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“Hay que ver un poco más allá del aceite y la crema”
Sagrada Semilla, es una cooperativa cannábica, conformada hace poco más de un año en San Martín, que busca experimentar los modos de uso del cannabis. Producen derivados de la planta, están inscriptos en el registro de semillas, y piensan trabajar también con el cáñamo. Zorzal Diario dialogó con Gastón Sánchez presidente y Sol Bustos secretaria de la cooperativa que además de los productos que ofrece: cremas, aceites, parafernalia, comidas, plantines y semillas, da charlas informativas para brindar conocimiento sobre los diversos usos que tiene la planta de marihuana. También buscan experimentar con la semilla y sus variaciones genéticas, intentando crear una cepa propia.

“Empezamos como cultivadores, y esta idea de armar la cooperativa siempre la tuvimos en la cabeza”, cuenta Sol, que es un poco la madre del proyecto porque fue la que les enseño a cultivar, hace años, a varios de los que hoy forman parte de la cooperativa. Como bien aclaran, una cooperativa “es una entidad que pertenece a quienes la fundan, sus miembros, que de manera democrática e igualitaria busca dar respuesta a las necesidades de carácter social, cultural y económico”.
“A partir de la apertura que produjo el cannabis medicinal con el REPROCANN, surgió lo de armar la cooperativa, para legalizar lo que hacemos. Nos unimos entre varios cultivadores, y a través del acuerdo con el INASE (Instituto Nacional de Semillas), podes ser un criador de plantas de cannabis, expendedor de semillas, esquejes y plantines. Ese fue el primer paso: pasar de lo ilegal a lo legal, y ahora estamos en el paso de ir formalizando todo lo que hacemos, como la tierra también que preparamos para que tenga el sello del SENASA (Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria)”, explica con detalle sobre los inicios del proyecto Gastón.
Para el trámite con el INASE tuvieron que contratar un ingeniero agrónomo, y pagarle para poder legalizarse y tener el permiso, “porque te tiene que apadrinar un ingeniero agrónomo. Y después la conformación de la cooperativa, fue todo un proceso largo”.
Tienen más de cuatrocientas plantas, con las que elaboran la línea verde de cremas y aceites, comidas: brownies, choco torta, trufas, a través de la extracción por medio de manteca o aceite de oliva; pizzas, empanadas, pan y hasta un blend de yerba con cannabis. Todos los fines de semana hacen delivery de comida. También están armando los papeles para formar la asociación civil: “Para tener un club cannábico que nos permita vender el servicio de cultivo a los socios, asegurando el acceso al cannabis para uso medicinal”, detalla Sol.
También hacen parafernalia, con impresoras 3D: picadores, estuches para guardar cigarrillos, y más. Otra de las cosas que está en vías de desarrollo es la revista digital “420”, para difundir los diferentes usos que tiene la planta, con notas sobre la cultura cannábica en general.

Son catorce personas las que forman la cooperativa. Se dividen los turnos de trabajo y los días. Funcionaba en la casa de Gastón, pero recientemente consiguieron un nuevo espacio y se mudaron, donde van a poder desarrollar más actividades y tener más espacio para la producción.
Las tareas se reparten en diferentes áreas, está la cocina, donde se elaboran los productos, la parte de manejo de redes sociales, el cultivo, la parafernalia, y también la parte donde se elabora el blend de diferentes yerbas mezclado con hojas y flores de cannabis. Por último, la parte de proyectos: “Estamos pensando en elaborar tierra a partir de compost, tenemos una abogada que también se sumó y se encarga de la parte de legales, y se tuvo que interiorizar en el tema porque está cambiando y constantemente salen regulaciones nuevas”, concluye Gastón.
Romper el estigma
En Sagrada Semilla piensan que el cannabis no es la puerta de entrada a las drogas duras, al contrario, es la salida: “Hasta cuando es recreativo es terapéutico y medicinal, lo que cambia es la circunstancia y el contexto en el cual lo uses. Hay gente que en vez de tomarse una pastillita para dormir se come un pedacito de brownie o tres gotitas de aceite o se fuma un porro”.
Todavía no existe el objeto legal de cooperativa cannábica. Por eso cuentan que se están juntando con otras cuatro cooperativas para pensar políticas de producción: “Somos pioneros, esto está empezando, y ya hay algunos que quieren cooptar todo. Mismo dentro del movimiento cannábico hay gente trabando que sucedan cosas legales porque les conviene. Morales en Jujuy está sacando comunidades para hacer cultivos de cannabis. Ahora no hay nada regulado, estamos en un gris, se va a empezar a pasar de lo ilegal a lo legal una vez que arranque el ARICCAME (Agencia reguladora de Cannabis medicinal y cáñamo industrial). Hay que ver un poco más allá del aceite y la crema”.
No solo hay que producir sino también sensibilizar en cuanto al cannabis y sus usos. “Esta estigmatizado, pero mucho menos que antes”, asegura Gastón: “Muchas personas mayores son los mejores predicadores de los productos porque les generan mejoras en su calidad de vida y lo van contando a sus personas cercanas y va creciendo la demanda de los productos a raíz de los resultados”.
También hay gente que tiene problemas con el sueño y compra los brownies que preparan en Sagrada Semilla y se los van comiendo por pedazos. “Micro dosis”, aclaran: “En el estómago se procesa y después va a la sangre, por eso tarda más el efecto, entre 45 minutos y una hora y media. Dura más y los efectos son más altos”.
También a través de charlas y la “Sagrada Merienda”, generan espacios de encuentro donde poder compartir experiencias e informar sobre los usos de la planta. “Que es lo que falta, información”, remarca Sol. Con la mudanza el proyecto crece y surgen nuevas ideas ante las nuevas posibilidades que les brinda un espacio más grande y más cómodo para armar eventos.
Otra cosa que hacen es brindar acceso al REPROCANN. Trabajan con una médica, y una compañera de la cooperativa se encarga de cargar los datos, llamar y armar la consulta o reunión virtual, y acompañar en el proceso al que lo necesita.
Legalícenla
Las leyes todavía no llegan a reglamentar el crecimiento y desarrollo de los proyectos relacionados a la planta de cannabis. Están a la espera, listos, con todo preparado para ser legales. En el INAES (Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social) figuran como semillero, que es lo mas parecido, todavía no hay una figura adecuada a la cooperativa. Para Sagrada Semilla hay tres frentes: el medicinal, el recreativo y el industrial con la fibra del cáñamo.
“Acá en San Martin hay un Concejo consultivo municipal en la cual quisimos participar, y nos dijeron que tenían que votarnos, pero no entramos. No nos quisieron”.
Para quien preside la cooperativa, otra cosa en la que hay que avanzar es en sensibilizar a la policía y las fuerzas de seguridad en general, porque muchas veces te paran y aunque tengas el papel del REPROCANN, te hacen historia: “Hace un mes a un cultivador que tenía todos los papeles le entró la policía y le rompió todo. Le llevó todas las plantas, todo el laburo de años. Después lo liberaron, pero perdió toda la genética que venía trabajando con las plantas. Después de siete cosechas de la misma cepa de semilla que va dando la planta en cada cosecha, se estabiliza, son más o menos dos años y medio, y va a tener los mismos cannabinoides, el mismo periodo de crecimiento, de resistencia”.

“Acá en San Martín no hay voluntad política, el municipio no hace nada, no hay ninguna política sobre el cannabis”, explica Gastón: “Regionalmente el cannabis es soberanía. Acá se podría tener un cultivo municipal, y abastecer a los usuarios del municipio con lo que necesiten. Eso genera trabajo, es producción: el cultivo, el cuidado, la cosecha, el valor agregado; eso solo en lo medicinal. Después esta la fibra, el cáñamo, se podrían sanear los suelos del Reconquista, absorber el carbono y los metales pesados que está largando el CEAMSE para mejorar el aire y a su vez se vuelve productivo, se generan puestos de trabajo, se puede hacer papel, fibras para uso textil, combustible, plástico, ladrillos”.
“Se cosecha a los seis meses, es rápido. Crece metros y metros, y la semilla se usa para aceite comestible”, agrega Sol sobre el cáñamo.