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Ganarle al virus y contarlo
Cristián Krom tiene 30 años, es vecino de San Martín y aunque hace un mes le diagnosticaron COVID-19, hoy ya está en la lista de la esperanza. Lo que hasta hace poco se veía como un virus lejano en el otro lado del mundo, hoy está cerca y le ponemos cara: es el hermano de un amigo o un compañero de la facultad. El camino para ganarle al coronavirus fue largo y tortuoso, separado de muchos afectos, pero con un final felíz. En la Argentina, según las cifras oficiales, ya recibieron el alta médica 13.576 personas; y en San Martín son 149 los recuperados hasta el día de hoy.

Zorzal Diario dialogó con Cristián, quien recuerda con angustia y bronca cómo comenzó todo: “En mi caso estoy casi seguro que me contagió mi novia, y a ella a su vez, la contagió un compañero de trabajo. Este chico dió aviso a la empresa que tenía síntomas compatibles con el Covid-19, pero el dueño le dijo que no diga nada; que permanezca 14 días en aislamiento pero que no se haga el hisopado, sólo que realice reposo. La empresa ocultó un posible caso de coronavirus para no cerrar y no perder plata. La negligencia del dueño implicó que mi novia, sin saber toda esta situación, se contagie, me contagie a mí, y yo a su vez contagie a mi mamá y a mi hermana.“
Cristián trabaja en el Ministerio de Salud de la Provincia, y había realizado un operativo del programa Detectar en el Barrio de Cárcova. Si bien en un principio pensó que pudo haber contraído el virus en esa jornada, sacando cuentas de las fechas, llegó a la conclusión que todo había comenzado por el compañero de trabajo de su novia.
El vecino de San Martín relató: “Mi pareja presentó fiebre y a los días comencé yo con chuchos de frío, mucho dolor de cabeza contínuo, 37.6° de temperatura, dolor en los ojos y mucho dolor de cuerpo. Soy monotributista, pago todos los meses una obra social, entonces llamé al Sanatorio Anchorena y me vinieron a buscar en una camioneta. Me pusieron un hisopo grande en la nariz, que es bastante doloroso. En este proceso te miden la carga viral que tenés. Cuando obtuve el resultado, a los 3 días, me entero que era positivo de coronavirus.”
Acerca de las sensaciones de esos primeros momentos luego del resultado, confesó: “Cuando recibí esta noticia por teléfono no me aterré porque trabajo con el coronavirus, y lo importante de esta enfermedad no son los efectos, sino lo contagioso que es. Esto hace que colapse hasta el mejor sistema de salud y deje de haber recursos para un montón de gente. Lo que me asustó fue pensar en todos mis seres queridos que pude haber contagiado. Tuve preocupación y culpa por temor a que alguien le pueda pasar algo.”


“Con mi familia vivimos todos en el mismo terreno: mi abuela tiene 90 años, mi viejo 59, mi vieja 58 y es fumadora. Si el virus se expandió tan rápido en el mundo, te podés imaginar en una misma casa. Me angustió pensar que mis seres queridos no tienen las defensas tan altas o no tienen el sistema inmunológico que tiene una persona joven. Hay tanta persecuta con el coronavirus, que es inevitable terminar sintiendo culpa, por más que uno no la tenga.”, afirmó.
Cristián y su pareja, también infectada, se aislaron en un cuarto y cada vez que iban al baño tenían que desinfectar todo. Cuando se contagiaron su mamá y su hermana, según relata, ya vivían con mayor libertad dentro de la casa.
“En el caso de mi mamá, presentó pérdida del olfato. Mi hermana tuvo problemas en la panza. Es un virus que tiene mucha amplitud en cuanto a los síntomas. La obra social le dijo a mi mamá que se acerque a la clínica por sus propios medios para hacerle el hisopado. Esto es un error muy grande. Ella para ir tenía que tomar un remis o uber, y podía contagiar a otra persona. Al final, insistiendo un poco la vinieron a buscar y le hicieron los exámenes preliminares.”, continuó relatando.
Y agregó, “Es muy importante cuidar a las personas mayores o que presentan patologías preexistentes, como por ejemplo diabetes, hipertensión, asma, personas inmunosuprimidas. Hay que hacer estudios para descartar que el virus pueda incidir o pueda convertirse en un cuadro moderado o grave.”
Cristián ahora recuerda y agradece que todos transcurrieron la enfermedad sin complicaciones, y cuenta que fue un gran alivio cuando los hisopados comenzaron a dar negativo.
Parar la pelota y pensar en el otro

En cuanto a la enseñanza que le dejó toda esta situación, sostuvo: “Esto me deja muchas reflexiones, es un momento que sirve para parar un poco la pelota. Creo que la pandemia vino a irrumpir en nuestras vidas como una “oportuncrisis”: es una oportunidad que se nos presenta para ver qué tipo de vida queremos seguir llevando adelante. Tiene cosas malas porque se lleva muchas vidas y es preocupante a nivel mundial, pero es una oportunidad para cuestionarnos si queremos continuar con este individualismo tan marcado y tan estructural.“
Afirma que esta pandemia nos hace pensar en el otro, en los vínculos, en los que tienen patologías preexistentes; “Yo tranquilamente podría encerrarme en mi casa y no contárselo a nadie. Hay mucho reclamo en cuanto a la libertad individual y hay que terminar con eso. Tiene que haber una dialéctica entre la libertad individual y la libertad de la comunidad, de los derechos básicos. Falta conciencia sobre la situación que estamos viviendo.”
“Vemos lo que es transcurrir esta enfermedad sin la contención de los que amamos y nos damos cuenta lo importante que es el otro. Invito a todo el mundo a vivir como si lleváramos el virus, hay que preocuparse por uno y por el otro. Si yo no me lavo las manos, si no me pongo el barbijo, si rompo la cuarentena, puedo estar perjudicando al familiar de un amigo que puede ser población de riesgo. Nadie piensa que se lo va a agarrar hasta que se lo agarra.“, reflexionó.
Cristián continúa con desazón su relato sobre la crisis de valores y prioridades que llevó a un empleador priorizar la ganancia económica por encima de la salud de los empleados, de los familiares de esos empleados y de sus propios familiares: “Ocultar un caso de coronavirus y no hacer nada al respecto, cuando después podés contagiar a un familiar tuyo, habla de una irresponsabilidad muy grande. También debemos pensar en lo importante de la salud pública. En el caso de mi mamá, la obra social le pedía que se traslade por sus propios medios con el riesgo que eso implica. Creo que esta pandemia llama a la conciencia, a humanizar los vínculos entre las personas.”

