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Alimento real: del campo a la mesa

En un galpón de Villa Lynch funciona el depósito del Click. Allí cada semana se arman los cientos de bolsones con frutas y verduras de producción agroecológica que son repartidos en todo el AMBA. Zorzal Diario dialogó con Uriel Wul uno de los fundadores del proyecto que une el campo y la ciudad, productores agroecológicos rurales y consumidores urbanos. ¿Se puede comer mejor en la ciudad? ¿Es la agroecología una opción para bajar la inflación en los alimentos? ¿A qué cadena de producción aporto con mi consumo?

“La idea del Click, como el nombre también lo indica, era crear una versión sencilla y potente. Desde poder pedirlo de una manera sencilla, hasta lo que tenía que ver con la logística: desde la cosecha hasta el retiro de la gente en los puntos de entrega”, cuenta Uriel, mientras toma un mate en el galpón ya vacío, rodeado de pilas de cajones sin contenido que esperan para ser devueltos, luego de la limpieza.

Sobre uno de los muros, parados sobre un andamio, dos artistas pintan imágenes de campesinos, verduras y frutas, mientras Uriel reflexiona sobre su tarea: “Creo que el trabajo se viene logrando», dice porque con un click y un formulario pedís el bolsón, y también te hace «un click en la conciencia, un click en la alimentación, un click sobre la producción», enfatiza y confía en que la palabra click «implica un cambio, y no se hace solo con el mouse”.

El cambio que se plantearon  Hernán Kohan y Uriel Wul era hacia lo orgánico, hacia la producción y el consumo, y explica que hay dos circuitos bien diferenciados entre la cadena que lleva los alimentos a la verdulería tradicional y la cadena agroecológica. “Invitamos a que la gente saque cuentas rápido y vea donde le conviene: por cada uno, por la tierra, por los productores”, explica Uriel mientras de fondo suena un reggae que acompaña las ultimas tareas de orden y limpieza del galpón.

El mundo de la agroecología puede ser una forma de ejercer la sociología, piensa, ya que se trata de crear otras formas que vayan rompiendo con las viejas: “Con todo esto estamos poniendo el foco en el tema precios, que es fundamental hoy por hoy: precio-alimento”.

¿Lo agroecológico es más caro que lo agroquímico?

Es relativo. Porque se mueve en una red de comercio más directo, sin tanto intermediario. Hay más costo de mano de obra, de trabajo en el campo porque hay menos maquinas: “Es mucho más trabajo artesanal”, dice Uriel. “La fertilización, la poda, un montón de laburos que en el otro caso lo hacen maquinas. En la agroecología también se usan tractores o herramientas pero más sencillas que implican un laburo más manual y artesanal, que lo tiene que hacer una persona. También depende de las condiciones de cada productor, si tiene que pagar un alquiler o no”.

El Click arrancó en el 2016 en el garaje de una casa prestada en Villa del Parque. Allí fue el primer depósito donde se armaron los primeros bolsones orgánicos con productos de la agroecología, cuando todavía la movida de bolsones no existía: fueron pioneros. Por los costos que suponía en el inicio vender las frutas y verduras agroecológicas certificadas empezaron en las partes más pudientes del AMBA. “La gente se fue prendiendo. Primero arrancamos con 10-20 bolsones, después 50. De boca en boca, al principio eran eventos de Facebook”.

Empezaron trayendo de un mayorista del mercado central, que traía productos orgánicos, porque al principio no conocían muchos productores. A los pocos meses conocieron a la UTT, “que estaba haciendo la primera experiencia de agroecología en La Plata en la quinta de Bernardo, primeras dos hectáreas de experimento agroecológico, donde demostraron que se puede”, dice Uriel sonriendo y acomodándose con un elástico su larga melena de rastas: “Fuimos los primeros en comprarles grandes cantidades cuando ellos no tenían una comercialización como la tienen hoy”.

Pero la movida fue creciendo, y también se dedicaron a estudiar el tema en profundidad. Uriel se recibió de sociólogo en la UNSAM en 2021. “De alguna manera mi formación me dio herramientas para pensar críticamente, y eso se refleja después en el trabajo, en la forma de ser, en cómo te llevas con tus amigos, como encaras la vida”, asegura.

En defensa de lo agroecológico, Uriel alega que «uniendo voluntades» es posible lograr que el acceso al alimento sea una realidad, «porque cada vez son peores y cuestan más caro». Además, «hay una deficiencia nutricional y de soberanía alimentaria donde se juegan las condiciones que tiene nuestro pueblo para alimentarse mejor o peor».

Radiografía de la producción local de alimentos

Con el correr de los años fueron armando una red propia de productores y además brindan apoyo económico financiando armados de plantineras: “Es plata que ponemos y después vuelve en verdura. Ahora nosotros tuvimos unos meses malos del verano y los productores nos están bancando. Pasa así, nos vamos ayudando”.

Esto se da porque muchas veces las chacras no son de quienes las trabajan. A veces hay que esperar dos años hasta empezar a sacar productos y hacer la diferencia. Es un factor que complica mucho a los productores y productoras agroecológicos. Uriel también afirma que hay un trabajo discursivo para que la gente que compra los bolsones se dé cuenta de qué está comiendo, de dónde viene y a qué cadena productiva pertenece el alimento. Si se presta atención, los pequeños productores de alimentos quizá sean el principio de un camino diferente para resolver el precio y abastecimiento de la comida, y bajar la continua inflación que hay en lo que comemos.

Parte del trabajo que hicieron todos estos años con el Click fue no solo construir la red de productores sino también construir la red de consumidores: “Explicando, por ejemplo, cómo se consume el Kale, que nadie lo conocía, ahora ya sí. Dar recetas en folletos, que seguimos dando, contando de donde vienen los productos. Como madurar: te llega la banana verde, ‘no la puedo comer’, decís. Entonces que la gente entienda porqué le llega verde, como hacer para madurarla y cuál es el punto para comerla. Muchas veces la gente se enojaba. Pero había que explicarle entendiendo que venimos de otro paradigma donde llega totalmente amarilla para comer y la manzana viene brillosa, entonces fue un trabajo de romper un poco esa forma y relacionarte con el alimento. El alimento es otra cosa. El alimento real es distinto”.

Enciende otra vez el tabaco que se le apagó de demorar la pitada y explica: “Por ejemplo en el bolsón del Click (8 kilos a $1500) a veces muchos productos llegan verdes, como la banana, la pera o la palta. Parte del equilibrio es no mandar más de dos productos verdes para que de los diez productos que trae no tener tres ahí esperando; para que la experiencia del consumo pueda tener una rotación; para que haya un equilibrio entre que no me llegue algo explotado, madurado y algo verde”.

El comercio justo es algo que también trae la agroecología. Hay una transparencia en el armado del precio del bolsón en que se estima que entre un 50 – 60% va para los productores.

“Somos un factor importante de que la rueda se mueva. Una vez por año voy a ver a un grupo de productores de Mendoza. Este año capaz tenemos que ir con un millón de pesos, armamos un programa: uno planta choclo y pimiento, otro cebolla y batata, otro durazno. Vamos financiando el laburo que hay de junio en adelante: la semilla, el abono, el tractor, la poda. Hasta que salga la cosecha y después el productor lo devuelve en cajones”, sintetiza Uriel el mecanismo que ayudan a mover a través de la venta de bolsones.

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