El genocidio sionista contra el pueblo palestino no es un hecho aislado ni un “conflicto reciente”:…
Se conformó la Mesa de la Tierra en General Rodríguez, para romper la falsa dicotomía urbano-rural
Frente al avance del agro negocio y la especulación inmobiliaria, se constituyó la Mesa de la Tierra en General Rodríguez, zona que constituye la otra punta de la cuenca del río Reconquista: el límite entre la ruralidad y lo urbano. El objetivo de la Mesa es revalorizar los espacios de los pequeños productores rurales.
En la otra punta de la cuenca del Reconquista aún existe la ruralidad. Y resulta central la problemática ligada a la producción de alimentos y a cómo el negocio inmobiliario va comiéndose esa ruralidad que protege el aire, la tierra y la forma de vida de los bonaerenses. A diferencia de San Martín, donde ya no quedan espacios de tierra protegidos y ya se sufren las dificultades que trae esa falta: no sólo para desarrollar tareas que produzcan alimentos, sino también porque ya no queda otra opción para vivir más que construir edificios.
La consecuencia de la falta de espacio habitable se traduce en violencia. En San Martín, más allá de las plazas urbanas, no hay espacios destinados al cuidado del hábitat y la vegetación nativa. El único rincón que conserva el hábitat es el Bosque Urbano, espacio que se encuentra junto a las vías, frente de la UNSAM. El otro lugar con esas características es el CEAMSE, el gran humedal de la zona utilizado como basural de AMBA.

Federico Aliaga es abogado, y desde hace muchos años trabaja con la temática de la tierra, además de ser un pequeño productor y vecino de Rodríguez. Él es también uno de los representantes del Espacio Hábitat Sur, quienes convocaron el encuentro, y trabajan por el acceso a la tierra, el hábitat y la producción, promoviendo los desarrollos locales y el cuidado del planeta. El pasado Sábado 31 de Julio, diversas organizaciones sociales como la CCC, Barrios de Pie, Juana Azurduy, Movimiento Evita, MOCASE, MTE, Movimiento Arraigo, organismos del Estado, instituciones vinculadas al desarrollo del hábitat, vecinos y productores de la zona concurrieron al encuentro y ahora constituyen la Mesa de la Tierra.
Aliaga es también el abogado de muchos productores que estuvieron presentes en el encuentro: “Hay muchas historias donde aparece alguien con papeles truchos y quiere sacarle las tierras a los productores. O que porque un productor tiene cinco lotes se piensa que es un montón, pero veinte lotes conforman una sólo hectárea. Queremos volver a valorizar los espacios rurales”, explica Federico y afirma: “Espacio hábitat sur es un espacio nuevo, que viene a pensar, a reflexionar y aportar ideas en términos de hábitat y desarrollo de la tierra”.
La Mesa de la Tierra pretende visibilizar la problemática que sufren las y los productores rurales de General Rodríguez en relación a la falta de regularización de sus tierras, generando un registro de las tierras en las que vive y produce cada productor. La mayoría accedió a la tierra hace muchísimos años de maneras muy típicas en la zona: con posesiones y concesiones de acciones posesorias.
“Son sectores que se agachan hace muchísimos años a trabajar la tierra, y son los que llevan el alimento todos los días a las mesas argentinas. La Mesa de la Tierra es un espacio de trabajo concreto que quedó constituida entre todas las organizaciones y vecinos que participaron del encuentro”, precisa Aliaga.
El primer trabajo en concreto es generar un registro, que el registro sirva para poder avanzar en una regularización nominial. “Acá hay productores que están hace más de veinticinco años en algunas tierras, viviendo y produciendo, y por los avances de la especulación inmobiliaria, aún no tienen su escritura. Aunque los productores no tengan los veinte años cumplidos demostrables, porque a veces aunque estén hace veinte años no son demostrables, hay que pensar una normativa, una ordenanza municipal, de regularización y de reconocimiento”, remarca el abogado.
La primera idea de la Mesa es recorrer los lugares realizando esta tarea, y que esto sea un ejemplo para que después la provincia articule los medios necesarios. “Lo principal es encontrarnos y trabajar de forma unificada, sino no hay forma de que le podamos dar pelea al avance de la especulación inmobiliaria y el agro negocio. Tenemos que recuperar estas zonas como rurales”, señala Aliaga.
La Mesa de la Tierra también se propone ofrecer asesoramiento y herramientas de defensa de la tierra. Las productoras y productores son la posibilidad de construir un modelo de soberanía alimentaria, y pensar formas que tengan que ver con el hábitat más allá de lo urbano. Esto es un problema que sucede en todos los conurbanos, los límites de las grandes ciudades y las áreas donde empieza la ruralidad. Hay una ciudad que va pujando, desalojando y despojando de la tierra a pequeños productores familiares.
Ángel Strapazzon, referente del Movimiento Campesino de Santiago del Estero (MOCASE), planteó en el encuentro “la necesidad de acceder a la tierra para conseguir alimentos. La tierra tiene que ver con el futuro de la humanidad, y esto lo demostró la pandemia, en que muchas personas se preguntaron, al verse aisladas en sus departamentos, ‘¿Qué hago acá en esta ciudad?”.
Strapazzon afirmó que “la vuelta al campo es una hipótesis futura y certera”, y llamó a “disputarles a los agro negocios y a la especulación inmobiliaria, tensando al gobierno para que ponga el tema en agenda. Los trabajadores de la tierra deben organizar, producir, propagar lo que hacen y disputar”.
La Mesa podrá servir como tercero de confianza frente a potenciales conflictos vinculados a la tierra en el distrito de General Rodríguez, al contar con un relevamiento de las tierras donde habita y trabaja cada productor y productora.

Finalmente, se buscará articular con el municipio y la provincia para lograr la regularización dominial a favor de cada productor, adecuando las zonificaciones de modo tal que los espacios rurales se sostengan como tales, y se propicie un crecimiento con arraigo en los territorios. Proponiendo ideas para un nuevo tipo de desarrollo que rompa la falsa dicotomía urbano-rural.
Entre las problemáticas que afrontan día a día, además de las fumigaciones de los campos dedicados al agro negocio que rodean la zona, está la inseguridad. “Tenemos los vicios de lo rural más profundo, del agro negocio, y de lo urbano también, por los problemas de seguridad que se enfrentan. Tenemos lo mejor y lo peor de los dos mundos”, subraya Federico Aliaga.
La Mesa también se propone ser un apoyo a los productores de la zona siempre que haya un conflicto con alguien que quiera venir a sacarlos, teniendo el registro nominial como herramienta, y su propio aval. “Somos muchísimas organizaciones y espacios que vamos a estar diciendo que ese productor hace años que vive ahí” afirma Aliaga. De ésta manera buscan evitar las situaciones de violencia y de estrés que afrontan quienes producen la tierra de manera agroecológica y familiar.

Cuando fue el turno de hablar de Wilder, productor de origen boliviano, contó la particular visión que tienen las personas que viven de este tipo de trabajo, a diferencia de las que viven en los espacios urbanos: “Tenemos que hacerles entender a los que están en las oficinas que nosotros necesitamos la tierra para vivir. Queremos vivir de la tierra. Es nuestra forma de vida”.