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Facundo Castro: La cara visible del hostigamiento sistémico de las fuerzas policiales

La desaparición de Facundo Castro es uno de los casos más resonantes de este último tiempo. Lejos de ser un hecho aislado, forma parte de una larga lista de abusos policiales que no deja de aumentar. En el 2019, Bahía Blanca fue el segundo departamento judicial con mayor número de investigaciones penales por hechos de violencia institucional, según un informe presentado días atrás por la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (CORREPI). Mientras se viven momentos decisivos para el desarrollo del caso, este informe revela que desde que se decretó el aislamiento social hasta la fecha, se registraron 92 muertes en el país en manos de las fuerzas represivas estatales.

La repercusión mediática del caso de Facundo Castro (23) puso en el centro de la escena el funcionamiento policial bahiense. Para comprender este accionar, es preciso retroceder a las semanas previas a su desaparición.

Con ese objetivo desde Zorzal diario dialogamos con Luciano Gonzaléz, un vecino de Bahía Blanca, que sufrió en carne propia los excesos de la bonaerense. Cuando la cuarentena recién comenzaba, mientras paseaba a su perro enfermo junto a su novia “por la calle Bravard al 800 fuimos retenidos por agentes policiales. Les comenté que mi perro tiene problemas de vejiga, por lo que tengo un permiso para sacarlo cada tres horas, pero que lo habíamos olvidado en mi casa. No nos resistimos en ningún momento. Les dije que por favor me acompañaran a buscar los permisos a una cuadra de ahí.”

«Uno de los agentes me puso el pie en la cabeza, aunque en ningún momento me resistí. Estaba con las manos para abajo»

Luciano González, vecino de Bahía Blanca.

Pero los efectivos no sólo se negaron a acompañarlo, sino que procedieron a agarrarlo del cuello y tirarlo al piso. “Uno me puso el pie en la cabeza, aunque en ningún momento me resistí. Estaba con las manos para abajo.” Como consecuencia, Luciano terminó con fractura de tabique, rotura de dientes y una herida el ojo izquierdo.

El silencio de los culpables

Cristina Castro (la mamá de Facundo) y sus abogados, apuntaron desde el inicio contra la Policía Bonaerense, ya que la última foto con vida del joven fue tomada durante un retén policial, y hay tres testigos que afirman haber visto cuando lo subieron a un patrullero. Por otra parte, desde el momento en que Cristina realizó la denuncia en la comisaría, comenzó a desplegarse un dispositivo de encubrimiento, que no solo incluyó un pacto de silencio entre los agentes, sino también una amplia serie de artimañas para desviar la investigación. Testigos falsos, operaciones con los medios locales, pistas sin fundamento y reportes viales truchos fueron algunas de las maniobras utilizadas para perpetuar la impunidad.

Roberto Cipriano, Secretario de la Comisión Provincial por la Memoria, estableció durante declaraciones mediáticas acerca de a desaparición de Facundo, que lo que sucedió “reviste de mucha gravedad. Lo que está en juego es mucho más que el esclarecimiento del caso, es todo lo que hicieron para ocultar el hecho.”

«Lo que está en juego es mucho más que el esclarecimiento del caso, es todo lo que hicieron para ocultar el hecho.»

Roberto Cipriano, Secretario de la Comisión Provincial por la Memoria.

Además, agregó que la Bonaerense no es una fuerza de seguridad profesionalizada y bien entrenada, sino que se trata de “una fuerza que regula el delito en territorio y comete delitos a diario. Son violentos, hostigan pibes, es una práctica generalizada en la provincia.”

La otra pandemia

Pero Bahía Blanca y la Bonaerense no son la cuna de todos los males. Según el informe de CORREPI, desde que comenzó el aislamiento social preventivo y obligatorio se registraron 92 muertes en el país a manos de las fuerzas represivas estatales (policías federales, provinciales, municipales, gendarmería y prefectura). 

Los detalles del informe dan cuenta que de esos 92 casos, 34 fueron fusilamientos por gatillo fácil y 45 se trataron de muertes bajo custodia -en cárceles o comisarías-. También existieron cuatro casos de femicidios y femicidios relacionados; y tres desapariciones forzadas. Pero además, en esta última categoría, dos fueron consecuencia directa de otros delitos policiales.

El organismo responsabiliza por estas cifras a la decisión del gobierno de poner en manos de las fuerzas de seguridad la tarea de controlar el cumplimiento de las medidas de aislamiento social. Si bien la ONG destaca que la gestión actual, a diferencia de la anterior, tiene voluntad de “prevenir y erradicar casos de violencia institucional por fuerzas de seguridad y servicio penitenciario en todo el territorio nacional” y de “otorgar acompañamiento y reparación a las víctimas”, las cifras son preocupantes.

Mientras se espera saber en las próximas horas si el cuerpo hallado boca abajo en un humedal de agua salada ubicado en la zona de Villarino pertenece a Facundo, familiares y amigos exigen que la investigación avance sobre las responsabilidades de todos los que intentan encubrir qué pasó con el joven. La esperanza está puesta en que este caso trace una bisagra y siente jurisprudencia para accionar cada vez que alguna fuerza del Estado abuse, hostigue o mate a las personas a las cuales debería proteger.

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