ÁRBOLES EN MI BARRIO
¿Cuántos árboles hay en San Martín? Tamara Legnazzi es ingeniera agrónoma, vive en Villa Bonich y desde muy chica sintió curiosidad por los árboles. Con la intención de conocer más sobre el arbolado de San Martín, se propuso generar un censo de árboles. En 2021 inició su proyecto de concientización Árboles en mi barrio, a partir de sus ganas de difundir y visibilizar la importancia de los árboles en el ambiente urbano y sus respectivos cuidados. Trabajó como inspectora de arbolado en la Ciudad de Buenos Aires y en el Ministerio de Ambiente. También da clases de relevamiento ambiental en la Escuela Secundaria Mitre.
Un estudio sobre la capacidad termorreguladora de los árboles y su importancia para el microclima urbano concluyó que las zonas arboladas de las ciudades se mantienen entre dos y cuatro veces más frescas que los espacios verdes urbanos sin árboles. Los árboles producen oxígeno, secuestran CO2, albergan una buena parte de la biodiversidad urbana y proporcionan beneficios a la población. Un árbol maduro puede absorber hasta 150 kg de gases contaminantes por año. Esto indica que los árboles juegan un papel importante en la mitigación del cambio climático.

Con la intención de conocer más sobre el arbolado de San Martín, Tamara se propuso generar un censo de árboles. ¿Cuántos árboles tenemos? ¿Hay especies nativas? ¿Están sanos? ¿Hay más lugar para plantar?, fueron algunas de las preguntas que se hizo a la hora de llevar adelante el muestreo.
“Arranqué por mi casa, en Villa Bonich. Seleccioné ochenta manzanas, de esas elegí diez al azar y fui a mirar. El árbol más abundante era el Ligustro, que no es un árbol. Está por todos lados. Otra cosa que encontré muy común es que hay muchas veredas anchas, con mucho pasto que está buenísimo y que quizá no hay árbol, pero hay algo vegetal cumpliendo igual un montón de funciones. En esas 10 manzanas había 250 árboles y 125 canteros vacíos, podrías subir un 50% de la cantidad de árboles solo plantando en donde ya hay lugar. En San Martín Centro también hice muestreo y hay muchos, muchos menos árboles. Es tremendo porque ahi camina mucha gente por la calle, entonces estar el rayo del sol, todo el día, es tremendo”, contó Tamara.
Legnazzi cree que esto se debe a una cuestión comercial. “Quizás hace 20 años ahí había un árbol y el que alquiló el local o el que lo compró, lo sacó y ahora son entradas de autos. Si no hay un diseño y una planificación de la ciudad se los va comiendo el cemento, por el pensamiento que tiene mucha gente todavía de que el árbol no va, es sucio u ocupa espacio”, afirmó.
Es evidente que cada verano que pasa es más caluroso, sobre todo en los grandes centros urbanos, Tamara cree que las ciudades deberían ir preparándose para atravesar estas situaciones, “sino va a ser bastante difícil” comentó.

Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la ubicación estratégica de los árboles en las ciudades puede ayudar a enfriar el aire entre dos y ocho grados centígrados. Por ejemplo, la ubicación correcta de los árboles alrededor de los edificios puede reducir la necesidad de aire acondicionado en un treinta por ciento, y reducir las facturas de calefacción de invierno entre un veinte y un cincuenta por ciento.
Sobre la planificación del arbolado en las ciudades, Tamara cree que plantar es un “pasito muy chiquito” de lo que implica llegar a tener árboles sanos. “Da para pensar si está bueno que todos los árboles sean plantados al mismo tiempo porque después en vez de tener una especie de pirámide poblacional, lo que tenés es lo que pasa acá con los paraísos; todos tienen la misma edad. Ahora están todos viejos, mal podados y podridos. Necesitas recambios permanentes, que haya generaciones jóvenes y otras más viejitas de árboles y que eso vaya teniendo un equilibrio,” explicó. Y agregó que para eso es necesario personal capacitado y formado para llevar adelante la tarea.

“En términos económicos, podemos pensar también que si vos cada tanto tenés que arreglar la vereda, porque una raíz la rompió, es mucho más barato que todo el aire acondicionado que te estas ahorrando”. Tamara da un ejemplo más de los beneficios económicos de los árboles en las ciudades: “Un kiosco que está en la parada del colectivo al lado del árbol, va a tener a la gente ahí parada a la sombra y va a vender, hay un montón de razones y ejemplos. Ni hablar si uno piensa en una ciudad con tanto tránsito y tanto humo”.
Hay muchos mitos o creencias arraigadas alrededor de los cuidados de un árbol, por ejemplo, que cuanto más podás el árbol mejor crece. “Esto no es real”, cuenta Tamara y explica que el árbol después de eso, entra en un estado de alarma donde destina todos sus nutrientes guardados a que las hojas nuevas empiecen a brotar. Entonces un árbol que constantemente es mal podado todos los años, le estás sacando continuamente sus reservas de nutrientes y llega un punto que ese árbol se pudre, se seca o se le caen las ramas.

“Uno no puede estar forzando al ambiente a que acepte esto que uno le impone”, dice Tamara y sigue: “Tiene que ser al revés, yo veo qué ambiente tengo y en función de eso veo que plantar, por eso estamos tratando de cultivar soja en cualquier lado, tomate en cualquier lado, y eso es con un costo ambiental enorme porque estamos alterando condiciones ambientales que son frágiles en pos de un capricho; plantar un plátano en una vereda, es lo mismo que ir a cultivar soja en Catamarca”.

ZONA CRITICA

El área reconquista registra una gran cantidad de consultas por problemas en la piel. Si bien esto podría también estar asociado a la cercanía con el CEAMSE y la calidad del aire, también hay un factor clave que es la exposición al sol. “La solución es muy fácil, hay que plantar”, dice convencida Tamara. Ella considera que hay que pensar en los árboles como un servicio más, ya que también generan ciertas complementaciones a los servicios básicos más conocidos como electricidad, cloacas, etc.
Los árboles maduros regulan el flujo de agua y desempeñan un papel clave en la prevención de inundaciones, tan frecuente en la zona del área reconquista en San Martín. Según la OMS, un árbol maduro, puede interceptar más de quince mil litros de agua por año.

“Si tu barrio tiene árboles, ya tu necesidad de electricidad es menor. Si tenés árboles que están continuamente bombeando el agua del suelo y tenés un suelo sano, cuando hay una lluvia fuerte esa agua se absorbe o se retiene en los árboles y no necesitas un millón de alcantarillas y un arroyo entubado, necesitas suelo que absorba el agua y vuelva a un ciclo mucho más parecido al que hay en un pastizal o al que hay en un bosque”.

Tamara hace una lista de otras razones por las que contemplar a los arboles como un servicio: “Baja la presión, te baja las hormonas del estrés, respiras mejor, respirar más hondo, y caminas más lento porque no te estás muriendo de calor. Estás más tiempo en un espacio más agradable, tienen un montón de impacto y, de nuevo, si uno se quiere poner hasta súper materialista eso también ahorra plata, porque esa persona se infarta menos, camina más, lleva una vida más sana. Ocuparse del arbolado es de salud, es economía, es seguridad del barrio, es un montón de cosas, tenemos que saber todo esto para dimensionarlo y valorarlo”.

Fotos: Lais Giovannini

