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Un barrio marcado por el dolor: la historia de los desaparecidos en Villa Concepción

En la madrugada del 3 de agosto de 1978, once vecinos de Villa Concepción fueron secuestrados y desaparecidos por un grupo de tareas, entre ellos estaba Hugo Unía. En ese mismo barrio nació y se crió Miguel Schwartz, también desaparecido durante la última dictadura militar. Zorzal Diario estuvo en el primer barrio obrero creado por el Estado y dialogó con Luis, hermano de Hugo; y con Norberto Jaku, sobrino de Miguel, para rememorar sus historias y hacer memoria.

Luis, jubilado de ochenta años, nos recibe en la puerta de su casa de la calle que lleva el nombre de su hermano, Hugo Unía. La vieja casa entregada por Perón a su padre en el año 1946 sufrió varias modificaciones y fue dividida en tres. La parte en la que vive Luis es la que pertenecía a su hermano Hugo, y donde se hallaba cuando fue secuestrado.

Cuando llegamos, sobre la mesa estaban las partituras de “Zamba de mi esperanza” y su guitarra. Estaba preparando canciones para la raviolada que tiene el domingo con compañeros, con los que luego de comer cantan. Ceba mate y ofrece galletitas de agua.

Hugo era el más chico de siete hermanos y entró en la militancia mucho después que sus hermanos mayores, que hacía años venían participando en la vida política del país: “Mi hermano Carlos lo convenció, porque era buen chofer. Cuando llega Perón, llegaron los cubanos, pusieron una embajada y de acá del barrio sacaron por lo menos quince compañeros para ir a trabajar ahí. Hugo fue chofer del embajador, que siempre viene acá cuando se hacen homenajes porque mi hermano lo salvó de una pinza, ya cuando Perón había muerto, pasó sobre los canteros de la General Paz esquivando árboles, en un atentado que le hace la Triple A, Hugo maniobra en medio de los tiros, y a toda velocidad logran salvarse y llegar a la embajada que era en Boulogne, y ahí ya no los podían tocar. Los que trabajaban ahí en la embajada estaban marcados ya, nuestra casa estaba marcada”, cuenta Luis.

El comisario Ortiz era primo hermano de los Unía, y tenia contactos en las tres fuerzas. Un día los hermanos Unía lo encontraron en Panamericana, mientras cargaban nafta en una estación: “Pensábamos que nos llevaban. Nos dice: ‘Rajen de acá que los están buscando, no se queden en tu casa, rajen”.

La primera vez que entraron en la casa no se pudieron llevar a nadie, había muchos chicos y personas mayores. Se corrió la bola que venían y se llegaron a escapar. Luis vivía en Ballester. Tenían una rastrojera que usaban para trabajar, y los llevaron a Don Torcuato, donde había un terreno que tenía la suegra de Hugo, que se estaba haciendo una casa: “Tiraron granadas, hicieron un quilombo…, mi vieja y mi viejo estuvieron mal por el gas lacrimógeno. La vecindad salió a la calle, querían saber que pasaba, porqué nos atacaban. Gritaban, había muchos mayores. Ahí no se pudieron llevar a nadie y se fueron”.

Al tiempo, estando en Don Torcuato, Hugo fue a visitar a su mujer y sus hijos a Villa Concepción y se quedó a dormir. “Nosotros le dijimos que no se quede”, dice Luis.

El recuerdo de Huguito se hace presente y conmueve hasta las lágrimas al hombre, que cree que hay que pensar en el futuro, porque el “Movimiento” necesita organizase y que emerjan nuevo lideres, que lleven al pueblo a volver a conquistar derechos que se están vulnerando. También alilenta a seguir manifestándose como hace él cada miércoles, en la marcha de los jubilados.

Cuando el 3 de agosto de 1978 se lo llevaron, Hugo Unía tenía 30 años, estaba con Delia Maisel, su mujer y sus hijos: “Los sacaron a todos afuera. Mi viejo se enfermó de los pulmones porque lo sacaron en bolas, y también a mi tía, mi viejo les gritaba de todo, que no se lleven a los hijos. Ahí tomamos conciencia de que nos teníamos que cuidar mucho y que no podíamos volver más”, relata Luis, y sigue: “Yo me fui a La Rioja después de que desapareció Hugo, estuve cuarenta años allá, trabaje en Galileo, con máquinas de gas y electricidad. Mis otros hermanos, Edgardo se fue a Entre Ríos, y Carlos y Guingui, se fueron a Suecia, vía Brasil, con la ayuda de Lula, que en ese momento era dirigente sindical”.

La familia Unía fue una de las primeras en llegar al barrio construido por Perón cuando era secretario de Previsión Social. El padre trabajaba en YPF y entró en la asignación de casas que ofrecían a los matrimonios con más de dos hijos. En el barrio todos se conocían, eran una gran familia, Luis recuerda que a veces cocinaban para toda la cuadra, cerca de donde también vivía Miguel Schwartz con su familia.

Miguel Schwartz

Norberto Jaku, de 67 años, es el sobrino de Miguel Schwartz. Ahora vive en Chacarita, pero se crió en San Martín y vuelve al barrio que lo vio crecer para charlar con Zorzal Diario. Apareció caminando por la calle Hugo Unía y se sumó a la charla junto a Luis.

 

La familia Schwartz llegó desde Santa Fe, y cuando se enteró del plan de viviendas que había en la zona no dudó y se instalaron en Villa Concepción. Allí nació Miguel, el menor de los hermanos. Norberto recuerda a su tío con mucho cariño porque más que su tío era un hermano mayor, se llevaban ocho años. Cuando el padre de Miguel murió tenía quince años y eso hizo que se acercara mucho a la familia de su hermana, varios años mayor. Ahí la relación entre el tío y su sobrino creció.

La madre de Miguel tenía una mercería y con eso sostenía a la familia, eran muy humildes. Norberto tiene imagenes muy presentes del barrio en esos tiempos, y habla de San Martín como un gran pueblo, con grandes descampados y calles de tierra que recorría en bicicleta, yendo a las casas de sus amigos o al cine. Su tío fue a la primaria a la escuela N° 48, donde también iba Luis y Hugo Unía, a los que conocía desde chico, ya que eran vecinos del barrio y también luego fueron compañeros de militancia en los setenta.

Miguel poseía una gran inteligencia que lo llevó a estudiar en el colegio Otto Krause. Se tomaba todos los días el colectivo en la esquina de su casa. Su sobrino cuenta que el chofer lo conocía y si no lo veía le tocaba bocina porque sabía que se había quedado dormido. Luego siguió su camino en la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), donde se graduó de ingeniero químico y luego trabajó en la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), donde recibió un premio internacional debido a un trabajo que realizó sobre el tratamiento de los metales. Allí tuvo que renunciar cuando los militares dieron el golpe en el ‘76, y al poco tiempo fue secuestrado en el barrio porteño de Belgrano el 14 de febrero de 1977, se lo llevaron de su domicilio en Manuel Ugarte 2179, Planta Baja “C”. Fue trasladado a la Comisaría de Castelar. Tenía 27 años

Norberto Jaku afirma que fue muy duro para la familia entender que había desaparecido, que no estaba en ningún lado. Al poco tiempo de desaparecer su tío, aunque él no militaba, iba al secundario, cayeron en su casa a buscarlo pero “pude zafar”, cuenta, aunque a su padre lo torturaron y a su madre también la golpearon.

“Tener un tío desaparecido fue muy difícil, acarrear con eso, porque no lo ves, es terrible. Y después el silencio que tuvimos que hacer durante años, porque uno se sentía mal de lo que le había pasado, como si hubiera sido algo malo. No se podía hablar del tema en ningún lado, con lo de la teoría de los dos demonios, había que hacer silencio. Hasta que llegaron Néstor y Cristina, y ahí empezamos a juntarnos para hablar del tema. Recién en el 2008 pudimos hacer el primer homenaje acá en el barrio, el 3 de Agosto, que fue el día que se llevaron a varios”, expresa Norberto.

Villa Concepción, primer barrio obrero

Enclavado en el partido de San Martín, una de las zonas del conurbano que a mediados del siglo pasado se caracterizó por su desarrollo industrial, es el primer barrio obrero a nivel estatal, porque ya había barrios obreros hechos por empresas o instituciones para sus empleados como el de los Ferrocarriles, en Boulogne, o los de Cutral Co, de YPF. La piedra fundamental se colocó el 23 de mayo de 1944.

El barrio iba a inaugurarse cuatro años después, pero en febrero del ’46 se hacen los sorteos y los adjudicatarios que ya tenían designadas sus casas vinieron a visitar el lugar y al ver que las viviendas estaban terminadas, pidieron autorización para venir. Entre septiembre y octubre se instalaron las primeras familias.

El 27 de noviembre de 1943, el entonces coronel Juan Domingo Perón creó la Secretaría de Trabajo y Previsión Social. Fue ella quien realizó las obras que finalmente tuvieron su inauguración en el ’46. Las beneficiarias debían ser familias compuestas por un matrimonio con libreta de casamiento, tener más de dos hijos y un sueldo mínimo de obrero, del cual se le iba a descontar aproximadamente un 30% para pagar la cuota.

El de Villa Concepción fue el primer barrio obrero impulsado por el Estado. El lugar sufrió la mayor cantidad de desaparecidos en relación a las familias que había: de unas 500 casas, hubo 19 desaparecidos.

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