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Vecinos marcharon para reclamar justicia por el femicidio de Natalia Saban

Cientos de vecinos y vecinas, encabezados por familiares y amigos de la víctima, se movilizaron el viernes a la tarde a la comisaría de José León Suárez para pedir justicia por el crimen de Natalia Saban.

Desde hace dos semanas que el barrio de Villa Hidalgo en San Martín se encuentra movilizado por el femicidio de Natalia, una joven de 16 años baleada en la cabeza. Su pareja, Matías Agustín Cano de 20 años, es el principal sospechoso y se encuentra prófugo. 

Vecinos y vecinas se juntaron el pasado viernes en la intersección de Zorzal y Cisneros a las 19 horas para marchar hasta la comisaría cuarta de José León Suárez como pedido de justicia por el asesinato de la joven.

Entre bombos y platillos, familiares y amigos de Natalia marcharon hacia la dependencia policial, para exigir al comisario una respuesta ante la falta de respuestas a la hora de buscar al asesino. Cada persona llevaba un globo negro y una foto de Natalia, y durante el trayecto repartieron volantes para que todo el barrio se entere y colabore con la búsqueda del sospechoso.

Sin embargo, una vez allí el policía responsable, el comisario Aguilar, no quiso recibirlos, por lo que la familia procedió a ingresar a la comisaría hasta que el funcionario “salga a dar la cara”, según expresó Malvina, madre de Natalia, quien remarcó: “Queremos que nos explique por qué dejó ir a los asesinos de mi hija”.

Finalmente, el comisario accedió y ofreció una reunión con la madre, pero ella se negó y le pidió que saliera a la calle a hablar con toda la gente que se encontraba allí. “Venimos en son de paz, no queremos lastimar a nadie, solo pedimos justicia y que se muevan para encontrar al asesino”, expresó una joven desde atrás, con los ojos llenos de lágrimas.

Entre titubeos, el comisario comenzó a responder preguntas de la familia y explicó: “Hicimos distintos allanamientos, pero no depende de la policía, depende de la fiscalía”. Apremiado por el reclamo de la gente, el responsable de la seguridad y cumplimiento de leyes cometió varios errores en su discurso.

Pero el interrogatorio sufrió un quiebre cuando un hombre preguntó por qué no ponían fotos del sospechoso prófugo en sus patrulleros, como hacen habitualmente, a lo que el comisario respondió: “Porque sólo ponemos fotos de gente buscada”, lo que provocó la indignación de los manifestantes, ya que daba a entender que no lo estaban buscando.

La fuerza de Malvina se alimentaba de la bronca ante tanta injusticia e incertidumbre. Sus declaraciones estaban basadas en la idea de que “el comisario se vendió por unos pesos”, razón por la cual señaló que ya le habían realizado la denuncia correspondiente por su presunta complicidad. Abrumada por la injusticia de sus palabras y el dolor por haberle arrebatado la vida de su hija, le manifestó: “¿Cuánto querés por el asesino de mi hija?”.

“Nosotros no dormimos, andamos detrás de la familia del sospechoso, caminamos el barrio, nos metemos en los pasillos, eso lo tienen que hacer ustedes señor comisario”, sostuvo la madre de la víctima.

“Soy comisario, pero a disposición de la fiscalía”, repetía el jefe policial como única respuesta a tantas preguntas.

Mientras esperan que la justicia actúe, el dolor sigue alojado en el pecho de familiares y amigos de Natalia, y de todas la personas que se movilizaron para visibilizar un nuevo caso de femicidio.

Los hechos

El pasado lunes 9 de diciembre Natalia de 16 años, se encontraba en una casa ubicada en la calle Ingeniero Huergo al 9800, en el barrio Villa Hidalgo, cuando fue herida por un disparo de arma de fuego en la cabeza y falleció al día siguiente en el Hospital de San Isidro.

La policía busca a su novio, sin éxito, como el presunto autor material, quien en primer momento dijo que el crimen lo había cometido por accidente su hermanastro de 10 años -quien había asumido la culpa- y después desapareció.

Tras su declaración, el niño fue llevado a una fiscalía junto a sus padres, pero quedó en libertad ya que los investigadores desconfiaron del relato y pudieron identificar mediante el análisis de las  pruebas que era imposible que el disparo lo hubiera efectuado el menor.

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