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Mujeres al mando de la Biblioteca Popular

Con esfuerzo y perseverancia, un grupo de mujeres consiguió tomar la posta en la “Biblioteca Popular” que funciona hace 6 años en Carcova, así, sin tilde, como llaman los vecinos a su barrio. Cuentan que los hombres se fueron ocupando de otras cosas y ellas quedaron a cargo del espacio que a diario brinda un combo de actividades educativas y culturales. Está ubicado en la calle Fray Luís Beltrán 2101-2175, José León Suárez.

“Participo de la biblioteca haces varios años, pasé por distintas etapas. Somos un grupo de mujeres que articulamos con organizaciones sociales y la Dirección de Género de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM). Allí derivamos a chicas que transitan  distintas problemáticas. Es un espacio en el cual nosotras podamos hablar de nuestras cosas en términos generales, no solo de la violencia”, cuenta a Zorzal Diario, Claudia Cubilla.

Y continúa: “Meses atrás hicimos un taller de fotografía exclusivo para mujeres, ahora estoy en un espacio que se construyó para jóvenes que tiene problemas de adicciones con drogas peligrosas. El objetivo es que las chicas y pibes pasen más tiempo en la biblioteca, para que se dediquen al arte, los libros y no estén tanto en la calle. Esta es la tarea más fuerte que cumplo en el lugar. También ayudo a coordinar los talleres, festivales, movidas culturales y musicales que hacemos a menudo”.

Blasida Cubilla, a quien todos llaman Doña Nena, realiza un profundo trabajo con los jóvenes del barrio. Ella empezó siendo su compañera de estudio y ahora es su profesora y preceptora. No les permite que falten, los busca en sus casas a diario.

“Antes estaba a cargo de la coordinación de los talleres, ahora del Plan Fines. Contamos con al menos 50 graduados. Me dedico a buscarlos para que vengan a las clases y no abandonen, los incentivo. Me toca trabajar con chicos de 18 a 20 años, la gente me preguntan cómo hago, porque son rebeldes. Les cuento que estudio a la par de ello, además, vieron que yo también pude terminar. Me involucré en todo, hasta en el armado de las maquetas y cualquier actividad que tengan que hacer. Así también les tomo lista, les hago firmar la asistencia en la clase y les estoy encima todo el tiempo para que estudien”, explica Doña Nena.

Y asevera: “Cuando veo que están en la esquina les digo que vayan a estudiar. Pero lo más emocionante viene cada vez que una cohorte termina, porque me abrazan y lloran conmigo. Me dicen muchas cosas lindas. Ahora estamos planeando hacer un jardincito nocturno, porque las madres que vienen no pueden estar tranquilas en la clase porque las niñas y niños lloran. En ese espacio podrán dibujar y pintar mientras las chicas estudian”.

Por su lado, Gisela Pérez, que estaba muy lejos del trabajo social, pero que luego comprendió el propósito y que ahora lo hace con amor. Cuenta que sus dos hijos se criaron en la biblioteca y participan de las actividades.

“En principio no estaba muy comprometida, porque no comprendía de qué se trataba, pero después encontré el sentido y decidí meterme a pleno. Empecé a dar clases de apoyo escolar, también a promover el deporte, en ese entonces fue el hockey. Ahora estamos organizando un centro de desarrollo infantil, cognitivo y de habilidades”, asegura Gisela.

“Somos un grupo de mujeres comprometidas con lo que hacemos. Ahora me ocupo más de la gestión que se planea a futuro para que este proyecto sea sustentable. Nos interesa es que las niñas y niños del bario la pasen bien. La biblioteca funciona hace 6 años y queremos seguir creciendo, los hombres comenzaron a encargarse de otras cosas y quedamos nosotras. A diario incentivamos a mujeres para que se sumen y nos ayuden a seguir la construcción de derechos que llevamos adelante. Mis dos hijos se criaron acá y participan de las actividades”, enfatiza Gisela.

Lo concreto es que la “Biblioteca Popular” es un lugar de superación personal para chicos y grandes. Además, allí ocurren cosas que marcan las vidas de las personas, quienes luego se vuelcan al trabajo colectivo de inclusión.

“Tengo 60 años, recibí mi titulo secundario acá, soy una de las graduadas de la promoción de 2016. Ahora estoy en un taller de encuadernación y hago capacitaciones, por ejemplo, sobre economía social. Jamás pensé que terminaría mis estudios a esta edad: es lo que me moviliza a seguir alentando a mujeres y hombres para que también lo hagan. Es una forma de colaborar, ayudo en lo que haga falta. También estoy a cargo de abrir la biblioteca y de recibir a la gente que vienen a realizar actividades o de visita”, finaliza Olga Heuberger.

Por Jesús Cabral // Fotos por Evelyn Schonfeld

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