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Mil personas marcharon por Araceli

La madre de Araceli Fulles dijo a viva voz lo que sentía, guiada por un discuso escrito previamente, rodeada por amigos, familiares y vecinos que le gritaban “fuerza Moni” y “justicia” cada vez que el llanto se asomaba. Más de una cuadra compacta marchó por Avenida Márquez y dobló por 9 de julio, hasta la plaza donde Araceli fue vista por última vez.

“¿Cómo vivir sin vos hija de mi vida? ¿Cómo se hace? Si mi corazón y mi mente ya no es la misma. Ya no estás para que mami te lave tus rulitos. Ya no estás mi bebé. Yo no voy a poder besarte, abrazarte y mimarte como lo hacía”, comenzó diciendo la madre de Araceli.

“Y no vamos a parar hasta que estén todos en cana”, le gritó un hombre desde el público. También acompañaron el acto las organizaciones sociales de San Martín, que colaboraron intensamente con la familia en los 25 días en que Araceli estuvo desaparecida.

En ese período el grupo de hombres que compartieron la situación en que la mataron se iban enterando de los pasos de la investigación por los hermanos Emmenuelle y Jonhatan Avalos tienen un tercer hermano que es oficial subinspector del Comando de Patrullas de Tres de Febrero de la Policía Bonaerense.

Durante la investigación las autoridades perdieron la cadena de custodia de los elementos probatorios. Este fue el argumento por el cual la Cámara resolvió que todos los imputados menos uno quedaran en libertad, por falta de mérito. La Sala 1 de la Cámara de Apelaciones también ordenó al fiscal general que se investigue sobre quién es responsable de esta falta de cuidado con las pruebas.

Aquella mañana del 2 de abril de 2017, en un mensaje a su madre le dijo “prepará el mate que voy para allá” y ése fue el último contacto de Araceli Fulles. La joven que estuvo 25 días desaparecida hasta que su cuerpo fue hallado enterrado abajo de una losa recién hecha en la casa de Darío Badaracco. “Por qué estás lacras, tenían que sacarle la vida a mi hija con tan sólo 22 años.No entiendo por qué tanta maldad, tanta saña”, remarcó Mónica, la mamá de Araceli en el acto que logró organizar al cumplirse el primer año de la muerte de su hija, transitando el duelo. En el escenario la acompañaban familiares de otras víctimas de violencia a quienes les ha sido muy espinoso el camino para lograr Justicia.

Estaba la mamá de Candela Sol Rodríguez, Carola, estaba el papá de Natalia Melmann, Gustavo, y ambos padres de Luna Ortiz, la chiquita de Tigre, de 19 años que salió de su casa para buscar trabajo en una zapatería, a principio de junio de 2017, y apareció muerta. La policía dijo que murió de sobredosis, que la habían intercambiado por droga. Las cámaras de seguridad la muestran siendo trasladada en estado de inconsciencia. Las familias necesitan de la Justicia para saber qué pasó en verdad con sus hijas.

En el caso de Araceli los imputados son Hernán Badaracco -el hermano de Darío Badaracco que está detenido-, Carlos Cassalz, Marcelo Escobedo, Hugo Cabañas, Emmanuele y Jonathan Avalos -hermanos de un efectivo del Comando de Patrullas de Tres de Febrero-, Marcos Ibarra y Daniel “el Chino” Alaniz. Todavía resta que hizo cada uno en la escena del crimen.

Darío Badaracco permanece detenido gracias a dos mujeres. Primero la mujer con la que convivía declaró que no estuvo con él en el momento de la muerte de Aracelí, y agregó que le había pedido que consiga un albañil para hacer la losa.

Después, esa tarde, intentó fugarse y fue reconocidos por una grupo de mujeres que charlaban mientras sus hijos jugaban en una plaza del barrio 1.11.14, de Capital. Habían visto la foto de Badaracco por la televisión. Debieron insistir para que reaccionen los gendarmes que patrullaban el barrio, hasta que lo convencieron y apresaron al hombre, que deambulaba como perdido.

“Hay algo ausente en mi casa, como si tuviera la luz apagada, y quiero agradecerle a todos, a todos los que me acompañan, de todo corazón gracias. Y pido Justicia por mi hija, Justicia por ella”, dijo en otro tramo, parada arriba de un banco de la plaza. Para cerrar, invitó a los que quieran “darle un poco de luz a mi hija” encendiendo una vela sobre el banco de la plaza en el que Araceli merecería estar sentada tomando una cerveza.

En medio de los vientos y los bombos de la murga, después de la suelta de globos, Chicho, amigo de Araceli durante los últimos 9 años, la recordaba diciendo que “Vos le preguntas a cualquiera en el barrio y esto, esto era la Negra, siempre con una sonrisa, esa que está en las fotos, no te la olvidás más, así quiero recordarla, siempre bailando, siempre cantando”.

“Nosotros la buscábamos en donde nos hacían creer que estaba. Ellos fueron desviando la investigación”, agrega respecto de los responsables de su muerte, y de la cadena de complicidades, del silencio cómplice machista, para tratar de que el crimen quede impune.

En este sentido se expresó también Alba Silberstein, de Mujeres Unidas de San Martín. “Este caso en particular es para nosotras muy simbólico porque si bien veníamos articulando con varias mujeres de otras agrupaciones en relación a la agenda de género, a partir de la desaparición de Araceli nos dimos cuentas de que teníamos que coordinar en conjunto la búsqueda, y que juntas podíamos lograr un montón de cosas. Lamentablemente continuaron habiendo otros femicidios, se asemeja mucho al caso de Melina Romero”.

“Hay una especie de trata encubierta en muchos casos, que tiene que ver con el consumo de estupefacientes. Los casos de trata en general no son como muchos lo tienen en la cabeza, que las secuestran y las encierran a las chicas. Es a través de un conocido, de cómo se tejen los vínculos entre chicas y chicos, terminan enganchadas en esa red”, explica Silberstein.

“Lo que necesitamos es una fiscalía especializada en género, y seguir trabajando para que haya una subcomisaría de la mujer, en Suárez, que ya tiene expediente y resolución desde el año pasado pero que todavía no funciona como tal. Y también que la Comisaría de la Mujer que está, que funcione como debe, porque incluso hubo un cambio y pusieron un comisario varón”, reclama Silberstein, en representación de la Coordinadora de Agrupaciones de Género de San Martín.

También estuvo presente el intendente Gabriel Katopodis, acompañado por varios funcionarios, y representantes de innumerables agrupaciones, organizaciones y partidos locales. La movilización nunca se terminó de desconcentrar por completo. Los más cercanos se iban para el lado de la casa de Araceli, a rendirle un homenaje en el mural en el que pintaron a la Negra sonriente.

Por Vanina Pasik
Fotos: Evelyn Schonfeld

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