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Otro falso tiroteo

Un sargento retirado y su hijo, oficial ayudante de la Policía Federal Argentina (PFA), balearon a dos delincuentes en el partido bonaerense de José C. Paz. Sucedió luego de que los ladrones le robaran la camioneta a uno de ellos. Los cuatro quedaron detenidos al tratarse de un nuevo caso de gatillo fácil. Los asaltantes no dispararon, sin embargo, un sector del periodismo comunicó que “fue un tiroteo”. Esto sucede cuando los periodistas construyen noticias con fuentes policiales e informan por repetición.

El hecho ocurrió el jueves 4 de abril alrededor de las siete de la tarde, cuando los asaltantes le sustrajeron la camioneta Volkswagen Surán color gris al policía retirado, en la puerta de su casa del barrio Alberdi, de José C. Paz. Después de sufrir el atraco el hombre fue a buscar a su hijo, de 22 años, y comenzaron a perseguir a los ladrones en su Peugeot 206 blanco con vidrios negros. Cuando llegaron al 8.225 de la  Ruta 8, frente a la empresa metalúrgica Dana, los ladrones – que no sabían que eran perseguidos-  se detienen en un semáforo con intenciones de cruzar para el partido de Malvinas Argentinas. Allí padre e hijo descendieron del rodado y se acercaron por los costados de la Surán y, sin mediar palabra, dispararon al menos una docena de tiros con dos pistolas 9 milímetros. Los proyectiles impactaron en la puerta del conductor y del acompañante. El que manejaba, con un tiro en la zona del tórax, quedó tirado en el piso al abrir la puerta para intentar huir y el segundo con un impacto de bala en el abdomen y otro en la pierna pudo correr unos veinte metros y fue alcanzado por el sargento retirado. Ambos fueron trasladados al hospital de la zona, el más complicado salió del quirófano el mismo día cerca de la media noche y los dos policías resultaron ilesos.

Zorzal Diario – casualmente- fue testigo de las pericias balísticas y de objetos que se practicaron en la escena del crimen. No fue “un tiroteo” como trascendió, ya que solo los policías dispararon.

Arriba de la camioneta robada secuestraron, una billetera, un chaleco anti balas, dos cargadores de 9 milímetros completos y ropa de policía, todo estaba en el baúl de la Surán, por lo cual los ladrones no sabían lo que llevaban. Atrás del asiento del conductor encontraron un revolver calibre 32 largo, supuestamente de los delincuentes, con cinco proyectiles intactos en su interior. Cuando el perito, Juan Lema, descargó el arma e hizo una prueba, respondía al normal funcionamiento. Luego comenzó a medir las distancias y las trayectorias de las balas. El experto se dio cuenta que todo lo ocurrido fue desde afuera hacia adentro y a menos de 5 metros de distancia.

Cabe destacar que padre e hijo violaron el protocolo de procedimiento de la fuerza a la que pertenecen, además, excedieron los limites impuestos por la ley. Los empleados de la PFA no estaban en servicio y cometieron un acto de gatillo fácil, por lo cual, en ese momento, también se ordenó la detención de ellos.

Intervino la comisaría 2da. de José C. Paz, quienes identificaron a los ladrones como Rodrigo Rojas de 18 años, y  Rodrigo Damián Savarese de 24. La causa transita en la Fiscalía 21 de Malvinas Argentinas dependiente del Departamento Judicial de San Martín a cargo de,  Lorena Carpovich, quien se hizo presente en el lugar pero no quiso hablar con la prensa.

Rojas y Savarese cometieron un robo, pero cuando se desató la persecución que emprendieron los miembros de la PFA, se originaron otros delitos que la Justicia no puede soslayar.

El sargento retirado, mientras protagonizó la balacera, tenía en su poder una pistola cromada, sin embargo, las dos pistolas que figuran en la causa son negras. En la escena del crimen trabajó la Policía Bonaerense, no participó la Gendarmería Nacional Argentina. En este sentido, el complot de la camaradería entre los diferentes uniformes es altamente probable.

Cuando sucedieron los hechos, un sector del periodismo (TN, Infobae, Crónica, entre otros)  informó sobre “un tiroteo”. Esto resulta gravísimo porque legitima la violencia policial en la sociedad. Mientras, desde las escuelas de periodismo, promueven lo informativo y dejan de lado el análisis. Hacer prensa desde el escritorio trae estas consecuencias negativas que perjudican al común del gremio.

Si algún periodista hubiese ido hasta el lugar de los hechos podría haber informado correctamente. Las detonaciones que se escucharon fueron todas del mismo calibre. Cuando éste periodista cuestionó ese punto, un policía respondió que “los delincuentes usaban el mismo calibre”,  aunque horas más tarde fue desmentido por la pericias. Además, en el semáforo donde sucedieron los hechos hay una cámara de seguridad que registró la balacera policial y debe ser analizada.

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