“Gráfica Militante”, Carpani en el CUSAM
El CUSAM inauguró la Galería Pasillo con la muestra Carpani: Gráfica Militante el viernes pasado. El Centro Universitario se llenó de afiches que cuentan las luchas sociales y sindicales de la Argentina.

La muestra Carpani: Gráfica Militante, curada por Ignacio Soneira -docente e investigador del Centro de Investigaciones en Arte y Patrimonio (CIAP) de la Escuela de Arte y Patrimonio (EAyP)-, fue presentada antes de llegar al CUSAM, en el Museo Casa Carnacini de Villa Ballester. Desde sus inicios estuvo pensada como una muestra itinerante que pudiera presentarse en los espacios en los que, Soneira cree, Carpani querría que estuvieran.
La cara de un hombre corpulento, su puño fuerte en alto, un grito de lucha marcado en su rostro y sus compañeros gritando tras él. Las sombras negras resaltan sus rasgos faciales. Esa es la imagen que aparece en la entrada del CUSAM. Los cincuenta afiches se presentan en fila, son copias faximilares, multiejemplares de los afiches que están en el archivo. Cuentan una historia de lucha por los derechos de los trabajadores argentinos desde 1963 hasta los años ’90 y fueron dispuestos en el CUSAM por los estudiantes del centro.

La muestra proviene de una investigación que fue llevada adelante por un equipo de la Universidad Nacional de San Martín en torno al archivo de Ricardo Carpani. “Fue un proyecto que estuvo impulsado por Laura Manoseti Costa, que en la actualidad es nuestra decana y allí Isabel Plante, Nora Altrudi, junto con investigadoras e investigadores y becarios empezamos a trabajar sobre ese archivo”, contó Silvia Dolinko, historiadora de arte y docente.

El equipo completo está reunido en el CUSAM, acompañados también por la artista sanmartinense Alicia Benitez y el director del Centro Universitario, Marcos Perearnau. Juntos recorren la muestra y charlan con los chicos de La Mancha Liberada, el taller de grabado y arte impreso del Centro Universitario.
La elección del CUSAM para Carpani: Gráfica Militante “tiene que ver con el sentido de la imagen de Carpani”, le explicó Ignacio Soneira a Zorzal Diario: “Es una imagen que tuvo un sentido de intervención militante, de coyuntura.Tenía intenciones de dialogar con el contexto político inmediato con consignas, con denuncias… A mí me parecía que el CUSAM era un lugar muy pertinente, un lugar en el que quizás habitualmente no llegan muestras de arte y donde la muestra podía generar discusiones, reflexiones, debates y lecturas”.

La inauguración inició cerca de la una de la tarde, mientras la luz del sol se colaba por el techo del CUSAM. Desde la cocina llegaba el olor de las medialunas caseras que preparaban los chicos. La Mancha Liberada armó una mesa con todos sus trabajos y se alistaron para el taller. Tras unas palabras de Marcos Perearnau, Ignacio Soneira y Silvia Dolinka, se dirigieron al Aula Grande para dar una charla acerca de la muestra y de Ricardo Carpani.
Conociendo a Carpani
Ignacio inicia la charla contando cómo llegó a conocer a Carpani en el año 2001, durante sus años de estudiante: “Fue un año de crisis, de mucha participación política. Había estudiado pintura y quería ver cómo podía participar de esa realidad, en ese contexto político, a través del arte. Y, la verdad no sabía bien de qué manera hacerlo porque yo me había formado cuatro años pintando botellas, jarrones y manzanas. No sabía cómo, con eso que sabía hacer, llevarlo a lo que estaba pasando en la calle. Un día caminando por la calle me encontré con un libro así de chiquito (cuenta mientras hace un montoncito con sus manos). Se llamaba La política en el arte, de Ricardo Carpani. Tenía 75 páginas y ya el título me había llamado la atención. Cuando lo leí, ese libro tan cortito me rompió la cabeza: hablaba de la gráfica, de tomar el espacio público y utilizar el arte como una herramienta para la revolución, para transformar la realidad”.

Las imágenes de los afiches de Carpani se proyectan en la pared detrás de Ignacio. Una historia de luchas y consignas graficadas. Ignacio cuenta que volvió a pensar en las pintadas de murales algunos años después de descubrir el libro de Carpani, porque “entendía que era la manera de intervenir en la realidad política”. En el 2015 Dori Salpin, la viuda de Carpani, legó temporalmente todo el archivo personal que habían juntado a lo largo de la vida. “Había dibujos, fotografías, escritos personales, un montón de recortes de diario de la época que hablaba de la actuación política de Carpani. Ahí empecé a entender que Ricardo no había sido solamente un artista visual, sino que además había sido un intelectual y militante político que se involucró en los espacios de organización de los trabajadores hasta el punto en que su imagen terminó siendo utilizada por los trabajadores como una bandera de lucha”.
Por su parte, Silvia Dolinkohace referencia a que Carpani “es uno de los artistas argentinos de mayor relevancia en relación con su activismo, de un arte político comprometido que tuvo un largo desarrollo. Estuvo involucrado con su obra en muchas causas de reclamos, de denuncias por cuestiones en torno al desempleo, pero también de militancia sindical, de activismo en denuncias, por ejemplo, cuando fue la Masacre de Trelew. Pero también desde toda su actividad durante el exilio, durante sus años en Europa, y al regreso a la Argentina ya su involucramiento muy importante con organizaciones de Derechos Humanos, muy tempranamente con la Agrupación Hijos. Entonces tiene un desarrollo muy importante en obra mural, en obra gráfica con distintas causas y momentos de la historia argentina”.

Carpani comenzó a insertarse en los espacios de organizaciones de trabajadores en el año 1955, con el Golpe de Estado que se llamó la Revolución Libertadora. Ahí surgió la Resistencia Peronista que “fue la reacción de los espacios de organización de los trabajadores frente a ese golpe de Estado que, entre otras cosas, proscribía el peronismo”, explica Soneira. “Carpani se acerca a los sindicatos y les propone hacer murales adentro de las sedes sindicales. ¿Por qué? Porque él entendía que si iba a haber una revolución, iba a llegar gracias a los trabajadores, no por los sectores medios, ni los militantes, sino de los trabajadores. Y entonces el arte tenía que cumplir una función de ayuda, de facilitador, de acompañar esos procesos de organización. Entonces Carpani pintaba obreros musculosos, organizados, tomando la calle”.
Los primeros murales de Carpani fueron hechos en sedes sindicales. En ese contexto,desde la CGT, le pidieron a Carpani que hiciera un afiche para un dibujo que iba a estar en las calles de toda la ciudad (y del país). Ahí, fue cuando Carpani dibujo el famoso afiche ‘Basta’: “Ese afiche salió pegado en todas las ciudades del país”, afirma Soneira.
Desde ese momento las imágenes de Carpani circularon no sólo en afiches, sino también en revistas, boletines sindicales, volantes, historietas gráficas. Una de las cosas que le llamó la atención a Ignacio durante su investigación fue la persistencia de la imagen de Carpani a través del tiempo. “Se siguieron utilizando al punto de hoy ir al sindicato de la farmacia, agarrar el boletín que le dan a los trabajadores y cuando uno mira la contratapa, la imagen que utilizan es la de Carpani. Eso habla de la insistencia, evidentemente había algo en la imagen que era muy fuerte, algo de lucha, de potencia, de organización, pero también algo que podríamos llamar una cultura visual que sobrevive y que tiene que ver con una iconografía propia del peronismo, de la revolución”.
A través de la muestra Gráfica Militante, podemos ver la historia de las luchas y el lugar que Carpani tenía en ellas. Nunca se definió a sí mismo como un artista visual, sino como un militante político.

“Cuando uno recorre los afiches, lo que se encuentra es una historia de la Argentina reciente en imágenes y, particularmente una historia del peronismo”, reflexiona Ignacio, y sigue: “Una historia de las disputas del peronismo que nos muestra en primer lugar: que el peronismo está todo el tiempo redefiniéndose, ósea es un fenómeno en disputa polar. Y también nos genera cierta nostalgia por momentos, ver las consignas que tenía el peronismo hace no tanto tiempo, que tenían que ver con consignas más de transformación, más revolucionarias. Creo que para el CUSAM, como un espacio de formación, está buenísimo poder entender que estas imágenes forman parte de la historia Argentina, de la historia del peronismo y también de la historia de una generación en la cual la expectativa revolucionaria estaba a flor de piel… donde se pensó que se podía transformar la realidad en favor de los trabajadores, en favor de los sectores populares y bueno, esa revolución que no fue, que está frustrada, pero que con esta conciencia histórica es posible pensar otros horizontes para lo que viene”.

