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Zalik, canciones para la lucha y el abrazo

Hace más de seis años que Zalik recorre bares y espacios culturales con su música, siempre con el rap como estandarte. Ahora el músico de José León Suárez se encuentra en plena mutación e indagando en nuevas texturas, tal como lo demuestra en su última canción “La Luna”, un adelanto de lo que será su nuevo EP. Zorzal Diario dialogó con el joven artista de 21 años acerca de su recorrido, sus influencias y este presente que lo encuentra en una nueva aventura musical.

El nombre que figura en su DNI es Marcelo Junior Soria, pero todos lo conocen como Zalik PGN, apodo que quedó de “una joda de amigos” y que adoptó como nombre artístico. “PGN viene de pugna, significa lucha, y me gustó para darle otra identidad al nombre, que también tiene que ver con mis canciones que son luchas constantes, contra algún sector en especial, o con cosas que me pasan a mi en el día a día”, explica.

Zalik trabaja como gestor cultural en La Bemba, pero además es el sonidista “con el que se encuentran los músicos cada fin de semana”, comenta entre risas. Las palabras salen claras y suaves de su boca, habla con firmeza, con criterio, comprende lo que dice y lo expresa de forma nítida. Su uso del lenguaje es exquisito, su presencia irradia calidez, gestos cándidos, sonrisa constante, su gracia no le impide ponerse serio frente a algunos temas y mostrar su lado más salvaje, más peleador.

“Hasta los quince años viví en Caseros. Me mudé demasiado después de la muerte de mi viejo, por la situación económica. Él era el sostén, mi vieja duraba poco en los laburos, pero siempre por esa zona, hasta que me fui a Suárez, a Villa Corea, Villa Esperanza, como le dice mi abuela. Ella odia que la llame Corea, porque el nombre original del barrio es Villa Esperanza”.

Arrancó con la música por necesidad, las cosas no andaban bien: “Había días que cenábamos torta frita, se disfrazaba como algo bonito, pero realmente era que no teníamos plata. Era fácil de hacer y nos llenaba la panza. Siempre con mis hermanas tuvimos esa necesidad de ganarnos el dinero, nos daba cosa pedirle plata a mi vieja para salir o hacer la nuestra. Lo primero que hice fue tocar la armónica en la calle, parado en una esquina. Aprendí gracias a un profesor que tenía en el colegio”. A pesar de que confiesa ser muy tímido, logró pararse en las esquinas y tocar, las ganas y la necesidad lo movieron.

Mientras su madre se las rebuscaba para conseguir el mango que le diera sostén a su familia, Zalik nunca dejó de estudiar, mantuvo su colegio en Caseros, por lo que tenía que viajar todos los días desde Suárez: “Había días en que a mi mamá no la veía, me iba a las cinco de la mañana, me tomaba el 314 y después el 343, ella estaba en casa cuando yo estaba en el colegio y se iba a laburar cuando yo llegaba. Mi abuela cumplió un rol importantísimo en mi vida, hasta el día de hoy vivo con ella, soy el único que se quedó”.

El músico afirma que se crió entre mujeres y eso tiene mucha influencia en su música: “A mi vieja muchas veces no le daban laburo solo por ser mujer o su sueldo era mucho menor al de los hombres. Ahí empecé a entender mucho más de la realidad que vive el género femenino. No puedo hacer una canción fronteando cosas como suele hacer el género en general sabiendo lo que viví y las bases que me criaron. Sería faltarme el respeto a mí, a mi pasado y a las personas que estuvieron ahí: mi mama, mi abuela y mis hermanas”.

Para Zalik, irse a vivir a la casa de su abuela fue algo que lo marcó mucho. Ahí aprendió el amor al barrio: “Como me vivía mudando, nunca logré tener un apego al lugar donde vivía. Cuando llegué a Suárez, a Villa Esperanza, me encontré con la calidez de los vecinos y me dije ‘claro, esto es el amor al barrio’. A medida que fui creciendo me enamoró la cultura de San Martín, hay mucha hermandad. Hay una conciencia de que estamos todos enlazados, si sube uno subimos todos, no hay competencia, y eso se transmite en las obras, que siempre tienen referencias a los barrios. Está muy presente esta identidad de sentirte de un lugar y que el lugar te abrace, uno nunca es ajeno a lo que pasa en San Martín”.

El abrazo de la luna

Zalik se reconoce muy inquieto, al punto de que cuando algo le empieza a generar alguna incomodidad, por estar mucho tiempo ahí, intenta modificarlo: “Eso me pasó con el rap, me aburria mucho el rap típico. Yo compongo con pistas y con la guitarra. Después con amigos músicos voy cerrando los temas, llevo las ideas y terminamos en el estudio los arreglos, fuimos aprendiendo todos juntos con mis amigos. En esto también tiene que ver toda la música que escuché durante toda mi vida”.

Dentro de sus influencias Zalik explica que es hijo del 2000: “Me crié sonoramente en todo el auge del reggaetón, escuché mucho Daddy Yankee de chiquito, se escuchaba en mi casa y después una de mis hermanas escuchaba mucho rock nacional, entonces como las paredes eran finas, escuchábamos la misma música, y ahí empecé a mamar un poco lo que hoy en día me gusta y me gusta hacer con mi música. Después el rap, escuché mucho Eminem por recomendación de mi hermana más grande, Illya Kuriaki, Magnus Mefisto, y los raperos de acá, como Emanero, Clave de Barrio, Frescolate, Mustafá Yoda. Descubrí el rap argentino, rap en español: Porta, Nach, El Chojin, Sharif, Rapsusklei, que me definieron mucho el estilo”.

La Luna fue producida, grabada y mezclada por Facundo Dip y Gepo García. Zalik cuenta que la canción tiene que ver con su personalidad: “Me gusta mucho abrazar a la gente, y la canción habla mucho de eso. La compuse en la pandemia, cuando estábamos todos lejos, y me gustaba pensar que la luna era como el punto de encuentro entre todas las personas, literalmente se la escribí a mis amigos, por tener esa sensación de no poder vernos y necesitar un abrazo. Fue animarme a hacer algo distinto a lo que venia haciendo, quise hacer algo más simple”.

Respecto a lo que le depara el futuro el musico de Suárez comenta: “Ahora seguimos trabajando por ese camino y si todo va bien pronto va a salir un EP, fragmentado en dos, la idea es antes de fin de año tener la primera parte que se va a llamar ‘Bajo el cielo de Berlín’. Ya hay varias canciones armadas, es una nueva etapa, un poco más lejos del rap. Este espectro de canciones son muy para escuchar en ese horario en que el cielo esta anaranjado, cuando se viene la noche y el día dice me voy”.

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