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Tres de Febrero: donde hay una necesidad está “El Turkito de la gente”
Omar Abuhid es un vecino de Villa Bosch que denuncia y resuelve las demandas de muchas personas. Cuando era chico a su mamá le diagnosticaron cáncer y, desde ese momento, decidió transformar el dolor en ayuda a los demás. Ante la falta de respuestas de la gestión local a las demandas de los vecinos, “El Turkito de la gente”, como es conocido Omar en las redes sociales, cumple un rol fundamental en la contención de aquellos que más lo necesitan.

“Mi mamá, Ana, me enseñó que donde hay una necesidad, siempre hay que estar. Cuando ella se enfermó, juré que nadie más tendría que vender cosas para costear una enfermedad. Desde ahí arranqué a cumplir mi promesa”, relató Omar Abuhid en diálogo con Zorzal Diario, acerca de los comienzos de su iniciativa solidaria.
Omar lleva 16 años cambiando la vida de cientos de personas: “mi señora, Celeste, junto a mis dos hijos Mirko (15) y Lucía (9), participan y me acompañan en toda esta movida. En este último tiempo me hice muy conocido, si alguien tiene una necesidad me llama a mí. Esa es la bronca de los políticos: que los señalo y me meto con ellos porque son ellos los que deberían dar respuestas. Yo no me callo”.
“El Turkito de la gente” se convirtió en un puente entre quienes pueden brindar ayuda y quienes la necesitan. “Los pedidos van desde alimentos y frazadas hasta sillas ortopédicas, trípodes, alimentos para pasar por sonda y medicamentos para enfermedades oncológicas. La gente me hace llegar donaciones a mi domicilio o las paso a buscar. También he llegado a poner plata de mi bolsillo cuando fue necesario. Soy comerciante y dentro de todo me va bien”.
Por ocuparse de las necesidades de las personas, Omar generó que la gente deposite en él una confianza que muchas veces no tienen en las instituciones.“Recientemente falleció una mujer y su hija tenía una caja llena de remedios oncológicos. En vez de dejarlos en el hospital donde se encontraba internada su madre, me los dio a mí, porque confía que van a llegar de verdad a la gente que lo necesita”, cuenta Omar.
El Turkito no sólo denuncia las injusticias en sus redes sociales, sino que además trata de resolverlas. Afirma que en Tres de Febrero hay muchas personas viviendo en la calle y nadie hace nada. “Nosotros hacemos el ‘operativo frío’, pero lo hacemos de verdad. Acá se acordaron que la gente de la calle tenía frío el 7 de Julio porque vino Crónica, y recién ahí salieron los del municipio con una camioneta. Con mi gente salimos todas las noches con el termo, comida y frazadas; y le preguntamos a la gente qué necesita. Hace unos días mientras recorríamos las calles a las dos de la mañana, hicimos un vivo para Facebook y había 400 personas conectadas. Muestro lo que hacemos para que me sigan ayudando”, cuenta Omar.
Una vez se acercó junto a su familia a pedir alimentos a la oficina de Desarrollo Social del municipio, para ver cómo actuaban ante la demanda de quienes más lo necesitan: “me dijeron que tenía que hacer una cola a las tres de la mañana, y por poco me piden una muestra de ADN para darme una bolsa con alimentos. Ahí mismo prendí el teléfono y lo mostré en mis redes sociales”.
En este contexto de pandemia, la gestión local afirma que realiza operativos sanitarios y brinda ayuda social en los barrios más postergados, Omar aseguró al respecto: “Valenzuela no, yo sí. Conseguí que se realicen 64 testeos a personas que tenían síntomas de COVID-19. Acá no se están haciendo muchos operativos, ni hay ayuda social. Mi teléfono no para de sonar. La gestión del intendente deja mucho que desear”.
Donde existe una necesidad, nace un derecho
Son muchas las instancias en las que “El Turkito” supo de una necesidad y se encargó de abordarla con los recursos que poseía. Así llegó a vender su camioneta para equipar toda una sala de ortopedia para chicos en el Hospital Posadas y logró que le entreguen 28 sillas de rueda para el Hospital Bocalandro. “A los políticos les molesta eso porque los pone en evidencia. Ellos tienen los recursos y el aparato para hacerlo, y no lo hacen”, denuncia Omar.

Comprometido con el dolor de los otros, asegura que no le gusta que los funcionarios jueguen con las personas: “hay algunos que sacan rédito de la necesidad para tener un like más en las redes. Por ejemplo, para que te den una silla de ruedas, llegan a decirte que hagas un video de dos minutos ‘arrodillándote’ y pidiéndolo, y no me parece bien”.
El Turkito asegura que muchas veces ha llegado a tener problemas familiares por estar siempre pendiente de las necesidades ajenas. Una vez regresó al país, en medio de unas vacaciones en México, para entregarle un remedio a una señora: “sabía que tenía ese medicamento en la heladera de mi casa. Mi mujer a veces se cansa y mucha gente piensa que estoy loco, pero si yo sé que alguien está necesitando y sufriendo, no me puedo quedar sentado”.
A pesar de haber recibido propuestas para introducirse en política, dice “no casarse con nadie” y no estar interesado en ese mundo: “Me dijeron que arrastro el 50% de los votos de Tres de Febrero y San Martín. Pero lo único que me interesaría sería trabajar en Acción Social y lo haría gratis: para que nadie se robe nada y las cosas lleguen donde tienen que llegar.”
Con mucho carisma y determinación como pocos tienen, entre las miles de anécdotas que guarda, cuenta que “una vez me llamó un político para ver si le podía conseguir un medicamento. Le digo ‘¿bol.., yo lo tengo que conseguir? Vos sos el funcionario’. Siempre me preguntan por qué hago esto, lo hago porque me gusta. Ver llorar de emoción a las personas cuando les llevás un remedio con el que le salvas la vida. Darle algo caliente a la noche a quien tiene frío, no tiene precio. Le prometí a mi mamá que esta movida solidaria no va a parar y así será. Ojalá cuando mi vieja tuvo cáncer hubiera existido un Turkito”.
Aunque “El turkito de la gente” genera amores y odios, es respetado por todos. Se encarga de visibilizar las demandas sociales y desnudar la falta de gestión con las herramientas que tiene a mano. Por eso al mismo tiempo es perseguido por funcionarios e idolatrado por miles de personas; algunas de las cuales han llegado a tatuarse su nombre en agradecimiento: “catorce personas me tienen en su piel, es una locura”.
