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Condenas sin cárcel para los policías que asesinaron a Luciano Alt
“Finalmente las cosas no resultaron como esperábamos”, escribió Analía Muñoz, la mamá del nene de 6 años que fue atropellado el 13 de febrero de 2016 en la puerta de su casa, en uno de los accesos a La Rana. El Juzgado en lo Correccional número 5 de San Martín condenó a Jonatan Godoy (26), el conductor del móvil, a 2 años y 10 meses, y lo inhabilitó por 10 años para ser funcionario público y para conducir vehículos.
Juan Quintana (55), el policía que iba de acompañante, que se fugó del lugar a bordo del móvil que debía ser periciado, y que no preservó la escena del crimen, fue condenado a un año y también fue inhabilitado para ejercer como funcionario público por dos años. Hasta el momento del juicio seguía trabajando como policía, aunque había sido trasladado a La Matanza.
A partir de estas condenas, Asuntos Internos de la Policía Bonaerense podría decidir exonerarlos de la fuerza. “El fallo se quedó corto, aún cuando, como mamá, ni diez condenas me hubiesen devuelto a Luciano. Perder un hijo es algo que te descoloca de raíz”, dijo Analía Muñoz a Andar Agencia. Y agregó: “Si bien la expectativa de pena era baja; el juez tuvo la oportunidad de meterlos presos, existía la posibilidad y no lo hizo”.
De hecho, en el caso de Godoy, tanto la fiscal Ana Di Leo como el abogado de la familia, Marcelo Biondi, habían pedido una pena de 4 años y medio, en cuyo caso hubieran tenido una condena de cumplimiento efectivo.
La familia de Luciano hizo todos los esfuerzos por que haya justicia. El año pasado debieron afrontar un juicio ante otro tribunal que fue suspendido “por motivos personales” de la jueza, cuando sólo faltaba que declare un perito.
En las últimas horas volvieron a contar una y otra vez lo sucedido antes las cámaras de televisión. Si bien las penas que establece la legislación para los delitos de tránsito son moderadas, en este caso era importante dejar en claro que Godoy estuvo 10 minutos parado en la esquina de la casa de la familia Alt, que en su primera declaración admitió haber visto a los chicos jugando en la vereda y en la calle, y que aún así tomó la decisión de pisar el acelerador, sin activar la sirena ni pegar un bocinazo. En pocos metros se pegó una acelerada por encima del máximo permitido en esa calle, y sin adecuarse a la situación: era una noche de calor, en un barrio de casas pequeñas donde todas las familias salen a la calle para tomar fresco, y encima había corso a la vuelta de la esquina.
Se hicieron todos los esfuerzos. Recibieron el acompañamiento de muchísimas personas, amigos, las Madres en Lucha, la Campaña Nacional contra la Violencia Institucional, la Comisión Provincial por la Memoria. Estuvo presente el diputado nacional Leonardo Grosso y la directora de Derechos Humanos de San Martín, Romina Rodríguez. En todas las audiencias se llenó la sala con fotos de Luciano sonriente, para que su brillo esté presente.
La familia espera que, con esta condena, avance el pedido para la exoneración de los dos policías en Asuntos Internos. “Personas así no pueden cuidar a la sociedad. Demostraron su desprecio cuando aceleraron el móvil mientras los nenes jugaban y después cuando decidieron escaparse. Esperamos que los exoneren, que no vuelvan a darnos la espalda”. Que los dos policías condenados no sean más integrantes de las fuerzas de seguridad daría algo de justicia.
Además, está por inaugurarse la Plaza Luciano Alt en el barrio de La Rana. Allí, donde nunca se planificaron espacios verdes para que los chicos jueguen, para tomar el mate, para disfrutar al aire libre, y eso también es una especie de justicia comunitaria.

