Tres mujeres jóvenes son asesinadas. Tres jóvenes, muy jóvenes, son brutalmente asesinadas y descuartizadas. Un triple…
Un Bachillerato Popular de barro en Loma Hermosa
A fin de año se graduará la cuarta camada. Como una alternativa al desguace de la educación pública, en la esquina de Eva Perón y Tucumán, del barrio Loma Hermosa de San Martín, funciona un Bachillerato construido con adobes de barro, hace siete años, por cooperativas del programa Argentina Trabaja.
El terreno pertenecía a un corralón de materiales, que presentó su quiebra en 2001, cuando el país atravesaba una de las peores crisis, como consecuencia de las políticas neoliberales que se aplicaron en los ’90.
Un año después, una vecina tomó el terreno con fines útiles para el bien común. Por mucho tiempo fue usado para hacer huerta para proveer de verduras a los vecinos. En 2011 se inauguró el Bachillerato popular. Fue posible por la gente del barrio y voluntariados universitarios.
“En principio la idea era que sea una biblioteca y un espacio para que los vecinos realicen talleres y actividades culturales. Hasta que conocimos al Sindicato de Canillitas –donde actualmente milita- y la Coordinadora Batalla Educativa. El Bachillerato se creó porque lo demandaba esta comunidad. Fue posible porque somos un grupo de personas que estamos firmes y organizados para garantizar el derecho a la educación”, cuenta a Zorzal Diario la docente, Sabrina Fernández Rovito.
Están nucleados al Sindicato de Canillitas, que ha creado 62 Bachilleratos. Este es el más usado para el desarrollo de actividades artísticas. Tiene un aula grande, cocina y baño. Allí también se realiza la feria Peñalosa, en honor a Chacho Peñalosa. Allí discuten las necesidades del barrio. Además, reflexionan sobre la historia que fue negada al Pueblo.
“Tenemos nuestro propio programa educativo. En la materia comunicación y cultura, que se debe cursar en primer año, les pedimos a los alumnos que redacten sus autobiografías. Lo hacemos porque consideramos que es una forma de despertar el interés por la escritura y mostrar que si dedicamos tiempo a borrar y volver a escribir, puede transformarse en un trabajo. Es mostrar que todos somos capaces de escribir y triunfar en la vida haciendo lo que a uno le gusta hacer”, explica Fernández Rovito.
Realizan actividades artísticas, como narraciones de hechos históricos. Una de las tareas que los miembros del Bachillerato hacen con frecuencia: es tocar timbre casa por casa y para incentivar a la gente a estudiar. Todo a pulmón, los docentes no cobran, solo trabajan porque pretenden construir una sociedad más justa.
“En este momento concurren veinte jóvenes y adultos, suelen ser mas, pero cuando se complica la situación económica y laboral, la gente se aleja de la educación. Es muy difícil para las personas mayores poder estudiar, por eso acá generamos cursadas a las cuales todos pueden acceder, damos una alternativa. Pero lo concreto es, que si la gente no tiene la olla asegurada, no puede estudiar. Los títulos los conseguimos por un acuerdo que hicimos con el gobierno anterior, el cual aún sigue vigente”, finaliza la docente.
Más allá de brindar educación, este espacio apunta a que los vecinos se organicen con fines útiles para poder construir una comunidad más equitativa. Los docentes del bachillerato, se muestran muy angustiados por la forma en que se vive en el barrio la difícil situación del país.
Por Jesús Cabral
Fotos: Evelyn Schonfeld