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Especial Malvinas: Una guerra impensada | Primera entrega

Testimonio en primera persona de Hugo Herrera, sub oficial de la 7ª Brigada Aérea de Morón, a partir de una conversación con Zorzal Diario. 

Del bautismo a la guerra

Yo nací en Palermo Viejo, a cinco cuadras de plaza Italia. Mi viejo me llevaba a ver los desfiles militares del 25 de mayo y del 9 de julio. Ahí supe que quería seguir la carrera de militar. Podría haber ido a Campo de Mayo o a la Escuela de Mecánica de la Armada, pero me gustaba la aviación. Miraba el cielo, y algo en mí quería estar ahí arriba. Cuando terminé tercer año del industrial, allá por el 71, pedí folleto y me fui a la Escuela de Sub Oficiales de Aeronáutica, en Córdoba. En el segundo año de la carrera elegí la especialidad de mecánico armero. Egresé como técnico armero en armamento aéreo, antiaéreo y terrestre. Después, en el 74, me destinaron a la 7ª Brigada Aérea de Morón, y es ahí que me entero que es la única base de helicópteros. Los pilotos de aviación no tienen ni idea de un helicóptero. Acá, en Morón, se les enseña a volar. Es una base rectora de helicópteros. Única en la Fuerza Aérea. 

Nadie sabe cuando llega la guerra. Pero te preparás para eso. Te preparan para eso. Aun cuando es impensada. Y como siempre sucede con lo impensado, en determinado momento, sin esperarlo, sin avisar, llega. A mí me llegó en el 78. Casi nos agarramos a los tiros con los chilenos. Cuando empezó el conflicto con Chile, nos movilizaron al sur. En ese momento desplegué con el helicóptero artillado hacia Cabo San Julián. Llevábamos todos los elementos necesarios para entrar en combate: fusiles, cascos, chalecos, municiones, repuestos. Todo lo que habríamos de precisar para varios días de combate. Nosotros, en la Fuerza Aérea, ya nos adiestramos haciendo tiro con helicóptero. Ese fue mi bautismo. El conflicto con Chile.

En Malvinas, nosotros no fuimos a una guerra. Para empezar, en el año 82 se cumplían 150 años de un tratado que decía que si nadie las reclamaba las islas quedaban para los habitantes que estaban viviendo en ellas. Entonces, había que hacer algo para demostrar que nos interesaban las Malvinas. Había que llamar la atención. Hasta ese momento las relaciones diplomáticas no estaban ni muy malas ni muy buenas. Cuando nosotros llegamos a la isla prácticamente el mundo entero estaba a favor nuestro. Pero después hubo una serie de secuencias y consecuencias que terminaron en una guerra. 

El 2 de abril fuimos con una comisión por quince días. Después quedó una pequeña porción militar como para exigir las relaciones diplomáticas que hasta ese momento estaban a favor de Argentina. Yo sentía lo mismo que el resto de la ciudadanía: teníamos que recuperar las islas que es un territorio que nos pertenece por soberanía, ese era el sentimiento de todo el pueblo argentino. Cuando se recuperaron las Malvinas todo el mundo salió a festejar. Hasta ese momento los ingleses no decían nada. No pensamos nunca que se iban a venir. Decíamos “qué se van a venir los ingleses de semejante distancia, con una flota, ni locos”. Era algo irreal para nosotros. Por eso te digo que Malvinas fue una serie de secuencias y consecuencias que terminaron en una guerra. Entre el 2 de abril y el 1 de mayo, todos los días iba cambiando la situación. Se vienen los ingleses. Bueno, hasta que lleguen se va a solucionar pacífica y diplomáticamente, pensábamos nosotros. No pasó así.

Yo estuve los dos meses en la isla. Me fui con un helicóptero Chinook a cumplir las tareas de logística. Es un helicóptero de gran porte; podés meter en la bodega de carga 9000 kilos; en el gancho de carga que lleva en la panza podés transportar 12 toneladas. Llevábamos municiones, víveres, soldados, pertrechos, repuestos, radares, baterías antiaéreas de un lugar para otro; porque allá no hay caminos. La turba, que es el suelo malvinero, está impregnada de agua y es prácticamente imposible andar con vehículos terrestres. Los ingleses se movilizaban con barcos o aviones chicos. De la 7ª Brigada aérea éramos 39 entre oficiales y suboficiales: pilotos, mecánicos, especialistas y artilleros. No llevé ni siquiera fusil. No había llevado nada. El primero de mayo empezó el combate por parte de ellos.

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