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El Camino del Borde atraviesa al Vivero Municipal y le saca más de la mitad de su espacio

El terreno que ocupa el Vivero, ubicado en Loma Hermosa, forma parte del trazado del Camino del Borde. Más de la mitad de su terreno fue cedido para la obra. Las máquinas ya se encuentran en marcha y el camino atraviesa también al Parque del Bicentenario. El Vivero se encuentra en una situación precaria por falta de insumos y de la implementación de políticas ambientales y ecológicas. A partir de la quita de terrenos,  se encuentra a la espera de una compensación para su puesta en valor por parte del COMIREC (Comité de Cuenca del Río Reconquista), que lleva adelante la obra, y también del municipio, que intentará articular con Cooperativas de la zona, a través de la Secretaria de Desarrollo Social, para afrontar las tareas de reacondicionamiento.

La construcción comenzó en San Isidro en febrero de 2018 y hace unas semanas llegó al Vivero Municipal. Carlos Duarte, encargado del Vivero, cuenta cómo se enteró de que el camino pasaría por su lugar de trabajo: “Hace varios años que sabemos del camino. Cuando me fijé hace un tiempo, la traza no pasaba por acá. Pero hace unos días cuando llegué a trabajar, ya estaban las máquinas. Parece que por una decisión de que el camino no tenga frentistas, cambiaron la traza. Lo hicieron pasar por acá y por el parque, al que le van a sacar más de 15 árboles, de más de 50 años. En el Vivero ya desapareció la laguna, por ahí ahora pasa el camino, y los autos van a pasar por al lado literalmente. Va a cambiar todo acá.”

El Vivero es un lugar donde pueden apreciarse la fauna y la flora autóctonas de San Martín. Desde ranas, pirinchos y lagartos, hasta pájaros como el zorzal, la calandria, el hornero y el carpintero. Además palomas torcazas, cientos de insectos, árboles y plantas nativas, que crecen solas si tienen el espacio. Todo el ecosistema de la parte baja que forma la cuenca del Reconquista puede apreciarse en el Vivero en su forma más natural y espontánea. Gran parte de este espacio lleno de plantas nativas, incluida la infinita biodiversidad de una laguna, fue arrasado por las máquinas que construyen el tan esperado Camino del Borde. Se trata de una calle paralela al Buen Ayre que tendrá 12 kilómetros, en una zona caracterizada por el deterioro de las condiciones urbano ambientales. Conectará a la Ruta 8 con la autopista Panamericana, atravesando los municipios de: San Isidro, San Martín y Tres de Febrero.

Caminito al costado del mundo

A pesar de la quita del terreno, Carlos admite: “La conectividad es primero y es primero hacer esto. Ahora, en vez de estar escondidos, los barrios van a tener un frente. Es una mejora para la gente. Levanta los precios de las casas pero también viene toda la especulación inmobiliaria”. La obra forma parte del Plan Integral de Saneamiento del Río Reconquista que impulsa el COMIREC, y es financiada a través de un crédito obtenido del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Se enmarca en la recuperación del río Reconquista, que recorre 18 partidos del Oeste y Norte del Conurbano. El Camino del Borde tiene una inversión de 400 millones de pesos. El proyecto incluye: el camino de hormigón armado, veredas, alumbrado público, bicisenda, puentes en cruces de arroyos, zanjones y vías ferroviarias.

La obra fue contratada por el COMIREC mediante Licitación Pública Internacional. La empresa CEOSA salió adjudicada para ejecutar la obra, donde trabajarán durante 26 meses. La conectividad entre barrios no es el único fin del Camino del Borde. Su desarrollo implica un proyecto integral de urbanización de toda la zona, que incluye incorporar, por ejemplo, agua corriente. Además, una red de desagües, cloacas, dos estaciones de bombeo y conexiones domiciliarias. El camino funcionará también como un “freno” a las construcciones irregulares de viviendas en la región. Serán 16 los barrios de San Martín y Tres de Febrero beneficiados por la obra: 9 de Julio, Lanzone, Independencia, Costa Esperanza, Carcova y Villa Hidalgo, entre otros. En algunos sectores fue necesario realizar trabajos de movimiento de suelos, especialmente en el cruce de la laguna del Libertador, antigua cantera, actualmente convertida en basural, donde fue necesario construir un terraplén de avance y un terraplén común en los dos metros superiores.

Aunque Carlos sufre por el Vivero sabe que el camino ayudará a mucha gente: “La obra es beneficiosa, porque el fondo del municipio pasa a ser el frente. Pueden hacerse muchos espacios para los barrios como escuelas, canchas de fútbol, etc. Financiados por la misma obra. En algunos lugares se está logrando, esperemos contar nosotros también con esos recursos.”

Desde la Secretaría de Desarrollo Social informan que se están haciendo gestiones para financiar y coordinar, a través del COMIREC y el municipio, la puesta en valor del Vivero. Al respecto Carlos comenta: “Lo que queda es pedirle recursos a la obra, como hicieron con un comedor en el barrio 8 de mayo. Este es el momento, pasamos de ser el último terreno del municipio a tener este camino. Si bien es un proyecto que viene con mucho dinero, financiado por el BID, prioriza tirar cemento, sin tener en cuenta ciertos aspectos ambientales que afectan a los barrios. Quieren hacer la obra sin preguntarse si a la gente le conviene eso o no, más allá de la conectividad. No es algo que se pueda parar, diciendo: `Quiero preservar los árboles´, ya está. Ellos te dicen: `Tiramos 15 pero plantamos 45´. De los árboles que planté, ya sacaron 8 con este camino.”

El proyecto del Camino del Borde también determina reparar y reconstruir las principales vías de circulación que conectarán al camino con la Ruta 4, o avenida Márquez. Estas son: la calle Italia, avenida Libertador, avenida Hugo del Carril, avenida Eva Perón, calle Triunvirato y avenida De Benedetti. La obra es muy importante para la ciudad porque se propone convertir una zona marginal en un espacio integrado, con acceso de los barrios entre sí y también desde el Camino del Buen Ayre. Esto también permitirá el acceso a todo el equipamiento comunitario que el municipio viene construyendo en esa zona.

El futuro llegó hace rato: Estación Ambiental

Toda la zona que rodea al Camino del Borde es baja, por ser un bañado con relleno de residuos. Se asienta sobre la llanura de inundación de cursos de agua o sobre rellenos con basura. Esto, agravado por la falta de conectividad, provocó el aislamiento de terrenos que fueron progresivamente ocupados en forma desordenada e irregular, conformando un escenario de difícil reordenamiento.  Allí se instalaron, en un principio, hace más de cincuenta años, durante las migraciones internas de las provincias hacia la Capital, las familias que venían a trabajar. Luego la zona siguió expandiéndose hasta el día de hoy, donde se encuentran instalados más de una docena de barrios en situaciones muy precarias y con la falta, en muchos casos, de condiciones mínimas para vivir: viviendas sólidas, calles asfaltadas, desagües, agua potable, cloacas y luz eléctrica. Por ser inhabitable, la zona no contaba con construcciones ni urbanización.

El terreno del Vivero se encuentra en esa zona y también vive una situación precaria. El proyecto fue inaugurado en el 2011, y paso por varias etapas. Así lo cuenta su encargado y único empleado desde el inicio: “Empezamos sin agua y sin luz, con mil plantas donadas por el CEAMSE. Teníamos el predio alambrado y un invernadero gigante pero sin agua y sin manguera. Con Argentina Trabaja hicimos una casita de barro, una construcción bioecológica con techo verde y la instalación de agua, desde la bomba que está en el parque, aunque cuando no hay luces no anda la bomba, porque está conectada a las luces del parque. Con Argentina Trabaja, en un par de años, hicimos bastantes mejoras al lugar.”

Tras unos primeros años de desarrollo, el Vivero pasó un periodo de abandono por la falta de instrumentación de políticas ambientales y de financiación para los proyectos sustentables que surgían del espacio. A pesar de eso sobrevivió, así lo recuerda Carlos: “A través de un proyecto que presenté en el INTA, recibimos algunos recursos y herramientas. Pero como una vez cada dos meses me robaban, me dejaron sin nada. Ahora en la casita no hay más que elementos reciclados: bolsas, baldes, botellas, semillas, madera. Se llevaron todas las herramientas.” Al Vivero también le sacaron otro espacio hace unos años, para una obra de AySA. Pusieron una estación de bombeo de cloacas. Carlos explica esos difíciles momentos que  el Vivero vivió: “Durante dos años convivimos con esa obra que destruyó el espacio. El invernadero lo cortaron al medio y lo pusieron del otro lado. Hicieron un pozo de doce metros. Todo eso retrasó mucho las plantaciones.”.

Los proyectos para realizar en el Vivero tienen muchos beneficios para la zona y el municipio. Esta es la idea que desliza Carlos y que viene desde el comienzo del proyecto: “Lo llamábamos Estación Ambiental. Una laguna, brindando un servicio para que bajen los patos, las garzas y también para retener aguas, para que cuando haya inundaciones sea parte de la esponja. Acá se inunda todo, y gracias a la laguna al otro día no había agua, porque logra absorber. Dejar crecer muchos pastizales, atraer a los pájaros. Hacer caminos naturales para que vengan los pibes de las escuelas y los barrios para aprender de la naturaleza, de las plantas y animales nativos de San Martín. Generar la pregunta: ¿Cómo era San Martín antes que lo urbanicemos?”

Además existen posibilidades de que el espacio se convierta en un lugar de producción de árboles y de gas. Utilizando los viveros para reproducir árboles y los biodigestores, además de la tecnología sustentable a través del sol. Todo al alcance de todos y todas. Explica Carlos: “Ahora estamos sacando entre 300 y 400 por año. Esos árboles no solo pueden forestar el municipio, sino que también se pueden vender. Haríamos nuestra propia tierra, con nuestras propias semillas. También necesitamos un sistema de riego, con una bomba que saque el agua de la napa y con la que podríamos llenar la laguna. Así estaríamos bajando las napas del barrio y tirando agua al ambiente, enfriándolo y descontaminándolo. El agua vaporizada va reteniendo los sólidos que van volando por ahí. Se podría hacer una columna de árboles en el fondo para que filtre todos los olores que vienen del CEAMSE y la autopista. Arboles de 20 metros que en 15 años te cambian completamente el aire del lugar. Con los biodigestores grandes, de diez metros, se puede generar gas para la`garrafa social sustentable´. Que la gente traiga un balde de 20 litros de basura orgánica para alimentar el biodigestor y se lleve la garrafa llena de gas. Reciclamos basura y ahorramos dinero. Otro proyecto es poner un conector solar para mostrar cómo se calienta el agua con el sol y hacer un horno y una cocina solar, de material reciclado. Unas bici-máquinas para triturar comida, para el biodigestor y hacer compostaje. Aún se puede realizar gran parte del proyecto si se consiguen los recursos.”

 

Fotos: Andrés Cardoso

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