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El camino de ser esencial

En el mundo son 1.025.601.967 las personas vacunadas, según datos de la BBC. La cifra arroja 7.134.949 en Argentina, encontrándose así en el número 22 en el ranking de vacunas recibidas a nivel mundial. La intensa campaña de vacunación que posibilita esa cifra es llevada adelante tanto por trabajadores y trabajadoras como promotores y promotoras de la salud, que salen cada día a la calle a reducir el riesgo de internaciones y muertes por Covid. Salen a pelear a contratiempo. Stella Maris Igarra eligió la enfermería como un modo de vida, y hoy ocupa una de las postas en Tecnópolis, donde vacunan 1000 personas por jornada.

Stella Maris Igarra, cuenta que comenzó su camino como enfermera cuidando a su abuela y a su tío. Entonces se fue dando cuenta de que era lo suyo. “Cuando el otro está vulnerable, no tiene medios para movilizarse y te necesita; sos útil y eso te hace bien”. En charla con Zorzal Diario, continúa el relato: “Después comencé a cuidar a otros abuelos, y recibía comentarios de lo bien que hacia mi trabajo. Eso me motivó mucho”, asegura, quien hoy ya está finalizando la carrera de enfermería.

Pero antes, mucho antes, Stella Maris nació en Santa Fe hace 44 años. Fanática del Club Atlético Colon y de Los Palmeras, se crió en un hogar de gente trabajadora. Su mamá la apoyó en todo, aunque la historia con su padre estuvo atravesada por la violencia. No tuvo una vida fácil, pero insistió en enfrentar esas barreras.

En el 2015, junto con un grupo de personas comenzó una campaña de vacunación en Tecnópolis -Parque Nacional dedicado a la ciencia, el arte y la tecnología, ubicado en Villa Martelli-. “Repartíamos volantes y abordábamos a las personas haciendo prevención y concientización sobre las vacunas del Tétano, Hepatitis B y Antigripal. Nos fue muy bien, una gran cantidad de personas que accedieron a vacunarse”, cuenta Stella.

Allí mismo, en Tecnópolis, ella tuvo la posibilidad de cursar cátedras sobre vacunación en Desarrollo Social, y de seguir formándose. “Ser parte del personal que hoy vacuna a personas en Tecnópolis me llena el corazón de alegría. Es una sensación inexplicable”, relata emocionada.

Desde los 24 años vive en Villa Maipú, en el Partido bonaerense de San Martin. Como no le permitieron continuar la escuela secundaria, la finalizó tiempo después en una escuela SIC. Luego hizo varios cursos, con mucho esfuerzo, pero finalmente se decidió por la enfermería.

Cuando eligió esta carrera, si bien tenía ya una definida vocación de servicio, no se imaginaba aún que le iba a tocar desarrollar un rol clave en medio de una emergencia sanitaria sin precedentes para nuestra  época. “En diciembre del 2020 me llaman del Ministerio de Salud para ofrecerme a ser parte de la vacunación. Hice un curso de vacunación eventual, y en marzo empezamos. Todavía no puedo creer lo que me está pasando, es hermoso sentir que estoy haciendo algo tan útil para mi comunidad.”

Víctima de una mala práctica abortiva, Stella no puede tener hijos. Pero tiene, en cambio, una familia muy unida junto a su madre y hermanos. Y un camino que eligió hace algunos años y hoy la apasiona: el del cuidado, estar para el otro.

Hoy, junto con su grupo de trabajo vacunan a 1000 personas por día, en jornadas que van desde las 8 a las 14 hs. cada día. Cuenta que la gente llega con muchas dudas y miedos, consecuencia de la mala información que circula; pero que, por el contrario, se van seguros, porque reciben la atención necesaria para evacuar sus dudas.

Dice que la televisión genera pánico, pero ella se encarga de evacuar esos miedos, con paciencia y empatía: “Cuando se van, con una sonrisa te dicen: ‘Espero verte en la próxima’. Yo les devuelvo la sonrisa, y respondo que es un hasta pronto.”

Mientras acaricia un símbolo de la enfermería que cuelga de una cadenita muy cerca de su pecho, reflexiona: “En el camino me encontré con la importancia de ser promotora de salud. Hay gente que tiene muchas dificultades económicas para acceder a esto, y los promotores que están en los territorios más vulnerables los ayudan a acceder a la vacunación. Estoy inmensamente agradecida del lugar que ocupo”, asegura.

Y cuenta que, irónicamente, su madre, con altos riesgos de salud; aún no ha sido vacunada. Esperando que pronto llegue ese momento, Stella, que lleva con orgullo su ambo azul entre los vivos fucsias típicos de la campaña “Buenos Aires Vacunate”; habla de su mamá como el gran pilar y motor en su vida. “De mis tres hermanos, soy la única que le va a llevar un título a mi vieja. Todo lo hago por ella, para devolverle aunque sea un poquito de lo que me dió”, concluye.

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