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Darío Santillán, el militante que puso el cuerpo

A veinte años de la denominada “Masacre del Puente Pueyrredón”, el escritor y periodista Mariano Pacheco, presentó la reedición de su libro “Darío Santillán, el militante que puso el cuerpo”, escrito en coautoría con Ariel Hendler y Juan Rey. En la Universidad de San Martín se dieron cita sectores de la militancia y la política.

Frente a un auditorio colmado, al que sólo le quedaba espacio para la palabra, el recuerdo de una muerte -y otra muerte más, la de Maximiliano Kosteki-, y el reflejo vivo de una época marcada a fuego en el imaginario colectivo, el autor hizo hincapié en la génesis, tanto de las luchas sociales así como de la ideología de Darío Santillán, y de sus compañeros de lucha. “Fue tomar distancia de la espectacularidad de la política, para revalorizar ese enfoque desde los territorios múltiples donde intervenimos las clases populares. La política que está lejos de los sets televisivos, y ahora deberíamos agregar a las redes sociales”, aseguró.

“Este libro viene a expresar en una imagen singular, en la vida de un joven militante, la trayectoria de una generación. La generación del 2001, que no es ni más ni menos que quienes crecimos políticamente en los años noventa enfrentando al menemato y al neoliberalismo”, comentó Pacheco, y como la memoria obliga, continuó el repaso biográfico de Darío Santillán, acercándose a través de una mirada histórica a los acontecimientos de aquella Argentina arrasada. “La figura de Darío es la figura emblemática, junto con Maxi, y Puente Pueyrredón, es el momento que cierra un ciclo político de luchas desde abajo que surge de alguna manera con las puebladas de Cutral-Co y Plaza Huincul en la Patagonia, de Mosconi y Tartagal en el Norte del país, y que se van acercando al centro de la Argentina, donde el 19 y 20 de diciembre del 2001 tienen su momento insurreccional en las calles de la Ciudad de Buenos Aires.”

Entre tanto recuerdo infausto, aunque necesario para la construcción del presente, se dio paso a la intervención de quienes compartieron y acompañaron la velada. Carina López Monja, periodista y politóloga, puntualizó en la estigmatización de ciertos medios de comunicación sobre las luchas populares. “Por eso cobra mayor importancia reeditar el libro y dejar un testimonio trascendental de aquella época”, aseveró.

Por su parte, Dina Sánchez, secretaria general adjunta de UTEP, fue tajante en la impronta de los movimientos sociales. “Hemos tenido todo un proceso, hay un antes y un después”, dijo haciendo referencia a los hechos fatídicos de junio del 2002, donde perdieron la vida Kosteki y Santillán. También manifestó que “seguimos reclamando justicia. Logramos que la causa no sea archivada, que los responsables materiales sigan presos. Falta juzgar a los responsables políticos.”

La última intervención estuvo a cargo del diputado nacional Leonardo Grosso (Frente de Todos), quien afirmó que “la economía popular es el proceso de aquel 2001, donde no sabíamos qué iba a pasar con el Estado y había que reinventar la sociedad argentina”, y agregó: “Después del 2001 y Puente Pueyrredón parimos un nuevo proceso”.

Finalmente, Mariano Pacheco retomó la palabra para agradecer y despedirse con una reivindicación: “Darío es un cuerpo solidario que quedó para siempre en Puente Pueyrredón.”   

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