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“CÓMO ENJAULADAS PERO SEMBRANDO MEMORIA”

Hace 44 años, el 24 de marzo de 1976, a través de un golpe, se instaló la dictadura militar en Argentina. Hablamos con la “Abuela” de San Martín, una de las mujeres que salieron a reclamar por la vida.

1982, Delia Giovanola participa de la marcha de los jueves en la Plaza de Mayo.

Delia Giovanola se encuentra sentada en una de las sillas de su cocina en su casa de Villa Ballester y mira el balcón donde colgó su pañuelo blanco. Cuarenta y tres años atrás y en la Plaza de Mayo, participó de su primera protesta contra la dictadura cuando fundó -junto a otras 11 mujeres-, abuelas de Plaza de Mayo.

En noviembre de 2015 la noticia sorprendió al país cuando una de las abuelas encontraba a su nieto Martín. En ese momento declaró: “Quiero verlo, quiero conocerlo, hay adentro mío 39 años amontonados”. Era Delia, vecina de Villa Ballester. Desde entonces su nombre cobró mucha más relevancia en San Martín.

“Hablar con la juventud es mandar un mensaje al futuro, son las nuevas generaciones que van custodiar nuestro país”

Hoy, cinco años después del encuentro, cuenta que estuvo con el celular desde que comenzó la cuarentena, y en especial el 24 de marzo. Le duele mucho la cervical por estar tanto tiempo con la cabeza mirando para abajo. No se amiga del todo con la tecnología, prefiere hablar por teléfono. Sin embargo envió audios, videos e hizo teleconferencias con escuelas de Santa Fé, Chaco, Moreno y San Martín. Lo hizo para el ministerio de derechos humanos y para el sindicato de docentes. Cada mensaje lo cierra diciendo: “treintamil somos todos”.

Junto a Estela de Carlotto celebrando el hallazgo de su nieto.

Han pasado mas de cuarenta años y Delia define a las abuelas como una ‘especie en extinción’, pero no deja de transparentar su esperanza: “Estamos muy sorprendidas con las nuevas generaciones. Hablamos incluso con otros grupos de derechos humanos sobre el tema. Los jóvenes vienen con un empuje que nunca nos imaginamos”.

Éste mes de la memoria es único que pasó en un su casa, pero recuerda las infinitas escuelas que visitaron conversando con estudiantes a lo largo de estas cuatro décadas: “Hablar en los colegios y con la juventud es mandar un mensaje al futuro para que las nuevas generaciones custodien nuestro país. Son nuestros futuros gobernantes, son nuestros nietos”, dice.

En noviembre de 2015 ella encontró a su propio nieto, y cuenta que como otros nietos y nietas les ayudan a llevar adelante su actividad miliante. “Mientras viva una abuela, la que manda es una abuela, pero nos ayudan muchísimo. Ponemos cara de rígidas, de autoridad, pero la verdad que nos ayudan mucho”, cuenta Giovanolla en una de las ultimas entrevistas que queda en su lista del día.

“Todos inventan nuevas formas de comunicarse con nosotras y difundir nuestra búsqueda.”

Días antes de que el Covid19 fuera declarado pandemia, Delia se sorprendió por una teleconferencia, era un puñado de nenes y nenas de nueve años desde el aula de una primaria y “vos vieras con cuanta certeza me hablaban y me preguntaban”, se ríe, suspira y habla con voz de descanso: “todos inventan nuevas formas de comunicarse con nosotras y difundir nuestra búsqueda.”

Durante la jornada del 24 atendió a cuatro radios, a Zorzal Diario, recibió un llamado de un veterano de Malvinas que vive en el barrio de Malaver, al ministerio de derechos humanos de la Nación y mandó un video a un jardín de infantes que se llama “Barriletito”.

Fotografía tomada por Delia Giovanolla.

Sobre la particularidad de no poder manifestarse en la plaza, dice que trabajó muchísimo más porque en la calle, el día se pasa más rápido y en la virtualidad le tocó atender un llamado tras otro. “Estamos como enjauladas pero seguimos sembrando memoria”, finalizó Delia Giovanolla, quién el mes pasado cumplió 94 años.

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