La Cámara Gastronómica de San Martín, liderada por Diego Faggioli, firmó ayer en horas de la…
Unidad en la acción, en contra de las violencias
Juan Grabois y Myriam Bregman visitaron San Martín. La charla fue organizada por el diputado nacional Leonardo Grosso, ante la conmemoración de un nuevo 8 de mayo, Día Nacional de la Lucha contra la Violencia Institucional. Se colmó el Club de la Música, espacio autogestionado de Villa Ballester.
El asesor del Papa Francisco, Juan Grabois es referente del Movimiento de Trabajadores Excluidos, que nuclea a recuperadores urbanos, cartoneros, etcétera. Como la semana pasada la legislatura porteña aprobó una ley que permite que se vuelva a incinerar basura, el jueves pasado movilizaron alertando que están en riesgo más de 6.000 puestos de trabajo. Con este escenario como trasfondo, hizo eje en que la sociedad de descarte contempla también vidas de descarte, y que por eso la violencia que los sectores marginados padecen no es enfrentada desde el Estado: todo lo contrario, es tolerada, se construyen discursos que la avalan.
Leonardo Grosso, en su rol de anfitrión, había propuesto en la apertura que se considerara a la unidad de acción, respecto de estos temas, respecto de la unidad por las luchas populares y en contra de la represión del Estado con sus invitados. Myriam Bregman, diputada porteña que recientemente lanzó la Comisión Especial contra la Violencia Institucional tomó la posta, y respondió que sí.
Bregman se quejó por quienes buscan bajarle el precio a la palabra “unidad”, dejándola totalmente subsumida a “la rosca electoral”. Desarrolló que cuando dice que “este Gobierno, es de los ricos y para los ricos”, se hace referencia a apenas un 0,3% de la sociedad. Dijo que para ella está clarísimo que con la rosca electoral no se resuelve nada, que siempre los que gobiernan son parte de una pequeña elite que se la pasa decidiendo todo el tiempo, todos los días, con los golpes de mercado, las corridas cambiarias, la definición de delitos. Explicó que Karl Marx se dedicó a estudiar cómo había surgido el delito de robar leña, y que fue precisamente cuando apareció el negocio maderero. Los dueños de los negocios definen los delitos. “Nosotros peleamos por las bancas para ponerlas al servicio de las luchas, pero no nos confundimos con eso”, dijo.
Le respondió a Grosso que sí, que para ella era fundamental mantener la unidad en la acción, en las calles, acompañando los conflictos del pueblo trabajador.
Leonardo Grosso cuando asumió su banca en el Congreso impulsó la aprobación de la ley que declaró al 8 de mayo como Día Nacional de la Lucha contra la Violencia Institucional. La fecha fue elegida en conmemoración de la Masacre de Budge, cuando la policía bonaerense mató a tres amigos que estaban tomando una cerveza en una esquina. El barrio se movilizó de tal forma, en 1998, que al día siguiente este problema que ocurre de diversas formas muy a menudo, fue tapa de todos los diarios. “El 8 de mayo es una fecha en la que se reivindica la lucha contra la violencia”, remarcó. En el encuentro estaban presentes familiares y víctimas de violencia institucional, referentes en la lucha, como la mamá de Sebastián Bordón, Miriam Medina y Cristina Almeyda, cuyo hijo David Monzón fue asesinado en el penal, y responsabiliza al Servicio Penitenciario Bonaerense de Olavarría.
A su turno, Grabois había dicho que es más fácil conseguir prensa cuando se habla de un caso de “gatillo fácil”, como si se tratara de un hecho excepcional, pero que es mucho más difícil encontrar espacio para reflexionar sobre las raíces estructurales del trato que el Estado dedica a estos “descartados” por la sociedad, que no los necesita como fuerza de trabajo, ni como ejército de reserva, porque ya hay mucho. Comparó con los casos de Brasil, Colombia y México, donde el Estado ni siquiera gasta en balas, y ejerce una violencia institucional por omisión, al permitir que bandas armadas resuelvan sus problemas a los tiros, sin intervenir. Aclaró que la situación Argentina no es ésta, pero que de todas formas hace falta un análisis mayor, una política que permita denunciar que todos tenemos miedo de que maten a nuestros hijos, aunque no sabemos bien de dónde vendrán las balas.
Grosso marcó que hace 200 años, que la Argentina desde su fundación ejerció la violencia, masacrando primero a los pueblos originarios. Pero, aclaró que de todas formas no quiere dejar una sensación de pesimismo, y que esos 200 años no fueron lineales, y que hubo momentos en que los pueblos diseñaron mejores estrategias, tuvieron mayor pericia al ejecutarlas, y encontraron caminos para conquistar derechos. El auditorio estaba colmado de jóvenes, mujeres y varones, ansiosos por preguntar, intervenir, opinar. La invitación de Grosso, del Movimiento Evita, quedó planteada.

Por Vanina Pasik
Fotos: Mayra Llopis Montaña




