, si no estás conmigo no estás con nadie’, así me decía”.
Giuri soportó todo esto durante semanas, mientras iba buscando ayuda y un lugar para estar con su hijo: “La noche del 4 de junio de 2019 el violento violó a mi bebé. Me ató a la cama para que lo viera una y otra vez ,y de ese modo entendiera que yo soy ‘una enferma y que me tengo que curar’. Se masturbó con la mano de mi hije (sic) y le tiró semen en la cara. Mientras me decía que si intentaba separarme de él iba a ser peor. Cuando logré desatarme agarré a mí bebé y escapé a la casa de un vecino, que llamó a la policía pero el perverso escapó”.
La terrible situación que atravesaba condicionó a que Giuri se quede en la vivienda del agresor. No terminaba de entender lo que le había pasado, estaba en estado de shock. “Tenía muchísimo miedo e intentaba llamar a un conocido que venga a salvarnos de ese infierno. Cuando logré comunicarme con alguien, sentí barretear la puerta. Era el violento y su padre, que es ex policía y estaban armados. Venían a matarme y prenderme fuego con mí hije (sic) adentro de la casa. Entre gritos y pedidos de auxilio logré que se vayan”, cuenta Giuri.
“Hice la denuncia y después me refugié en la casa de unos amigos con mi hije (sic). Él me seguía amenazando y persiguiendo. Me mudé a Capital Federal y el día del cumpleaños de mi hije (sic) él me pide acercarse al jardín de primera infancia diciendo que estaba ‘arrepentido’. Fui a denunciarlo y le aplicaron la perimetral”.
En una de las denuncias que esgrime, dice que el lunes 11 de noviembre de 2019 el violento rompió con la medida impuesta por la justicia: “Me agarró mientras caminaba por el centro y me subió a su auto por la fuerza. Estuve secuestrado, me violó y me pegó durante cinco horas. Se comunicó por teléfono con una de mis amigas y le dijo que me iba a matar. Viendo que no había respuesta del otro lado, frenó el auto y empezó a abusar sexualmente de mí nuevamente. Me decía que lo hacía porque soy ‘una enferma’ y que ya me había advertido sobre eso”. Luego del feroz episodio que sufrió, una de sus amigas alertó a la policía sobre lo que estaba pasando.
Giuri pudo escapar del vehículo y corrió hasta una boca de subte. Allí había mucha gente, un patrullero y recibió atención del personal del SAME: “Después del ataque fui a denunciar las torturas y violaciones. Estuve 48 horas sin poder dormir. Cuando me desperté, recibí un llamado del agresor. Volví a la justicia y me dieron nuevamente un botón antipánico. Días posteriores a esto, no tenía ningún recurso y tuve que salir a trabajar. Cuando iba por la calle, el violento intentó atropellarme con su auto. Salí corriendo para salvar mi vida y tropecé con el cordón del asfalto. Me fisuré el tobillo y tengo que operarme. Ahora que estamos en cuarentena amenaza con matarme y prenderme fuego. Necesito que la Justicia me dé una solución”, finaliza con mucha angustia.