El genocidio sionista contra el pueblo palestino no es un hecho aislado ni un “conflicto reciente”:…
El drama de dos mamás
Adriana Lemos y Patricia de Jesús Otazo tuvieron un hijo a través de inseminación artificial casera, pero no les permiten inscribirlo bajo el régimen de comaternidad. Desde la institución a cargo de realizar el trámite, argumentan su negativa diciendo que el Código Civil no regula este método cuando se hace de modo casero.
Lo concreto es que Thomás nació el 16 agosto de 2018 y todavía no tiene su documento de identidad. Su partida de nacimiento y demás papeles fueron enviados al Registro Civil de San Miguel. “Cuando fuimos e intentamos anotarlo nos pidieron la documentación, entonces les dijimos que es hijo de ambas, que somos dos mamás. Nos contestaron que no se puede, que solo pueden anotar el nombre de Adriana como madre soltera y que si yo quiero a futuro lo puedo adoptar”, explica Patricia, de 32 años, a Zorzal Diario.
Sin embargo, la fuerza del amor que las une las llevó a emprender una gran lucha para lograr anotar a Thomás como hijo de las dos. Así fue como empezaron a recorrer distintos lugares para lograr el objetivo. “Decidimos hablar con una jueza de paz, pero nos dijo que no nos podía atender. A los pocos días volvimos, para ver si alguien de ese lugar nos podía brindar información sobre el tema. Nos atendieron, pero nuevamente nos dijeron que no se podía hacer nada al respecto”, asegura Patricia.
Es evidente que Adriana, Patricia y el pequeño Thomás son victimas de un vacío de la norma vigente que amerita ser legislada con celeridad. El Código Civil y Comercial argentino no contempla como situación filial la técnica de reproducción humana casera.
Adriana trabaja en un supermercado de Palermo como jefa de tienda. Está en pareja con Patricia hace nueve años, contrajeron matrimonio el 15 de marzo de 2012. Adriana recuerda los inicios del amor: “Desde el primer día que conocí a Pato, sentí el deseo de tener un hijo y formar una familia. Nuca tuve dudas, fue algo que me nació desde adentro en forma instantánea”.
Historia de gestación
Las dos mamas cuentan que en 2017, intentaron quedar embarazadas pero que no lo lograron. En la clínica les explicaban que podían tardar años hasta que Adriana quedara embarazada, y que solo había un 20% de probabilidad en cada inseminación. La pareja cuenta que, por problemas económicos, no pudieron seguir adelante con el proceso y la búsqueda del embarazo. Entonces acudieron, a su obra social pero les rechazó la petición al alegar que no tenían problemas de fertilidad. También recorrieron más de cinco clínicas que ignoraron sus consultas. “No lo querían hacer porque éramos dos mamás”, expresan ambas.
Por la situación económica que atravesaban comenzaron a buscar otras alternativas. Finalmente decidieron hacer una inseminación casera, ya que a lo largo del territorio argentino no existe ninguna ley que lo prohíba. Luego estudiaron y analizaron un documento oficial del Registro Nacional de las Personas (RENAPER) titulado: “Reconocimiento legal de Hijos e Hijas de Familias Comaternales en Argentina”. Las mamás explican que el documento establece que: “Tras la sanción de la Ley de Matrimonio Igualitario, sancionada en el 2010 por el congreso, todos los niños y niñas de familias comaternales cuyas madres hayan contraído matrimonio pueden ser inscriptos legalmente como hijos e hijas de ambas cónyuges”.
Fue así como decidieron tener a Thomás a través de una inseminación artificial casera. Como ellas llevan más de 8 años de casadas, decidieron comprar la muestra a un donante e hicieron la inseminación en su casa a través de una cánula, que es una especie de jeringa larga que usan los ginecólogos. Adriana quedó embarazada en el primer intento. Las chicas aseguran que no bajarán los brazos y seguirán luchando hasta agotar instancias y poder anotar a Thomás como hijo de las ambas.
“En todos los lugares que recorrimos nos dijeron y argumentaron que hay un padre de por medio que los supera. Pero nosotras siempre les explicamos que recibimos una donación e hicimos una inseminación casera”, explica Patricia, que trabaja de vendedora de ropa en una tienda.
Ante tantas respuestas negativas, las madres decidieron hacer un escrito para juntar firmas y lo enviaron a La Plata, pero no se lo recibieron: “Por eso pusimos un abogado, ahí si lo aceptaron y le dieron entrada. Sin embargo el tiempo pasó y el trámite quedó estancado. Al no tener noticias de ningún tipo, ni recibir respuestas a nuestras cartas, ni nosotras ni el letrado que nos representa, decidimos enviar un correo electrónico a la gobernadora de la provincia, María Eugenia Vidal, explicándole la situación y pidiéndole ayuda. Pero su respuesta fue llamar a La Plata para que archiven el caso, nos dijeron que no está permitido anotar a un niño bajo un matrimonio de mujeres. No nos aceptan”, concluye Patricia, con vehemencia.