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Le pegó un tiro en el corazón para robarle la camioneta

Pablo Retamar tenía 45 años cuando lo mataron a sangre fría en el garage de su casa. El responsable del disparo será juzgado hoy en los Tribunales de San Martín, y la familia de la víctima pide perpetua. Su nombre es Rolando Enrique Oliveira, uno de los dos detenidos por el crimen. El otro implicado, Neri Chaparro, quien era menor de edad cuando ocurrió el hecho, recibió una condena de 15 años en 2020.

Cuando Pablo escuchó los ruidos ya era tarde. Dos jóvenes, que podían tener la edad de sus hijos adolescentes, estaban apuntándole con un arma de fuego. Lo sorprendieron mientras lavaba su camioneta en el garaje de su casa, calle San Felipe al 6900 del partido de Loma Hermosa. De nada habían servido las varillas de hierro que había puesto en el portón como medida de seguridad. Su mujer, Nora, estaba preparando la merienda con sus hijos y escuchó un fuerte impacto. Nunca lo asoció a un disparo. “Pensé que se había caído la caja de la camioneta”, recuerda la esposa de Pablo en diálogo con Zorzal Diario.

Juan Pablo, el menor de los hijos, alcanzó a ver a su padre de rodillas con una mano en el corazón mientras los delincuentes cruzaban la medianera. Pronto advirtió que tenía una herida de bala. “Mami le dispararon”, exclamó. Nora, aturdida y sin entender aún lo que estaba pasando, salió a la calle a los gritos en busca de ayuda. Un vecino cargó a Pablo en su camioneta y lo trasladó al Hospital Bocalandro. Falleció antes de llegar.

El crimen ocurrió el 2 de octubre de 2018. Pero los robos con ese nivel de violencia eran una constante en el barrio. “Muchos vecinos denuncian que era una zona liberada”, relata Nora.

La víctima, de sexo masculino, se resistió y en el forcejeo recibió un tiro en el pecho. Así reconstruyó el hecho la policía. Nora recuerda que, en conversaciones con Pablo sobre los sucesivos robos en la zona, habían llegado a una especie de pacto: si alguna vez les tocaba a ellos iban a entregar todo lo que les pidan. Por eso, a pesar de la reconstrucción oficial de la escena, ella aún hoy no entiende por qué le dispararon.

Tanto el testimonio de un vecino que observó el hecho como las imágenes de varias cámaras de seguridad, fueron elementos claves para identificar a los delincuentes. “Se trató de dos chicos del barrio que siempre paraban en la esquina de las calles Mendoza y Buenos Aires. Los vecinos sabían que robaban”, afirmó Nora. 

A los dos días del hecho, Neri ya estaba bajo prisión preventiva. Tenía 16 años y lo entregó su mamá. El año pasado, el Régimen Penal Juvenil lo condenó a 15 años mediante un juicio abreviado. Es lo máximo que establece la ley en orden al delito que le imputaron. A “Coco”, que tenía 19 años al momento del crímen y fue el responsable del disparo, lo encontró la policía siete días después del asesinato escondido en la casa de un familiar en Moreno.

Después de este caso, aumentó la presencia policial en el barrio, pero afirman que sólo duró algunos días. “Hoy está todo igual que antes”, cuenta Nora, quien junto con sus hijos ya no vive más en el lugar que los vio crecer.

Esa tarde Pablo y Nora habían compartido unos mates, y luego fueron a la terraza a colgar la ropa. “Me miró y me volvió a mirar como nunca antes. Fue una sensación muy linda. Me quedo con esa mirada para siempre. Todos me dicen que ahí se despidió” cuenta Nora. También recuerda a su marido, que trabajaba de plomero, como un “buen esposo, y mejor padre”: amiguero, responsable, respetuoso, atento, siempre presente para ayudar a los demás; son algunas de las palabras con las que lo describe. “Salías a la calle con él y todos lo saludaban”, asegura.

El juicio a Rolando Enrique Oliveira, a quien apodan “Coco”, se llevará a cabo a las 9.30 hs. en los Tribunales de San Martín. Nora pide perpetua. Aunque asegura que “ni con todos los años del mundo va a pagar el daño que hizo”. 

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