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Invisibles para el Estado: “El sistema eléctrico en los barrios está hecho así nomás”
Los constantes cortes en el suministro de energía, situación que se agudiza en invierno que hay mayor demanda, expone a numerosos riesgos a las vecinas y vecinos del barrio 9 de Julio, en San Martín. Sin red de gas natural, el servicio eléctrico toma un papel fundamental en la vida de los habitantes del barrio que denuncian el mal estado de las instalaciones y la falta de inversión por parte de la empresa Edenor. A pesar de las quejas, hasta el momento no tuvieron ninguna respuesta. Esta problemática se replica en otros barrios vulnerables del distrito.
Cuando la mamá de Domingo (7) deja de escuchar el ruido del nebulizador que utiliza su hijo, se angustia. Esto sucede cuando se producen cortes de luz o baja tensión en su casa, la cual se encuentra ubicada en el barrio 9 de Julio, algo habitual desde que se mudó allí hace cinco años. En estos casos recurre a dispositivos alternativos para conectar el nebulizador, los cuales tienen una duración de algunas horas. “Me pongo muy nerviosa cuando hay cortes, me agobio, tengo ansiedad, porque mi hijo en invierno lo utiliza constantemente por problemas respiratorios”, cuenta a Zorzal Diario Lucía, una vecina del barrio afectada por los cortes.
Los vecinos denuncian la deficiencia de los tendidos eléctricos y la informalidad de las conexiones. En diálogo con este medio, contaron que los cables de media tensión pasan por dentro de los hogares. Además, hay postes de distribución de electricidad que quedaron en patios de casas o se apoyan sobre las viviendas, además de transformadores que, según cuentan, se incendian “cada dos por tres”.
Advierten que la empresa Edenor, encargada de brindar el servicio, no invierte en infraestructura, es por eso que sufren cortes y baja tensión. Por otro lado, sostienen que la cantidad de habitantes en el barrio se triplicó en el último tiempo, por lo que aumentó la demanda.
Para Aldana y su familia, la baja tensión ya es parte de su rutina. Todos los días en invierno, alrededor de las 20, las luces de su casa titilan y comienzan a chisporrotear. Esto les avisa que es momento de bajar las térmicas para evitar que se quemen artefactos eléctricos que luego tendrán que ser afrontados por su propio bolsillo.
En diálogo con Zorzal Diario, la mujer expresó: “Hay gente que está enganchada, y otra gente que sí paga. Las instalaciones están hechas así nomás. En los días de frío, hay mayor consumo, los cables se recargan y se producen cortocircuitos. Ya hubo varios incendios acá, y también se reportaron muertos. El municipio tendría que controlar a la empresa, pero no lo hace, no les importamos.”
Y continuó: “Nos cagamos de frío porque no podemos poner ni una estufa. Si ponés una estufa, tenés el riesgo de que ocurra un cortocircuito. En verano pasa lo mismo, en enero teníamos que elegir si encender el ventilador o tener enchufada la heladera. Es un peligro, porque a veces al venir de golpe se te empiezan a quemar los artefactos”, relata.
Aldana afirma que en varias oportunidades, se comunicaron con la empresa para generar cableados más formales y bajar en la puerta de cada casa un medidor comunitario para que la familia tribute una tarifa social como cualquier otro ciudadano. Aún continúan esperando la respuesta.