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Caminata por una Reserva Ecológica en San Martín

por Carolina Monteleone y Delfina Pedelacq

Son las nueve de la mañana del sábado y en la intersección de las calles El Zorzal y Cisneros en Villa Hidalgo se va acumulando gente bajo las escasas sombras. Vecinos y vecinas, militantes de organizaciones sociales, barriales y la iglesia se unen bajo un mismo reclamo: una reserva ecológica para San Martín.

Participaron organizaciones locales como la Asociación Civil Flor de Loto, La Colmenita, cooperativas de recuperación ambiental como la Daniel Rollano Reconquistadores, Bella Flor y Juventud Recicla.

Entre gorras y bidones de agua la gente realizó una caminata por lo que sueñan, será una reserva ecológica. La marcha inició a las nueve de la mañana con la Virgen de Luján y un santo, “el Negro Manuel”, a la cabeza de la columna que enfrentó una de las jornadas de calor más extremas del verano.

“San Martín se merece una reserva natural”, “Reserva ecológica ya”, fueron algunas de las consignas de los carteles que desfilaron mientras algunas esquinas desprendían olores nauseabundos por la descomposición de la basura expuesta al sol.

Un vecino historico de Villa Hidalgo, Cuqui Pizarro explicó mientras acompañaba:  “Toda mi vida fui amante de la fauna. Acá descubrí una especie que no es conocida, la comadreja colorada. Hay que tratar de hacer esta reserva urgente para que esto no desaparezca.” 

Rafael González de la Radio Reconquista, lleva más de 30 años en José León Suarez. Caminando entre la gente con su boina gris y una medalla de la vírgen, contó: “Hace muchos años mis viejos y mis tíos se iban a bañar al río. Festejábamos la primavera, armábamos competencias de barriletes con escuela. Lo que estamos haciendo es recuperar esa costa que por derecho es nuestra. Queremos usarlo como lo hacían nuestros padres, nuestras familias, nuestros vecinos”.

Desde el punto de partida de la movilización hasta la entrada de lo que sería la futura Reserva hay quince cuadras. Para las diez de la mañana la temperatura ya sumaba 35 grados. Sin embargo en el acto central se realizó una ronda con escasos paraguas y algunas personas refugiadas bajo un único árbol a un costado.

El Padre Adolfo, quien caminò junto a la multitud con una botella de agua en la mano, costeò las vías del tren para llegar al camino del  Buen Ayre, a la puertas de la futura reserva donde fue uno de los oradores: “Se cae de maduro que la situación del clima, la ecología, todo se pone cada vez más complicado. Esto es fundamental: luchar para que los vecinos tengan un espacio de esparcimiento, un espacio oxigenado, un lugar para desarrollar la vida” 

Ya a las puertas del predio de  250 hectáreas que la comunidad busca convertir en reserva, el clima desértico amainó y corrió un viento suave. Sin que se estuviera a la vista, el acto se desarrolló a menos de un kilómetro del Río Reconquista.

El Padre Adolfo, recordó que no es la primera vez que estos santos populares están en el territorio: “En el año 1630 cuando esto era un paraíso pasaron por este lugar dos carretas que iban para el norte. En esa carreta iba la una imagen de la Virgen de Luján y otra de Manuel. La primera noche de esa caravana fue aquí a orillas del Río Reconquista. Podemos decir que la Virgen y Manuel estuvieron acompañando este espíritu de nuestro pueblo. Que vuelva a pasar por acá en este reclamo tan justo y tan necesario me parece un regalo de Dios”.

Durante muchos tramos del acto, grupos de activistas se dispersaron para explorar el terreno y ver con ojos propios el lugar del que se hablaba y por el que fueron convocados a luchar. Tanto así, que las voces de los parlantes convocaban a la gente para que volvieran al acto, hasta que resignada una de las oradoras dijo: “vayan, exploren el lugar, que es nuestro”.

“Hoy es un día que marca un antes y un después con respecto a la organización comunitaria, a cómo vamos compartiendo los mismos objetivos, todos en el marco del buen vivir y sobre todo, en el marco de que nuestras comunidades puedan acceder a estos espacios tan necesarios para las familias de los barrios de la periferia”, explicó Lalo Paret vestido con una camisa blanca a medio desabotonar.

Mientras un joven le sostenía un paraguas para protegerlo del rayo de sol, Paret dijo: “Nos alejamos de la naturaleza y hoy estamos dando otra vez un paso muy importante para encontrarnos con ella de nuevo  para reconquistar este hábitat signado por la basura que al mismo tiempo es una herramienta de vida”.

Sobre las paredes antes blancas ahora se puede leer en grandes letras azules ‘Reserva Ecológica Río Reconquista’. Teresa Pérez, parte del Bosque Urbano, se acercó al micrófono luego de pintar. Con su overol azul lleno de pintura también se animó a hablar:  “Hace muchos años venimos reclamando y haciendo educación ambiental. Muchas veces nuestros pibes y pibas no conocen el humedal que pisan. Nosotros y nosotras vivimos arriba de un humedal”.

Cuando el reconocimiento del terreno terminó y las paredes quedaron pintadas con las consignas, el nombre de la futura Reserva es un hecho. Las flores y los carpinchos dibujados son la primera prueba de la pretensión activista de la recuperación del acceso al Río Reconquista.

Leonardo Grosso quien vive en San Martín y es candidato a intendente por el frente politico Futuro San Martín, fue el último orador de la jornada. Es el autor de la ley que busca convertir el terreno reclamado en reserva natural a contraposición del municipio de San Martín que pretende convertirlo en un depósito industrial. Hacia el mediodía Grosso arengò a la multitud sobre la importancia de proteger el último espacio verde del municipio. Con la ropa transpirada, y una bandera whipala colgada de una mano, una joven sostuvo un cartel que decía : “No es calor, es desmonte”.

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