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Central vuelve a soñar

Central Ballester tiene una historia difícil pero viene encarando un proceso de reconstrucción ambicioso: “Nuestra camiseta con el pañuelo de las madres de Plaza de Mayo se la dimos a Hebe de Bonafini y después le llegó al Papa Francisco”, pone como ejemplo Ezequiel Fernández, actual secretario de prensa del club, con los pies sobre el suelo donde estará montado el nuevo estadio.

Central Ballester tiene una historia difícil pero viene encarando un proceso de reconstrucción ambicioso: “Nuestra camiseta con el pañuelo de las madres de Plaza de Mayo se la dimos a Hebe de Bonafini y después le llegó al Papa Francisco”, pone como ejemplo Ezequiel Fernández, actual secretario de prensa del club, con los pies sobre el suelo donde estará montado el nuevo estadio.

En otra de sus camisetas también le brindaron un homenaje a los fusilados de José león Suárez en 1956 y en 2011 -en la Masacre de Carcova-, con un objetivo principal que se vio reflejado en la que llegó al Vaticano: la visibilización.

Hoy, el club va en vías de una reconstrucción en lo territorial para concretar el sueño de su nueva sede ubicada en Suárez, en el límite de San Martín con San Isidro y pegada al camino del Buen Ayre. Si todo va bien estaría terminada en marzo de 2018 para que el equipo pueda jugar su próximo torneo en su nueva cancha. Actualmente milita en la Primera D y hace de local en el estadio de J.J Urquiza ubicado en Loma Hermosa, también partido de San Martín.

Consiguió el ascenso a la C en 1995 y años después sufrió la pérdida de sus terrenos en Carcova por errores de la Comisión Directiva (CD) anterior. Central actualmente cuenta con una CD repleta de hinchas y con 100 socios que también “juegan de aportistas” para que el equipo fundado en 1974 vuelva a tener un espacio para sus planteles, tanto para entrenar como para jugar los encuentros de la Asociación del Fútbol Argentino. El actual lugar con el que cuenta el club fue del Ceamse, que se lo donó a la Municipalidad de General San Martín. En 2001, bajo la intendencia de Ricardo Ivoskus, el municipio cedió el terreno en comodato a la institución.

Con lo que le da AFA mantiene a su plantel, paga el alquiler de cancha a J.J Urquiza y de a poco va recaudando para hacer realidad el sueño del estadio propio. Todavía falta mucho, pero es una realidad que El Auriazul ya empezó a construir la división para enmarcar la cancha. Como Ferro y Comunicaciones, Central vuelve a soñar de la mano de lo más noble que tiene un club social: sus hinchas.

 

 

Por Camilo Alfieri.

Fotos: Evelyn Schonfeld.

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