El genocidio sionista contra el pueblo palestino no es un hecho aislado ni un “conflicto reciente”:…
Sindicalistas: Bendita tú eres entre todos los varones
Zorzal Diario dialogó con dos mujeres que después de un largo recorrido en la militancia lograron acceder a espacios de toma de decisiones. Tal es el caso de María Victoria Olalla, quien conduce el gremio de Textiles San Martín y de Abigail Luque, quien es referente de la OLP (Organizaciones libres del pueblo), forma parte de la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular.
Maria Victoria Olalla, más conocida como “la negra”, no terminaba séptimo grado, cuando ya había comenzado a trabajar en la industria textil. “Hace casi 50 años atrás no se hablaba de los derechos del niño, ni del trabajo infantil. Al contrario, estaba muy bien visto por los padres que vayan a aprender un oficio, porque te enseñaban la cultura del trabajo”, cuenta. Allí era peona, cargaba y descargaba fardos de lana y algodón de los camiones. De las instalaciones, solo podía acceder al playón.
Llegó el verano, y todos los compañeros que estaban dentro de la fábrica “Kuchevsky hermanos” se tomaron vacaciones. María Victoria tenía 13 años cuando buscó al dueño, y le preguntó por qué no le daban las vacaciones a ella. El patrón le dijo que se las tome pero que no se las iba a pagar, que no le correspondía, y que dejara de preguntar por ese tema.
Al día siguiente ella volvió a insistir por sus vacaciones pagas. El jefe le volvió a decir que se tomará un mes, dos meses, pero que no se las iba a pagar. Ante la negativa del patrón, ella no volvió a su puesto, se fue al vestuario, se puso un vestido y sus zapatos con plataformas. Guardó en una bolsita su ropa de trabajo, y una taza de loza. Entró a la oficina sin golpear. “Otra vez vos animalito, andate a tu puesto de trabajo”, le gritó.
“¿Usted me ve bien la cara? Pues míreme bien, porque hasta el día que se muera me va a tener que ver la cara”, le dijo mientras le revoleo la taza que tenía en su bolsa.

Recuerda que a un hombre al que ella cargaba y descargaba la camioneta le había ofrecido trabajo en una fábrica textil en Villa Maipú. Su mamá la acompañó a ese lugar. Cuando tocó el timbre, salió el patrón y le tuvo que recordar que era la peona de la fábrica Kruchevsky, porque vestida de mujer no la reconoció. Después las invitó a recorrer la textil, les mostró los telares, y le dijo que si ella estaba dispuesta a trabajar ahí, el lunes podría empezar. Le dieron el trabajo y le enseñaron el oficio de tejedora.
En esa fábrica empezó a militar. Corría la dictadura militar, cuando venía un delegado de afuera para hacer las asambleas del sindicato. Buscaban un delegado de la fábrica y nadie quería ser, y “la negra” no podía porque tenía sólo 17 años. A los 18 años, cuando le dio la edad que establecía el estatuto, resultó electa delegada por primera vez. En ese entonces, ya se paraba y tomaba la palabra en las reuniones.
“Ahí arranca mi militancia gremial porque la política la mame desde la cuna. Vengo de familia peronista. Después de tres períodos consecutivos soy convocada por el gremio a ser colaboradora del sindicato.”
Fueron 39 años en la militancia sindical, realizando tareas no representativas en la Asociación Obrera Textil de San Martín. Como dice ella:” 39 años haciendo banco.”
Acá se detiene y explica que llegar a ser dirigente gremial no le costó nada. Reconoce que fue muy valorada como activista y militante, pero afirma que para llegar a la conducción le “costó tres veces más que a cualquier muchacho.”
“Para que una mujer conduzca los destinos de un gremio, conduzca a hombres, dirigentes: hombres, delegados: hombres, obreros: hombres, empresarios: hombres, jefes de personal: hombres, representantes legales de las empresas: hombres, fue muy difícil, fue tremendamente difícil, por eso tardé tanto en llegar. Tuve que demostrar mi fortaleza, mi capacidad.”
Hoy, lleva cuatro períodos en la conducción, sostiene que el gremio cumplió ochenta años de trayectoria y ella es la primera mujer conduciendo: “Soy la única secretaria general en la historia de mi gremio. Me entristece saber que sigo siendo la única mujer del sector industrial en toda la Argentina”.
Tiene claro que esto se debe al ” machismo patriarcal”. Sobre esto explica:” Desde la túnica de Cristo hasta acá existe la industria textil, mi gremio tiene más de 80 años de historia y no hubo nunca una mujer. No me conforma: me duele, me lastima. Mirá a los gastronómicos, los de comercio, hoteleros, hay más de 3.500 organizaciones afiliadas a la CGT. Fijate la conducción, son todos hombres”.
Dice que lo peor que le puede pasar es jubilarse y no haber dejado a una sola compañera dentro de los cargos de este sindicato. “La que llegó tiene que darle la mano a la otra, y la otra a la otra, y la escalera descendente para buscar a la última y traerla para arriba, esa es la tarea”.
Zorzal Diario también charló con Abigail Luque (28), quien es de Villa Curita, José León Suárez. Dice que milita desde que tiene uso de razón. De chica realizaba actividades junto a su mamá y su hermana: “Comenzamos a pulmón haciendo actividades para los pibes del barrio”.
Pateando la calle se dio cuenta que faltaban herramientas políticas, por eso decidió formarse, militar en distintos espacios y llevarlo al territorio. Comenzó a militar en la Organizaciones Libres del Pueblo (OLP). Recuerda que en los años de macrismo su militancia dentro de la organización se potenció.
“Los más ajustados y golpeados siempre somos los de abajo. En ese tiempo, las políticas neoliberales impactaron fuertemente en los barrios populares, organizarnos fue el pilar fundamental para mantenernos en unidad.”
Remarca que las mujeres son siempre las que sostienen los comedores y revuelven las ollas en cada barrio, las que cobijan a los pibas y pibes con adicciones, las que ayudan a las vecinas que están en situación de violencia:

“Nosotras más que nadie estamos preparadas para discutir políticas públicas, tomar decisiones, por eso queremos más espacios de participación en los ministerios y secretarías, allí tenemos que estar las compañeras que salimos de los barrios populares, no las señoras de tacos altos y carteras caminando por los pasillos “suponiendo” cuáles son nuestras necesidades. Por eso, ver una cartonera en la cámara de diputados me da esperanza”, haciendo referencia a la Diputada Nacional Natalia Zaracho.
Actualmente, Abigail es referente nacional de la OLP, enfatiza que la entrada de la mujer costó, pero que los compañeros varones vienen haciendo un trabajo de deconstrucción todos los días. “Cuando pudimos entrar, se nos daba el espacio pero no la voz”. Hoy, en la mesa nacional de discusión están sentados la misma cantidad de compañeras y compañeros para discutir políticas sociales.
“Si bien falta mucho por conquistar este es el camino, el sistema está en deuda con nosotras.”
Le sigue llamando la atención que a la hora de discutir paritarias en lo que es el área estatal, los trabajadores del estado son todos varones los que se sientan a discutir y a cerrar tratos con los patrones. “Son todos varones, no hay ninguna mujer, no se le da el espacio a la mujer en el área sindical, lo mismo lo vemos en las reuniones o en las conferencias de prensa, que hay veinte varones y dos compañeras.”
Para cerrar sintetiza: “Nos dimos cuenta que somos capaces de discutir políticas sindicales a la par de los varones, logramos derechos que se nos han negado por años, debemos seguir luchando contra este sistema machista.”