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La resistencia de un jardín maternal para no cerrar: “Somos esenciales, necesitamos volver”

En la calle Sarmiento 5341, en Villa Ballester, se ubica “Diente de Leche”, un jardín maternal que se encuentra golpeado económicamente debido a la pandemia. Para hacer frente al problema, el fin de semana organizaron una feria con emprendedores de la zona con el objetivo de recaudar fondos y sobrellevar la situación económica de la entidad.

Era sábado por la tarde, el cielo despejado con nubes repentinas y un calor agradable, de a ratos agobiante, se había instalado en el patio de “Diente de Leche”, donde tuvo lugar la feria.

La gama de tonos pasteles que predominaba en el lugar, se mezclaba con los banderines coloridos que se iban entrelazando con cada puesto. Eran en total 14 los stands, con amplia variedad de productos, que  iban desde velas aromáticas, juguetes para niños y delicatesen hasta bijouterie.

Norma, la directora de la institución, en conjunto con las docentes, fueron las encargadas de llevar a cabo el evento. “En el 2020 cumplimos 30 años y teníamos que hacer un festejo. Antes siempre se realizaba en un teatro. Este año tan particular, se nos ocurrió hacer esta feria en la cual convocamos a distintos emprendedores de la zona a través de Instagram”, relató.

A pesar de la situación que atraviesa el jardín, el clima era muy alegre y enérgico. “Arrancamos un ciclo fantástico en marzo, previo a la pandemia, y luego quedamos en la ruina económica”, enfatizó Norma, y explicó que “los papás tuvieron que dejar de pagar porque no lo podían sostener, y algunos de ellos incluso se quedaron sin trabajo”. En este contexto, señaló la directora, “tuvimos que reinventarnos como jardín”.

La crisis económica

No hubo risas, llantos ni voces chillonas de niños durante el 2020 en “Diente de Leche”. La alegría de tantos años se tornó grisácea en el pequeño jardín, que quedó con el 50% de sus maestras y con apenas 10 de los 90 niños que asistían, cuyas edades van desde los 45 días hasta los 4 años de vida. A pesar de esto, ni Norma, ni los docentes, ni los padres se dieron por vencidos. Al contrario: se unieron para resistir.

De esta manera, la entrada del jardín se convirtió en un pequeño kiosco para sumar ingresos. “Empezamos vendiendo rifas, budines, pastelitos, pre-pizzas, accesorios para el pelo y barbijos; entre otras cosas”, comentó la directora.

Norma contó que por ahora están “encaminados”, aunque todavía tienen “deudas millonarias”. Y amplió: “Con algunas de las rifas pagamos el alquiler y descontamos un poco del dinero que debemos. Además, ya nos han cortado los servicios de luz y gas”.

“No esenciales”

Durante las habilitaciones, tanto a nivel nacional como municipal, que se fueron otorgando para regresar progresivamente a los diversos trabajos, los jardines maternales no fueron considerados esenciales, por lo que se vieron afectados económicamente. 

“No hay ninguna bajada desde el Estado para los jardines maternales, es como si no existiéramos. Pero somos esenciales porque si no estuviéramos, los padres no tendrían dónde dejar a sus hijos y no podrían trabajar”, exclamó Norma. “Hay mucha gente que no tiene familiares con quien dejar a los chicos y ahí es donde aparecemos nosotros, para darles una mano”, acotó.

Desde el “Diente de Leche” remarcaron que ya venían realizando los protocolos y no requerían de una pandemia para empezar a cuidarse entre todos. Y al mismo tiempo exigieron la intervención de las autoridades pertinentes para poder regresar a clases.

Por último, la directora de la entidad hizo hincapié en que “es importante el apoyo de todos, somos esenciales y necesitamos volver, porque los padres necesitan que estemos abiertos”.

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