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Maxi Rial: “Somos portavoces de lo que pasa en nuestros barrios”
El rapero nacido y criado en el barrio Independencia de José León Suárez sigue dando pasos firmes en su carrera musical. A punto de lanzar un material que lo encuentra en una nueva etapa musical, afirma que “se viene una parte de Maxi Rial que casi nadie conoce y un montón de música que nunca me vieron cantar”. Zorzal Diario dialogó con el joven de 25 años, que hace más de diez canta lo que ve en su barrio y lo que vive su gente, además lleva adelante la productora El Palacio, en el mismo barrio que lo vio crecer, donde le brinda la posibilidad a los más jóvenes para que desarrollen su música.
Maxi llega temprano al Club de la Música para la entrevista con su gorra en la cabeza dada vuelta y una mirada tranquila desde sus ojos claros. Se sienta en la bañadera y deja ver un tatuaje en su antebrazo izquierdo que dice: “adentro somos todos lo mismo”. Enseguida arranca la charla y cuenta, sobre sus inicios con la música, que arrancó a rapear en séptimo grado, por unas competencias de freestyle que vio y le llamaron la atención, sobre todo el mensaje que transmitían: “Te acercaba propuestas como de la unión, el respeto y la hermandad, y usar la música y la poesía de una forma más respetuosa y para acercarle un mensaje a alguien”.
Maxi creció en el barrio Independencia donde sigue viviendo hasta el día de hoy, allí se fue familiarizando con los sonidos que escuchaba en su barrio: “Absorbía un montón la cultura estadounidense del hip hop, la ropa ancha, las cadenas y todas esas cosas, pero era como una movida más de diversión, de fiesta y cuando empecé con el rap, se me corrió esa idea y empezó a ser más una forma de transmitir un mensaje con la música”.
El rapero tiene claro que el ingreso a la secundaria técnica de la UNSAM fue lo que le hizo ver el trabajo social, que hacían los profesores y las profesoras de ese colegio, y lo mezcló con el rap que venía haciendo: “Empecé a mirar más para adentro de mi barrio y vi que había un montón de cosas más reales ahí para comunicar y que yo podía dar mi versión de las cosas. Fue un poco llevar el mensaje que la escuela nos quería dar a nosotros: la importancia del barrio, de lo que hacemos desde el fondo y la importancia de que eso se visibilice, que salgamos a contar lo que pasa, sea bueno, sea malo. Contarlo con la positividad que yo ya tenía y creo que me caracteriza: cantarle a otra gente sobre nuestros barrios y que la gente de mi barrio cuando me escucha no escucha, que le estoy cantando a ellos, sino que estoy cantando por ellos. Los que me escuchan me brindan su respeto por suerte y yo agradecido”.

Luego de su paso por secundaria técnica N°1 Manuel Belgrano, en San Martín, donde le tocó repetir de año, “era una escuela que no me estimulaba para nada mi parte artística”, encontró en la escuela técnica de la Universidad de San Martín un lugar donde se sintió más cómodo “porque te acercaban herramientas para desarrollar lo que vos quieras hacer”.
En sus inicios junto a sus amigos, rapeaba arriba de pistas que obtenía de internet, “que era la forma que teníamos de hacerlo porque una instrumental te costaba mucha plata. La poníamos en un pendrive y salíamos a distintos bares, centros culturales, a donde sea que nos ofrezcan un espacio para tocar nuestra música. Al principio hicimos freestyle, pero empezamos a armar nuestras canciones, de rap. La onda era ir a mostrar tu música en vivo adelante de la gente, sean dos, cinco o sesenta personas. Era hacerlo en vivo y hasta ahora sigo manteniendo ese mismo gusto”.
Para Maxi la fascinación por el rap pasaba por la capacidad de poder “tirarte en una oración siete rimas diferentes y hacer cuatro de esas, juntarlas y que eso tenga sentido. Eso para mí es maravilloso, poder comunicar cosas”.
Esa atracción por comunicar cosas que veía y sentía lo condujo del freestyle a la canción que era lo que más le gustaba: “Quería ir con mis pistas preparadas y cantarlas, muy pocas veces improvisé en vivo. Lo que a mí siempre me interesó fue hacer música y mostrarla”.
Para crear, Rial, como gusta llamarse por el sonido de la pronunciación de su apellido, que en ingles significa real, trabaja con una estructura más o menos definida: “un estribillo en el medio, en el inicio y en el final y después rellenar todo con versos que era como yo escribía el rap cuando era más chico, eso se fue deformando. Escribo en el colectivo, caminando, en mi casa, pero por lo general cuando estoy en movimiento. Después las llevo al estudio sin nunca haberla grabado y tengo una hora para hacerlo como me salga y así iban saliendo las canciones”.
Maxi tiene muy claro lo que busca a la hora de componer: “La música para mí es comunicar cosas y eso implica dar tu punto de vista y hay que saber que somos portavoces de lo que pasa en nuestros barrios. Ahí vos tenés para elegir si aportas a lo que todos dicen que pasa en nuestro barrio o si parás la oreja, abrís los ojos y vés bien, qué es lo que está pasando”.
Sus temas fueron grabados en La Nube Studio, “que nos trató como artistas verdaderamente, porque justamente el productor es un artista que es amigo nuestro de cuando rapeábamos antes y es algo muy valioso eso”.
El Palacio
Maxi habla en plural para contar sobre su trabajo como productor en el que hace tiempo esta dedicado para ayudar a otros a que puedan seguir por el sendero de la música: “Con mis compañeros de barrio, con los que yo empecé a rapear desde que era muy chiquitito, y que hasta ahora nos seguimos manteniendo como amigos y compañeros en este digamos sueño que tenemos, armamos una productora que se llama El Palacio, que tiene su parte audiovisual y su parte musical”.
A partir del largo camino que tuvieron que atravesar para poder grabar su música, Maxi y sus compañeros empezaron a tener la necesidad de que muchos pibes y pibas que quieren arrancar en la música en San Martín, no la pasen tan mal como la pasaron ellos: “Quisimos generar un asesoramiento para artistas que están recién empezando, para que tengan las herramientas con las que nosotros contamos ahora después de tantos años. El objetivo es transmitir todo lo que aprendimos estos años a pibes y pibas que quieran hacer lo mismo. Transformé esas ganas de hacer música en ganas de ayudar a otros pibes del barrio a que hagan su música. Estoy aprendiendo un montón del Kcique, que es nuestro productor”.

A esta nueva tarea que realiza, Maxi le está dando mucha prioridad: “porque lo veo como un bien común. Ya no soy solo yo, es pensar por un grupo. Soy uno más en el colectivo de todas estas personas que están tratando de empujar esto para que salga y lo vamos a hacer. Acá en San Martín ya hay gente que está trabajando con la música y que le fue súper bien y que por ahí no tuvo herramientas, y eso hace que lleve más tiempo, que te sientas desmotivado en algunos momentos, pero ya hay por lo menos un precedente de que alguien lo pudo hacer desde acá. Personas como Gusty DJ, Zaramay, Faccu hdr, que son pibes que arrancaron como nosotros rapeando en una plaza acá en San Martín, pero ahora están trabajando con productoras muy grosas y están trabajando de verdad con la música”.
Con el estudio también apareció la oportunidad de experimentar en un montón de otros géneros y a experimentar hasta con el Auto Tune: “Me gusta probar, me gusta flashear distintas cosas hasta lo que no me gusta, probar para ver cómo le puedo dar mi esencia. Pero un rap no lo grabo con Auto Tune. Si vos querés que la gente baile capaz sí el reggaeton tiene que estar afinado, tiene que decir ciertas palabras que vos te las puedas aprender rápido, que es una de las características que tiene. En un rap querés escuchar a alguien rapeando, hablándote cosas y querés aprenderte una letra que sea súper difícil, buscas otras cosas”.
El trabajo del artista
Haber nacido en un barrio de la periferia hace que sea mucho más difícil sostener la música, así lo describe Rial: “Tenés que tener plata para el estudio, para el videoclip, para la ropa que vas a usar para el videoclip, aparte para sobrevivir y esa plata tiene que salir de algún lado y si vos sos un artista independiente esa plata no la sacás de la música, la sacás de otro trabajo o dos o tres trabajos. Te sacan tiempo de ser artista y eso es lo más difícil de hacer música desde el barrio. No tenés acceso a un montón de cosas que te las tenes que ganar vos y al mismo tiempo te ves atravesado por la realidad de que tenés que sostener tu casa, tenés que salir adelante en otros aspectos más que con la música y hasta a veces no tenés más que darle la prioridad a sobrevivir”.


Maxi explica que lo lleva bastante bien porque trabaja con una organización social: “Trabajo como fotógrafo, pero es un trabajo cooperativo, junto con lo de El Palacio, que también estamos cobrando nuestras producciones, pero yo trabajo como fotógrafo, hago mi música y aparte tomo trabajos de fotografía, hago videoclips, por suerte pude adaptar mi trabajo a mi música y poder sostener las dos cosas después de mucho trabajo, pero hay muchos pibes y pibas que no lo pueden hacer. Tenés que encontrar un espacio que sea compañero con eso. El trabajo cooperativo es muy importante”.
Sangre de Campeón
Hace poco cuenta Maxi que con Kcique y Chino Ready grabaron el tema Sangre de Campeón, para Fernando “El Puma” Martínez, campeón mundial de boxeo en el peso super mosca: “Fue loquísimo porque es cliente de la barbería donde trabaja Kcique, nuestro productor, fue a cortarse el pelo y entre charla y charla le dijeron: ‘che, mira que este te puede hacer un tema’. Después de una semana nos mandaron mensajes: ‘Che si, hagan la canción’. Nos pusimos manos a la obra, fuimos a La Nube, hicimos esa canción entre los tres y se la regalamos al pumita, que por suerte defendió el título y ganó de nuevo”.
Este nuevo desafío fue muy emocionante para el musico de Suárez porque “normalmente para eso habrían contratado a alguien que tenga prestigio. Nosotros sentimos que tenemos una carrera construida acá en San Martín pero que nos falta un montonazo todavía, más allá de la edad y de los años que invertimos acá, pero saber que nosotros estamos a la altura de poder hacer una canción para un campeón mundial de boxeo, que le encante y la lleve a todos lados donde vaya, es buenísimo. Nos mandó un vídeo agradeciéndonos, se puso a llorar, es un pibe de barrio como nosotros, son cosas increíbles”.

