El genocidio sionista contra el pueblo palestino no es un hecho aislado ni un “conflicto reciente”:…
“Las PASO son necesarias porque al Frente de Todos no le sobra nada”
José Gazpio, dirigente del Movimiento Popular La Dignidad de San Martín, lejos de esquivar el debate abierto por Cristina Fernández, aprovecha la oportunidad para profundizar en algunos aspectos sobre la actualidad del mundo del trabajo en general, y de la economía popular en particular. Y también advierte sobre los desafíos de la representación política local y nacional.
Para Gazpio las PASO “pueden ser un antídoto interesante para los niveles de tensión que se están acumulando para adentro”, advierte y rescata que “la apertura al debate” es necesaria sobre todo a nivel de los distritos, “en donde se construyen las fuerzas vivas de nuestra gente, de nuestro pueblo, de nuestros laburantes, que salen, que militan, que discuten y construyen las victorias. Nos parece fundamental que ese proceso pueda ser amplio y democrático, para que todos y todas podamos participar y decir lo que pensamos”, reclama.

“Para solucionar el tema de la pobreza hay que discutir el tema de la riqueza”, dirá también “Pepe” Gazpio en un momento de la conversación con Zorzal Diario, y ofrecerá datos económicos de nivel nacional, recuperando ejemplos históricos o ideas nuevas, y pondrá en valor experiencias en las cuales el saber popular se logró transformar en un política pública, producto de articulaciones virtuosas entre Estado y pueblo organizado.
Le parece injusto que el debate se centre en “los pobres”, pero no se siente incómodo: aprovecha el momento para debatir ideas.
Trabajo plebeyo
“Es importante decirlo: nadie en la argentina vive de los mal llamados planes sociales, sino que hay otro tipo de actividades laborales, changas, comercio popular, venta ambulante, y un ingreso viene a complementar al otro. Ese entramado laboral hay que analizarlo: en algunos casos las organizaciones impulsamos ese tipo de dinámicas, en otros casos las incorporamos como aprendizaje y en otros suceden al margen, por fuera de las organizaciones”, señala, a la vez que analiza los factores económicos que fugan “el esfuerzo del conjunto de los laburantes”, y las dificultades de la política para integrar las ideas plebeyas, nacidas en los barrios, al tambor de la economía popular, un sector que crece con tan sólo agruparse.
– ¿Cuál es la posición del MP La Dignidad respecto del debate que se abrió tras las definiciones de la vicepresidenta en la CTA de Avellaneda?
– Primero vale decir que Cristina habló mucho tiempo ese día, y habló de muchos temas, muy importantes todos, pero de alguna manera el foco de los medios y el foco de las editoriales, y el foco del debate se posó sobre el último ratito de la intervención, en donde se expidió con respecto a los planes sociales, o a la asistencia social, haciendo algunas críticas. Nosotros estamos de acuerdo con los descargos de las organizaciones, en general, la mayoría de ellas vinculadas a la economía popular. Básicamente expresamos nuestro desacuerdo con lo que expresó Cristina sobre la “tercerización”, haciendo un análisis peyorativo de las organizaciones. Es interesante pensar como todas las organizaciones del sector, incluso aquellas que tienen mayor cercanía con el esquema político de Cristina salieron a decir que no estaban de acuerdo, incluyendo expresiones como que era “una pavada” lo que había planteado. Pero es interesante el debate porque nos pone a discutir el problema del trabajo en la Argentina.

– ¿De dónde viene la economía popular?
– Las organizaciones de la economía popular somos hijas, somos hijos de un recorrido de un período histórico anterior a la llegada del kirchnerismo como fenómeno social y político. Hay que remitirse a las experiencias del movimiento piquetero, que se nutría de cantidad de trabajadores y trabajadoras que habían sido expulsados del trabajo formal, productivo, y sobre todo producto de las privatizaciones de las empresas estatales. Entonces, el movimiento piquetero nace primero como resistencia, luchando por la reincorporación, y luego con el devenir, con el paso del tiempo, fue luchando por su subsistencia, y si avanzamos en el tiempo, esos movimientos, algunos en continuidad otros en rupturas y reagrupamientos, somos los que integramos las organizaciones de la economía popular.
-¿Cómo se caracteriza al mundo del trabajo en la Argentina?
– En la argentina, redondeando para arriba, habrá 1.300.000 personas que cobran “un plan”, como el Potenciar Trabajo, por otro lado, si a eso le superponemos otra radiografía, que es la del ReNaTep, ese número asciende a 4.000.000 (personas inscriptas al Registro Nacional de Trabajadores/as de la Economía Popular, en sus diversas ramas), es decir, se incorpora un universo mayor de laburantes, en cooperativas, empresas recuperadas, etc. Y si a esa filmina, le ponemos arriba una diapositiva que dice cuántos trabajadores/as solicitaron el IFE ese número asciende a 9.000.000. Es decir que en la Argentina efectivamente el empleo es un problema, y que las organizaciones de la economía popular hemos aprendido tomando la experiencia del pueblo que fue inventando en los últimos años diferentes oficios populares de manera organizada.
Además, los trabajadores registrados son entre 6 millones y medio, y 7 millones, el mismo número que en 1976 y la población siguió creciendo. Ahí lo que vemos es que en un capitalismo, que se desarrolla, que incorpora tecnología. El capital privado sostiene en el tiempo a cierta masa de trabajadores y crece un poco el empleo público, pero es imposible que absorban a toda la masa que está por fuera. Y ese es el hueco en el que las organizaciones de la economía popular nos insertamos históricamente, y ahí trabajamos.
–¿Cómo es la dinámica de crecimiento de las organizaciones y unidades productivas?
– Las organizaciones de la economía popular no hacemos más que apoyar, o fomentar los procesos organizativos del pueblo argentino para construir trabajo de manera cooperativa, asociativa, y para desde ese lugar conquistar derechos, nuevos derechos, para esa masa de laburantes que tiene laburo, está ocupada, pero que no tiene los mismos derechos.
“Hay que tener cuidado, porque con estos debates mal dados se terminan fortaleciendo estigmas que pesan sobre los sectores populares”, advierte Gazpio, y remarca “el esfuerzo cotidiano que hacemos las organizaciones por agarrar esos programas, con los que en el mejor de los casos los compañeros y las compañeras están cobrando 19.000 pesos, y después hay un universo menor de compañeros que están cobrando 38.000 pesos”, puntualiza. “Eso es una base de ingresos que viene a complementar el salario de diferentes y muy variadas unidades productivas en diferentes ramas de laburo”.

“Sabemos que es complejo, pero también sabemos que si queremos resolver la pobreza lo que tenemos que discutir es la riqueza. De qué manera se está concentrando el esfuerzo que hacemos todo el conjunto laburantes, y se lo están apropiando -como dijo Cristina también- tres o cuatro vivos. Pero no se trata sólo de enunciar los conflictos sino de pensar cómo los vamos a resolver, de pensar un programa político y económico, teniendo en cuenta que se vienen las elecciones, que nos permita a los vastos sectores de nuestro pueblo saber por qué caminito vamos a ir”, dice y despliega opciones, como quien en vez de reclamar se arremanga para estudiar.
El mostrador
-¿Sería más transparente una gestión municipal de los programas? ¿Cómo es la relación entre Estado y organizaciones?
– Hubiera sido más interesante que el debate se centrara en las tareas que las organizaciones hacemos cotidianamente, pero el debate se centró en el tema de los planes y se planteó como una posible solución a la idea de transferir la gestión de estos programas a los municipios.
Eso no está ni bien ni mal en sí, lo que entendemos que es injusto es plantear que las organizaciones somos moralmente cuestionables, y que eso encuentra su opuesto en términos de transparencia en gestión de recursos, y en una supuesta vocación por insertar a trabajadores/as en dinámicas de trabajo virtuosas, y con derechos, por parte de los intendentes. Además está el riesgo del fraude laboral, mandando a los compañeros a hacer tareas de laburantes municipales sin los derechos del convenio colectivo. Así planteado, no estamos de acuerdo. Pero está mal hacer binario el planteo de organizaciones o municipios.
-¿La experiencia militante construye mejores funcionarios?
– Nos parece sensacional que hoy haya compañeras y compañeros de la UTEP en la gestión pública, porque son expresión de muchísimos debates colectivos, y da cuenta de las organizaciones como parte de la solución, porque son probablemente las que mejor conocen el problema de un amplio sector de laburantes que tienen mucho laburo por hacer pero no tienen derechos y están mal pagos. Es lo mismo que podemos pensar de la participación de compañeros y compañeras del movimiento obrero en la gestión pública.
– ¿Entonces el problema es la “tercerización” o la interna del Frente de Todos?
– En el frente de Todos hay representación del Movimiento Obrero Organizado y eso no lo plantean como un problema. Por eso me resulta difícil leer el planteo por fuera de la disputa política, y cuando se trata de que algunas organizaciones que no están directamente articuladas en el espacio propio de Cristina. Y está bien que cada uno, que Alberto, que Cristina quieran concentrar y acumular poder, porque eso va a servir para transformar la realidad. El problema es cuando nos concentramos en la disputa interna y no en cómo le ponemos un freno a los sectores que acumulan poder y dinero sin parar, vinculados a los monopolios, al poder financiero transnacional.
Poder local
“En San Martín fuimos avanzando en una serie de articulaciones políticas entre las organizaciones de la Economía Popular y el municipio. Cuando gobernaba Macri construimos un Consejo de la Economía Popular, que fue reconocido en su momento por el intendente Gabriel Katopodis, y fue esperanzador, para ir avanzando y resolviendo necesidades que nuestros compañeros iban teniendo, a medida que iban creciendo los productivos, y que muchas veces con tareas que el municipio realiza creíamos que podían nutrirse mutuamente. Pero todavía eso no pasa”, analiza Gazpio, y considera que la desconexión responde a un clima de época también, de desconexión entre algunas dirigencias y las demandas de los barrios populares.
– ¿Es un problema de representatividad política?
– Entendemos que si la derecha está ampliando su participación, la cantidad de caras, y de dirigentes que intentan expresar la bronca de la gente, y esa bronca está bastante justificada, creemos que el Frente de Todos tiene que encarar el proceso electoral abriendo al máximo la tranquera de la participación política, y hay un instrumento para eso que son las PASO, como dijo Alberto en alguna plaza, que había que ir a una PASO muy grande y construir los candidatos entre todos. A nosotros nos parece que eso es muy importante para que se puedan expresar todos, todas y todes los dirigentes del Frente de Todos que no hay que ser un genio para darse cuenta de que viene muy tironeado, con mucho debate, demasiado público a nuestro gusto.
En muchos casos las divergencias son menores, y el nivel de acuerdo es mucho mayor, pero es necesario que todas esas divergencias se puedan expresar a nivel nacional, provincial y municipal. Sobre todo a nivel municipal, pensamos nosotros, porque es la base desde donde se construyen las victorias o las derrotas. La apertura al debate puede ser un antídoto interesante para los niveles de tensión que se están acumulando para adentro. Al Frente de Todos no le está sobrando nada.
Proyecto Nacional y Estado Bobo
“Tenemos que pensar cómo se revierten los procesos de monopolización de las grandes empresas y el Estado es el único ente capaz de regir el proceso de desarrollo económico, y esto no sólo tiene que ver con la acumulación y generación de riquezas, sino también con la creación de trabajo”, remarca.

“La teoría del derrame no funciona ni de la manera liberal (que la copa derrama sola), ni en las variantes socialdemócratas o progresistas, que inducen un derrame a través de la transferencia directa de recursos del Estado a los laburantes. Obviamente estamos más de acuerdo con la segunda opción, pero eso no resuelve el problema del Estado bobo del que habla Cristina”, puntualiza.
Reclama recuperar la capacidad de planificación del proyecto de desarrollo, de producción y trabajo. “Nuestro sector no se piensa a sí mismo como el ombligo del mundo. Somos parte de la clase trabajadora, no somos marcianos, y tenemos necesidades y demandas específicas”, pero su desarrollo es imposible sin un desarrollo de la Argentina.