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Osvaldo Civile, un eslabón del rock que sigue vivo en el corazón de todos

Se cumplen 21 años desde aquel fatídico 28 de abril de 1999, en el que Osvaldo Civile dejó el mundo terrenal para convertirse en una leyenda del Heavy Metal nacional. Vivió toda su vida en el barrio de Sáenz Peña, en Tres de Febrero. Amigos y hermanos que lo acompañaron hasta el final, le rinden homenaje recordando las historias compartidas.

Civile fue guitarrista de la legendaria y pionera banda de Heavy Metal argentino V8. Nació un 21 de octubre de 1958. Fundó la banda Horcas, con la que llegó a grabar 4 discos, el último poco tiempo antes de morir. Es considerado uno de los mejores guitarristas del Heavy Metal argentino y el creador del Trash Metal. Tenía una gran presencia en el escenario y una manera genuina y agresiva de tocar la guitarra. Impecablemente sucio y desprolijo. Nunca abandonó el barrio que lo vio crecer. Su muerte sigue siendo un misterio.

Todos conocemos al guitarrista, pero ¿Quién fue Osvaldo?

Si bien su papá tocaba el bandoneón, el gusto musical de Osvaldo empieza con Aníbal, el primero de los hermanos Civile en interesarse por la guitarra. Anibal tiene muy presente a su hermano: «Era bohemio y usaba el pelo largo. Teníamos un winco en casa, al que había que ponerle una monedita para que los discos no saltaran. Cuando él se sentía triste o veía que las cosas no le salían como quería, se sentaba con la criolla y tocaba. Ponía Led Zepellin y trataba de sacarle los punteos a Jimy Page. Yo lo escuchaba y cada vez me encantaba más como tocaba, tocaba muy bien. Su ídolo era Jimmy¨.

Todos sus amigos y familiares coinciden en algo: Osvaldito era una buena persona, «un loco lindo». Desde que nació, vivió en Sáenz Peña. Primero en el Pasaje La Paz 45, en la casa de su abuela materna, donde transcurrieron sus primeros años. Luego se mudó a la calle Chile 1268, donde pasó gran parte de su vida. Asistió a la Escuela Victoriano Montes Nº 43, también en el mismo barrio.

Claudia, su novia de la adolescencia, recuerda: «Lo conocí cuando yo tenía 16 años, él era más grande. A mi me decían «La Nena». No era el Osvaldo de después, con todos sus tatuajes. Era un chico de pelo largo y ojos claros, con cara angelical. En el ’81, en plena dictadura, nos teníamos que esconder de la policía mientras caminábamos por Gral. Paz con nuestras botellas de vino. Íbamos al club Raffo a comprar, una y otra vez. Terminábamos en un molino abandonado del Golf, en Sáenz Peña, riéndonos y tocando la guitarra, lo recuerdo así, con muchas risas.

Claudia añora esos años y no olvida la primera vez que estuvo con Osvaldo: «Fuimos a su casa, sus padres se habían ido de viaje y la casa estaba sola. Lo primero que hizo fue agarrar la guitarra y tocarme una canción de Spinetta. Esto a la gente del metal mucho no le va a gustar. Fue una época de mucha locura aquellos años».

«Era un chico de pelo largo y ojos claros, con cara angelical. En el ’81, en plena dictadura, nos teníamos que esconder de la policía mientras caminábamos por Gral. Paz con nuestras botellas de vino. Íbamos al club Raffo a comprar una y otra vez. Terminábamos en un molino abandonado del Golf, en Sáenz Peña, riéndonos y tocando la guitarra»

Su hermano, Aníbal, también cuenta que Osvaldo tenía un don particular para encontrar discos que en Argentina todavía no se conseguían. Así fue el caso de un disco de Metallica que lo marcó mucho. Años después, cumplió un sueño, con su banda «Horcas», allá por el ’93, teloneando a Metallica en el estadio de Vélez Sarsfield, ante 50.000 personas.

Rubén Faveiro es un viejo guitarrista del barrio de Sáenz Peña y quien le enseño a «Osvaldito» a tocar la guitarra. Rubén tenía una banda, «Humedad Relativa Ambiente» y ensayaban en una casa con la ventana abierta. Osvaldo cada vez que pasaba se quedaba escuchándolos. «Ahí viene el pendejo, decíamos», recuerda «Pelo azul», como es conocido Lucio Vieyra, otro de los integrantes de la banda.

«Un día lo invitamos a pasar y quedó loco. Algo tocaba y, como era pícaro, me preguntó cuando le podía enseñar. Un día apareció con una criolla y le enseñé algunas cosas. Venía a mi casa y estábamos 3 o 4 horas. Mientras yo trabajaba en mi taller le enseñaba a tocar y a leer algo de música. Era una esponja. Hasta le enseñe a tocar música clásica, pero él quería tocar rock and roll, hacer ruido», recuerda con cariño Rubén.

Y así Osvaldito se fue formando. Llegó el blues, las zapadas con el gran blusero, Cacho Godoy. Luego su amistad con otro grande de la guitarra, el Beto Frontera, quien fue su segundo mentor musical. También en el club Raffo, solía tocar con Pappo hasta altas horas de la madrugada.

Sebastián Coria, actual guitarrista de Horcas, cuenta: «Él fue mi maestro desde los 14 años. Era bohemio, sencillo, no andaba por los lugares típicos de rockeros, no le gustaba figurar. Como compañero era excelente, como guitarrista también. Conmigo se portó mil puntos, era generoso y talentoso, el barrio le encantaba y él estaba siempre ahí¨.

Osvaldo era curioso, le gustaba el fuego (como lo muestra la tapa del disco «Vence», de Horcas, lanzando fuego por la boca) y las motos. «Pelo Azul» cuenta que tenia locura con las motos, le gustaban mucho: «Le decían ‘Puchero Civile’, porque quería hacer carreras de motos, estaba siempre en esa especie de locuras. Mi taller era su refugio, siempre venía a hablar conmigo, de los problemas, del alcohol. Ese alcohol que tiene esas dos largas piernas que son tan difíciles de abandonar. Luchó toda la vida contra ese personaje que construimos entre todos.»

«Cuando V8 salía era heavy en serio, no era joda y la gente no entendía. La letra, la música, todo era muy bueno. Su público se llevaba mal con el público punk. Los hippies tampoco los entendían. Las letras de V8 decían: ‘Las palabras nada pudieron cambiar, es el momento de luchar’.»

Aníbal rememora aquellos años y cuenta que dejo de ver a su hermano por un tiempo, pero «cuando nos volvimos a ver, el amor se había hecho más fuerte. Él era una buena persona». Asegura que V8 le gustaba tanto que, cuando se separaron, no escuchó más nada de rock nacional, «de la bronca que me agarre». Hasta que Osvaldo le dio un disco de Horcas.

Su memoria no le falla y rememora aquellos recitales: «Cuando V8 salía era heavy en serio, no era joda y la gente no entendía. La letra, la música, todo era muy bueno. Es verdad que siempre tenían graves problemas de sonido en vivo, por la falta de dinero. Por ejemplo, ellos tocaban siempre después de «Bloke», y cuando terminaba esa banda, ya los cables se habían cortado, era todo un desastre. Su público se llevaba mal con el público punk, por eso terminaron a las piñas una vez que tocaron con Los Violadores. Los hippies tampoco los entendían, ellos decían: ‘todo amor’, y V8 tenía letras que decían: ‘Las palabras nada pudieron cambiar, es el momento de luchar’. El mensaje era totalmente opuesto a los hippies».

También su hermano comenta acerca del mito que asegura que Pappo Napolitano apadrinaba a V8: «Yo tan de acuerdo no estoy. Ellos tenían un vínculo, pero Pappo no era tan solidario en el escenario. Cuando V8 tocó como soporte de Riff, en el estadio cubierto de Vélez, Beto, el cantante de V8, ante el terrible sonido que tenían dice: ‘Loco, así no se puede’. Pappo le contestó: ‘Yo les voy a demostrar que si se puede’, y con el primer acorde parecía que se venía todo abajo. Eso me dolió mucho».

Los hermanos sean unidos, esa es la ley primera

Aníbal habla de su hermano como quien lo conoció de cerca: «Teníamos diferencias que a él lo hacían muy popular y yo quedaba relegado. No le tenía envidia pero si cierto celo, de cómo le iba en la vida. De más grande el celo se superó y mi hermano conmigo fue un tipazo. Siempre me protegió y me defendió. De grande pude ver esas cosas, conmigo él fue lo máximo. Siempre luchó para tratar de salir de las cosas que le hacían daño, pero hay cosas que uno las puede superar y otras que no. A él no se le subió la fama a la cabeza, nunca».

Lucio «Pelo Azul» Vieyra, amigo de Civile, conmemora el barrio: «Sáenz Peña fue la cuna de muchos buenos músicos y Osvaldo estaba pegado a todos los que portaban un instrumento». Recuerda al club Raffo, donde «Osvaldito era cantinero y amigo de todos los viejos y parroquianos que estaban ahí, jugando al truco».

Otro de los momentos que «Pelo Azul» recuerda con precisión es cuando Civile salió en la revista Pelo: «Todos los viejos del club fueron a comprar la revista para verlo. Era increíble y muy gracioso. A él le encantaba estar con los viejos y borrachear con ellos.»

Lucio Vieyra compartió muchos momentos con Civile antes de que se forme V8. Le vienen a la memoria las zapadas en su terraza «donde muchas veces tocábamos juntos o hacíamos experimentos raros, tengo esa imagen muy grabada. También lo recuerdo viniendo con su perro ‘Afgano’, los dos con pelos largos. Después yo viajé durante un año y cuando volví ya formaba parte de V8. Fue una gran alegría ver su éxito y su progreso. Se lo merecía. Osvaldito tenía un ángel, tenía magia arriba del escenario, era muy especial. Más que lo talentoso era el ángel que tenía.»

«Cuando Civile salió en la revista Pelo, todos los viejos del club Raffo fueron a comprar la revista para verlo. Era increíble y muy gracioso. A él le encantaba estar con los viejos y borrachear con ellos.»

Cuando ya tenían listos los temas para su primer disco con la banda Horcas, Osvaldo Civile fue a buscar a su amigo «Pelo Azul» para que lo ayude. «Con mi poco dinero hicimos la producción del disco y la fotografía que parece un lugar con nieve. En realidad es un lugar que había encontrado yo, que le decíamos ‘El Santuario’, en Villa Risso, un lugar de antigüedades ferroviarias que había quedado abandonado.»

Guitarra vas a llorar

Osvaldo Civile fue encontrado muerto en la madrugada del 28 de abril de 1999, con un tiro en el pecho. Su muerte, con mas dudas que certezas, nunca se esclareció.

Lucio Vieyra recuerda con nitidez ese momento: «Una semana antes de su muerte vino a mi casa muy alcoholizado, le abrí la puerta y se me cayó encima. Quería que le haga la tapa del nuevo CD que iba a sacar con Horcas (Lucio es artista plástico, ademas de músico). Fue una cosa muy impactante, porque me pedía un dibujo en especial. Quería que le haga un signo de interrogación, una cosa muy extraña. Ese día se terminó un culo de botella de tequila que me había regalado un mexicano y puso una rosa seca adentro de la botella. Fue la última vez que lo vi.»

Luego de una pausa, Lucio «Pelo Azul», continúa su relato: «A la semana me llama el Beto Frontera, a la madrugada, para decirme que Osvaldo se había matado. Fuimos corriendo a la casa y vimos que tenía un tiro en un lugar muy extraño. Muy dudosa su muerte pero no se puede acusar a nadie. Esas cosas que hace el alcohol. Creo que paso más por un accidente que por un suicidio. No quisieron investigar mucho sobre el tema y ahí quedó. Se extraña muchísimo porque su locura era única. Tenía un gran corazón pero el personaje lo mató. Osvaldito fue un grande, fue un tipo que siempre apostó al rock and roll.»

«Fuimos corriendo a la casa y vimos que tenía un tiro en un lugar muy extraño. Muy dudosa su muerte pero no se puede acusar a nadie. Creo que paso más por un accidente que por un suicidio. No quisieron investigar mucho sobre el tema y ahí quedó.»

Sus restos descansan en el Cementerio de Pablo Podestá, en el Partido de Tres de Febrero. Con él se fue una leyenda. En el corazón de todo metalero quedará una gran enseñanza del amor a la música, a los amigos y a la vida misma.

Un repaso por su carrera musical

Osvaldo Civile dio sus primeros pasos en la música under con dos bandas: la primera fue Escarlata, con la que se presentaban en el conurbano bonaerense y la segunda fue Té de brujas. Con ninguna de las dos llegó a grabar. En el año 1983, V8, considerada una de las primeras bandas del Heavy Metal argentino, estaba en busca de un guitarrista que reemplazara a Ricardo «Chofa» Moreno (que dejó la banda por su problema de asma crónica, enfermedad que terminó con su vida un tiempo después). Civile entró en su reemplazo. La banda graba sus dos primeros discos: Luchando por el metal y Un paso más en la batalla. En 1985 viajan a Brasil y ese será el final de Civile en V8. Al poco tiempo es reemplazado por Walter Giardino, que duraría pocos meses en la banda.

Sin banda, Civile busca nuevos horizontes. En 1985 forma «Horcas» («Porque estamos todos con la soga al cuello», decía). La banda en su inicio estaba conformada por: Silvio Salerno en guitarra, Marcelo «Dogo» Peruzzo en bajo, Gabriel «Ganzo» Gonzalez en batería y Osvaldo Civile en guitarra. La formación cambiaría varias veces a lo largo del tiempo. Civile grabó 4 discos con Horcas: Reinará la tempestad, Oid mortales el grito sagrado y Vence. A principios de 1999, Horcas entra a estudios a grabar su cuarto álbum: Eternos, que se transformaría en la última grabación de Osvaldo Civile.

Fotografías: Gentileza Lucio Vieyra

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